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SOBRE LA TEORÍA DE LA PERSONALIDAD EN ROGERS

Rosario Rodríguez Fraile

 “El ser humano tiene la capacidad latente, si no manifiesta, de comprenderse a sí mismo y de resolver sus problemas suficientemente para la satisfacción y la eficacia necesarias a un funcionamiento adecuado. Tiene también la tendencia a ejercer esta capacidad.”


A esta capacidad se la llama: tendencia a la actualización.
Esta es la idea básica de la teoría de Carl Rogers, psiquiatra americano, 1902-1987, que revolucionó la psicología en los años 60 con unas ideas que contradecían los principios psicológicos, filosóficos y religiosos del momento.
Pero Rogers no quería hacer otra teoría fija, segura e inamovible. Lo que quería era formular una teoría que explicara lo que llevaba años observando en su trabajo y que abriera nuevas direcciones de investigación.
Rogers observa los fenómenos, los explica y los vuelve a observar para comprobarlos. Así se asegura de que su teoría nunca estará cerrada y siempre admitirá nuevos datos de la experiencia y, como consecuencia, cambios que la enriquezcan, la maticen y la acerquen un poco más a la realidad.


Lo que observa es la conducta humana en relación y lo que busca son las constantes con las que opera la naturaleza humana.


Llega a estas conclusiones:
·  Todo individuo vive en un mundo continuamente cambiante de experiencias, de las que es el centro.
Cuando Rogers habla de experiencias está hablando de vivencias, de la forma que cada uno tenemos de percibir, sentir y reaccionar ante lo que ocurre a nuestro alrededor y en nuestro interior. Para distinguir este concepto de lo que habitualmente entendemos por experiencias, lo llama experienciar.
Este experienciar es el mundo interior del individuo, lo que hace a ese individuo, su realidad personal. Una realidad subjetiva en doble sentido: porque es la realidad de un único individuo y porque depende en gran manera de una forma particular de percibir el mundo. Pero lo único seguro que tenemos para empezar a movernos y construirnos como personas.
Sólo una pequeña parte de este experienciar es consciente. Otra parte queda inconsciente y nunca sabemos que hemos tenido esas experiencias, pero igualmente nos dan forma. Y otra parte se hace consciente cuando lo necesitamos. El campo que se gane al inconsciente depende del interés y la atención del individuo.
Si la persona está atenta a su experienciar, es honesta consigo misma y acepta su realidad personal, o interior, este experienciar es su guía para decidir, elegir y dirigir su vida.
Esto, así, de golpe, nos hace pensar que ¡menudo barullo de emociones, ideas y de historias es nuestro mundo interior! ¡Cómo para guiarse por él!
Pero pararos un momento para fijaros en vuestra experiencia: en momentos importantes, decisivos o angustiosos, sin darnos cuenta, decidimos teniendo en cuenta lo que sentimos, lo que experimentamos: decidimos de acuerdo a lo que nos hace sentir paz, o alegría o seguridad… En los momentos decisivos no decidimos siguiendo un razonamiento. Decidimos escuchando nuestro experienciar. A esto, afinándolo con la atención y la práctica es a lo que se refiere Rogers cuando habla del experienciar como guía.
(Por cierto, un discípulo de Rogers, Gendlin, consigue convertir esta teoría en una técnica segura para clarificar el experienciar)
·  El ser humano es un todo organizado, un organismo dinámico, que funciona de forma global en la dirección de su desarrollo.
Todo organismo tiene una tendencia o impulso a actualizarse, mantenerse, diferenciarse, ampliarse, restaurarse y a realizar su naturaleza en la dirección de la maduración, tal como se define para cada especie, lo mejor que puede bajo las circunstancias en las que se encuentra. Esto implica autorrealización, autonomía y socialización. Todas las necesidades están subordinadas a esta necesidad de actualización y esta es la motivación básica del ser humano en la vida. “La tendencia a la actualización puede… ser frenada o distorsionada, pero no puede destruirse sin destruir el organismo”.
