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    Hacia una Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana II

     

    Las cincuenta y ocho propuestas del reciente Sínodo de los Obispos

    Propuesta 21: LOS MIGRANTES

    Así como muchos países se han beneficiado enormemente de la presencia de personas llegadas de otras partes, también la Iglesia se ha nutrido significativamente del testimonio y de la acción evangelizadora de muchos de ellos, comprometidos en el mandato misionero: "Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación" (Mc. 16,15).

    Dados los riesgos y amenazas a la fe de los pueblos migrantes, es importante que la Iglesia les de su apoyo a través de un plan pastoral que los incluya –y con ellos a sus familias--, y les recuerde la importancia de dicho lugar como célula viva de la sociedad y de la Iglesia doméstica. Las parroquias deben ayudar a los migrantes a integrarse en la sociedad y en la comunidad cristiana.

    El plan pastoral de la Iglesia para los migrantes no solo debe acoger a los migrantes y promover su dignidad humana, sino sobre todo, debe ayudarles a integrarse en la vida de la Iglesia, respetando su propia tradición ritual; este plan debería también ayudar a prevenir que la Iglesia católica los pierda.

    Los migrantes no son solo receptores, sino también protagonistas de la proclamación del Evangelio en el mundo moderno.

    Frente a los grandes movimientos migratorios, es importante insistir en la centralidad y dignidad de la persona, en particular a la luz de graves fenómenos como la nueva esclavitud ligada al tráfico vergonzoso de personas, especialmente de niños, y la compraventa de órganos. Esta toma de conciencia debe aumentar cuando se trata de refugiados, personas desplazadas, migrantes por mar, viajeros y gente sin hogar.

    Propuesta 22: LA CONVERSIÓN

    El drama y la intensidad del choque de siempre entre el bien y nunca el mal, entre la fe y el miedo, deben ser presentados como la base esencial, como parte integrante de la llamada a la conversión a Cristo. Esta lucha continúa a un nivel natural y sobrenatural. "Mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran" (Mt 7, 14). Muchos obispos han hablado de la necesidad de una renovación en la santidad de sus propias vidas, si quieren ser agentes verdaderos y efectivos de la Nueva Evangelización.

    La Nueva Evangelización exige una conversión personal y comunitaria, nuevos métodos de evangelización y una renovación de las estructuras pastorales, para ser capaces de pasar de una estrategia pastoral de mantenimiento a una posición pastoral que sea verdaderamente misionera.

    La Nueva Evangelización nos guía hacia una auténtica conversión pastoral, que nos empuja a actitudes y acciones que conduzcan a la vez a evaluaciones y cambios en la dinámica de las estructuras pastorales, que ya no cumplen con las exigencias del Evangelio en la era actual.

    Propuesta 23: SANTIDAD Y NUEVOS EVANGELIZADORES

    La llamada universal a la santidad es constitutiva de la Nueva Evangelización, que ve a los santos como modelos eficaces de las variadas formas en la que se puede alcanzar esta vocación. Lo que es común en las diferentes historias de la santidad, es el seguimiento de Cristo que se expresa en una vida de fe activa en la caridad, que es una proclamación privilegiada del Evangelio.

    Reconocemos en María un modelo de santidad que se manifiesta en los actos de amor, que van hasta el don supremo de sí mismo. La santidad es una parte importante de todo trabajo evangelizador para aquel que evangeliza, y para el bien de los que son evangelizados.

    Propuesta 24: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

    Para promover una nueva evangelización en la sociedad, se debe prestar más atención a la doctrina social de la Iglesia, entendiendo que se trata de un anuncio y un testimonio de la fe, un medio indispensable de la educación a la fe (cf. Caritas in veritate, 15). Esta adhesión a la doctrina social de la Iglesia debe estar presente en el contenido de la catequesis, en la educación cristiana, en la formación de los seminaristas, de religiosos y religiosas, en la formación permanente de los obispos y sacerdotes, así como de modo particular en la formación de los laicos.

    El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia es un recurso valioso en el desarrollo de esta formación permanente.

    Propuesta 25: ESCENARIOS URBANOS DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    La Iglesia reconoce que las ciudades humanas y la cultura que expresan, así como las transformaciones que tienen lugar en ellas, son un lugar privilegiado para la Nueva Evangelización. Insertándose a sí misma en el designio salvífico de Dios, la Iglesia reconoce que la "Ciudad santa, la nueva Jerusalén" (cf. Ap. 21, 2-4) está en cierta medida ya presente en las realidades humanas.