Rogers afirma que la tendencia a luchar por una madurez autónoma es más fuerte que el deseo de quedarse en una cómoda dependencia. Y constata que, aunque en principio preferimos la dependencia, no se ha encontrado una persona que cuando examina su situación profundamente y la percibe con claridad elija dejar la dirección de su vida en manos de otro. Pero este cambio siempre se hace a través de la lucha y el dolor.
La condición esencial para que la tendencia a la actualización cumpla su objetivo es que la experiencia sea comprendida correctamente.
·  La conducta es básicamente el esfuerzo intencional del organismo por satisfacer sus necesidades tal como las experimenta.
Y aquí está la importancia de comprender, tal como es, la propia experiencia (experienciar). Y la dificultad.
Frente a nuestro experienciar están nuestras ideas. Con la educación nos enseñan lo que debemos pensar sobre las cosas, cómo se deben enfocar, los criterios a seguir para evaluarlas, incluso cómo debemos sentir. Incluso las palabras con las que debemos nombrarlas. Estas enseñanzas pasan a ser nuestras ideas y muchas veces, estas ideas, no coinciden con nuestro experienciar. Como cuando nos decían, de niños, que debíamos estarnos quietos: lo que experimenta el niño es que el movimiento le proporciona todo tipo de salud, lo que aprende es que en el movimiento hay algo “malo”. O ahora: el niño experimenta la necesidad de un límite, de una referencia con la que moverse, lo que aprende es que en los límites hay algo “malo”.
Estas ideologías aprendidas hacen de interferencias a la hora de comprender lo que estamos experimentando y viviendo y nos confunden.
Nos confunden de dos maneras:
1. Nos guiamos no por la realidad, sino por nuestra percepción de la realidad.
2. Sentimos la necesidad de realizarnos, pero, creyendo realizarnos, satisfacemos necesidades que nada tienen que ver con ese impulso de nuestro organismo a la maduración.
Esta es una de las causas más profundas de insatisfacción y de sufrimiento.
Rogers cree que la conducta no está causada por algo que ocurrió en el pasado, sino por las tensiones y necesidades presentes derivadas de la tendencia a la actualización.
Nuestra insatisfacción presente no está causada por algo que ocurrió en el pasado, sino porque en el presente no estamos dando respuesta a nuestra tendencia natural al desarrollo.
Esta respuesta es algo que sólo puede encontrar el interesado, y sólo la puede encontrar escuchando su experienciar.
Para ello debe recordar que la función de la razón humana no es dar vueltas a las cosas y buscar argumentos que apoyen los principios aprendidos.
La función de la razón humana es observar la realidad para decidir de forma consecuente con ella.
Faltan muchos detalles para que la riqueza de “la teoría de la personalidad de Rogers” esté completa, pero para andar por casa creo que nos pueden servir estas tres ideas:
-Hay una tendencia a la actualización en el ser humano que le lleva hacia su plenitud
-La propia experiencia es el camino por el que esta tendencia nos guía
-No ser fieles a la propia tendencia a la actualización e ignorar la propia experiencia son las causas más profundas de insatisfacción y sufrimiento.
Durante varios años Rogers no fue admitido por el colegio de médicos de su país como científico. Alegaban que no observaba datos medibles. Hoy todas las escuelas de psicología admiten que la teoría de Rogers es la base para cualquier tipo de terapia. Gracias a Rogers todos hemos avanzado y todos tenemos un poco más fácil bregar con la propia vida. La Inteligencia emocional: trabajar con la razón y las emociones en equipo, hoy es la última moda.
Si queréis leer algo de Rogers: “Psicoterapia centrada en el cliente”, “El proceso de convertirse en persona”, “El camino del ser”. Pero no sé cómo será leer estos libros si no estáis familiarizados con estas ideas y temas. Quizás sea más fácil leer algo sobre como “escuchar” el experienciar: “Emociones: una guía interna” – de Leslie Greenberg , “A la búsqueda de nuestro genio interior”- de Kevin Flanagan, “La memoria corporal”- de Luz Casanova.

 

(Tomado de la revista ATRIO)