    Mediante la implementación de un plan de pastoral urbana, la Iglesia quiere identificar y comprender estas experiencias, lenguajes y estilos de vida que son típicos de las sociedades urbanas. Tiene la intención de hacer sus celebraciones litúrgicas, sus experiencias de vida comunitaria y el ejercicio de la caridad, relevantes para el contexto urbano, para encarnar el Evangelio en la vida de todos los ciudadanos. La Iglesia también sabe que en muchas ciudades, la ausencia de Dios se verifica en constantes ataques a la dignidad humana.

    Estos incluyen: la violencia relacionada con el narcotráfico, la corrupción en sus diversas formas y muchos otros crímenes. Creemos que el anuncio del Evangelio puede ser la base para la restauración de la dignidad de la vida humana en estas zonas urbanas. Es el Evangelio de Jesús, que ha "venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn. 10, 10).

    3) Las respuestas pastorales a las circunstancias contemporáneas

    Propuesta 26: PARROQUIAS Y OTRAS REALIDADES ECLESIALES

    Los obispos reunidos en Sínodo afirman que la parroquia sigue siendo la primera presencia de la Iglesia en los barrios, el lugar y el instrumento de la vida cristiana, que es capaz de ofrecer oportunidades para el diálogo entre las personas, para escuchar y proclamar la Palabra de Dios, para una catequesis orgánica, para la formación en la caridad, para la oración y la adoración, así como para la celebraciones gozosas de la Eucaristía. Además, los padres sinodales quieren animar a las parroquias a encontrar maneras de orientarse hacia un mayor énfasis en la evangelización, que podría incluir misiones parroquiales, programas de renovación de las parroquias y retiros parroquiales.

    La presencia y la acción evangelizadora de las asociaciones, movimientos y de otras realidades eclesiásticas son un estímulo útil para la realización de esta conversión pastoral. Las parroquias, como realidades eclesiales tradicionales y nuevas, están llamadas a hacer visible la comunión de la Iglesia particular reunida en torno al obispo.

    Con el fin de llevar la Buena Nueva de Jesús, como lo exige la nueva evangelización, todas las parroquias y sus pequeñas comunidades deben ser las células vivas, lugares para promover el encuentro personal y comunitario con Cristo, para experimentar la riqueza de la liturgia, para proporcionar una educación cristiana inicial y permanente, y para educar a todos los fieles en la fraternidad y la caridad, especialmente con los pobres.

    Propuesta 27: EDUCACIÓN

    "Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado" (Mt. 28,19-20). La educación es una dimensión constitutiva de la evangelización. Proclamar a Cristo resucitado, es acompañar a todos los seres humanos en su historia personal, en su desarrollo y en su vocación espiritual. La educación debe, al mismo tiempo, promover todo lo que es verdadero, bueno y bello que hace parte de la persona humana, es decir, la educación del espíritu y de las emociones para apreciar la realidad.

    Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes tienen el derecho de ser evangelizados y educados. Las escuelas y universidades católicas responden de esta manera a esta necesidad. Las instituciones públicas deberían reconocer y apoyar este derecho.

    Las escuelas deben ayudar a las familias a introducir a los niños a la belleza de la fe. Las escuelas ofrecen una gran oportunidad para transmitir la fe, o al menos de hacerla conocida.

    Los padres sinodales están agradecidos por la labor educativa realizada por miles de profesores, hombres y mujeres, en las instituciones educativas católicas de los cinco continentes. Debido al papel único de los docentes, es importante que reciban capacitación permanente en el desempeño de sus responsabilidades. Las escuelas deben tener la libertad de enseñar. Esta libertad es un derecho inalienable.

    Por lo tanto, con el fin de asegurar que nuestras instituciones sean agentes de evangelización, y no solo de los productos de la evangelización, el Sínodo:

    --Alienta a las instituciones educativas católicas a hacer todo lo posible para preservar su identidad como instituciones eclesiásticas;

    --Invita a todos los docentes de asumir su liderazgo como discípulos bautizados de Jesús, testimoniando a través de su vocación como maestros;

    --Insta a las Iglesias particulares, familias religiosas y a todos los que tienen responsabilidades en las instituciones educativas, que faciliten la corresponsabilidad de los laicos, ofreciendo una formación y un acompañamiento adecuado para este fin.

    Propuesta 28: CATEQUESIS DE ADULTOS

    No se puede hablar de la Nueva Evangelización si la catequesis de adultos es inexistente, fragmentada, débil o descuidada.

    Cuando estos defectos están presentes, el ministerio pastoral se enfrenta a un serio desafío.

    Las etapas y los niveles del catecumenado de la Iglesia muestran cómo, en el plano bíblico, catequético, espiritual y litúrgico, la historia de una persona y su camino de fe pueden ser entendidas como una vocación a través de su relación con Dios (cf. Evangelii Nuntiandi 18, Instrumentum Laboris, 92).

    En todo esto, el carácter público de la decisión de fe que asume el catecúmeno, que crece poco a poco en la comunidad y en la diócesis, tiene un impacto positivo en todos los fieles.

    Propuesta 29: LA CATEQUESIS, LOS CATEQUISTAS Y EL CATECISMO

    Una buena catequesis es fundamental para la Nueva Evangelización. El Sínodo destaca los servicios esenciales que dan los catequistas a las comunidades eclesiales y expresa su profunda gratitud por su dedicación. Todos los catequistas, que son al mismo tiempo evangelizadores, tienen que estar bien preparados. Todos los esfuerzos deben hacerse, en función de la capacidad de la situación local, para ofrecer a los catequistas una sólida formación eclesial que es espiritual, bíblica, doctrinal y pedagógica. El testimonio personal de fe es en sí mismo una poderosa forma de catequesis.

    El Catecismo de la Iglesia Católica y el Compendio son, ante todo, un recurso para la enseñanza de la fe y para apoyar a los adultos de la Iglesia en su misión de evangelización y catequesis.

    Conforme a la Carta Apostólica Ministeria Quaedam del papa Pablo VI, las conferencias episcopales tienen la oportunidad de pedir a la Santa Sede, para la creación del ministerio del catequista.

    Propuesta 30: TEOLOGÍA

    La teología, como ciencia de la fe, tiene su propia importancia para la nueva evangelización. Los sacerdotes, los profesores y catequistas deben ser formados en instituciones de educación superior. La Iglesia aprecia y alienta la investigación y la enseñanza de la teología. La teología científica tiene su propio lugar en la universidad, donde se debe dar un diálogo entre la fe y las otras disciplinas y el mundo secular. Los teólogos están llamados a cumplir este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia. Es necesario que ellos piensen y sientan con la Iglesia (sentire cum Ecclesia).

    El Sínodo propone que la Nueva Evangelización se considere un elemento integral de la misión de cada facultad de teología y que se instituya un departamento de estudios sobre Nueva Evangelización en las universidades católicas.

    Propuesta 31: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA OPCIÓN POR LOS POBRES

    El papa Benedicto XVI enseña que "Jesús se identifica con los pobres: los hambrientos y sedientos, los forasteros, los desnudos, enfermos o encarcelados. «Cada vez que lo hiciste con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hiciste» (Mt. 25, 40). Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios" (Deus Caritas Est, 15).

    Hoy en día existen nuevos pobres y nuevas formas de pobreza: los hambrientos y los sin techo, los tóxicodependientes, los inmigrantes, los marginados, los refugiados políticos, o "ecológicos", los pueblos indígenas. La actual crisis económica afecta seriamente a los pobres. Entre los más pobres de la sociedad están las víctimas de la triste pérdida de respeto por la dignidad inviolable de la vida humana inocente.

    La opción preferencial por los pobres nos impulsa a ir a buscar a los pobres y trabajar por ellos, a fin de que puedan sentirse como en casa en la Iglesia. Ellos son tanto receptores como actores de la Nueva Evangelización.

    Propuesta 32: LOS ENFERMOS

    La Nueva Evangelización debe ser siempre consciente del misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo. Este misterio arroja luz sobre el sufrimiento de la gente, que puede encontrar en la cruz de Cristo, la comprensión y la aceptación del misterio de sufrimiento que da esperanza en la vida futura.

    En los enfermos, en los que sufren o en las personas con discapacidad o con necesidades especiales, el sufrimiento de Cristo está presente y tiene una fuerza misionera. Para los cristianos, siempre debe haber espacio para los que sufren y los enfermos. Ellos necesitan nuestra atención, aunque nosotros recibimos aún más de su fe.

    A través de los enfermos, Cristo ilumina a su Iglesia, de modo que quien entre en contacto con ellos, encontrará reflejada la luz de Cristo. Por esto los enfermos son protagonistas muy importantes de la Nueva Evangelización.

    Todos los que están en contacto con los pacientes deben ser conscientes de su misión. No podemos olvidar, cuando construimos nuevos hospitales, de asegurarse que nunca le falte un ambiente de confort y apoyo, así como un lugar de oración.

    Propuesta 33: EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    El sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación es un lugar privilegiado para recibir la misericordia de Dios y el perdón. Es un lugar de sanación tanto personal como comunitaria. En este sacramento, todos los bautizados viven un nuevo encuentro personal con Jesucristo y con la Iglesia, que favorece una reconciliación total a través del perdón de los pecados. Aquí, el penitente encuentra a Jesús y, al mismo tiempo, él o ella experimentan un aprecio más profundo de sí mismo o de sí misma. Los padres sinodales piden que este sacramento se vuelve a poner en el centro de la actividad pastoral de la Iglesia.

    En cada diócesis, debe haber por lo menos un lugar dedicado de manera especial y permanente a la celebración de este sacramento, donde los sacerdotes estén siempre presentes, para permitirles a los fieles experimentar la misericordia de Dios. El sacramento debe estar especialmente disponible, incluso a diario, en los lugares de peregrinación y en las iglesias especialmente dedicadas a esto.

    La fidelidad a las reglas específicas que rigen la administración de este sacramento es necesaria. Todo sacerdote debe considerar el sacramento de la penitencia, como parte esencial de su ministerio y de la Nueva Evangelización, y en cada comunidad parroquial deberá ser reservado un momento adecuado para oír confesiones.

    Propuesta 34: DOMINGOS Y DÍAS FESTIVOS

    La Eucaristía debe ser la fuente y la cumbre de la Nueva Evangelización. Los padres sinodales exhortan a todos los fieles a renovar su comprensión y su amor a la celebración eucarística, donde sus vidas sean transformadas y unidas a Cristo que da su propia vida para la gloria de Dios Padre, para la salvación del mundo entero.

    Aunque hay un contraste entre el domingo cristiano y el domingo secular, el domingo debe ser recuperado para la Nueva Evangelización, según la enseñanza del beato Juan Pablo II en la Dies Domini. El domingo, con su carácter sagrado y especial ligado a la misa dominical, debe ser el centro de la vida católica.

    El propósito es la participación plena, consciente y activa en la liturgia por parte de toda la comunidad. El año litúrgico con sus diversas fiestas, debe ir acompañado de un verdadero programa de evangelización, sobre todo en Navidad y en Pascua.

    Propuesta 35: LITURGIA

    La celebración digna de la sagrada liturgia, el regalo más precioso de Dios para nosotros, es fuente de la más alta expresión de nuestra vida en Cristo (cf. Sacrosanctum Concilium, 10). Es, por lo tanto, la expresión primera y más poderosa de la Nueva Evangelización.

    A través de la liturgia Dios desea manifestar la belleza incomparable de su inmenso e incesante amor por nosotros, y nosotros, por nuestra parte, queremos ofrecer lo que sea más hermoso de nuestra adoración a Dios, en respuesta a su regalo. En el intercambio maravilloso de la sagrada liturgia, en la que el cielo baja a la tierra, la salvación está a la mano, provocando el arrepentimiento y la conversión del corazón (cf. Mt. 4,17; Mc. 1,15).

    La evangelización en la Iglesia requiere una liturgia que eleve el corazón de los hombres y de las mujeres hacia Dios. La liturgia no es solo una acción humana, sino, un encuentro con Dios que lleva a la contemplación y a la amistad íntima con Dios. En este sentido, la liturgia de la Iglesia es la mejor escuela de la fe.

    Proposición 36: DIMENSIÓN ESPIRITUAL DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    El agente principal de la evangelización es el Espíritu Santo, que abre los corazones y los convierte a Dios. La experiencia de encontrar al Jesucristo, se hace posible por el Espíritu Santo que nos introduce en la vida de la Trinidad, acogida en un espíritu de adoración, de oración y de alabanza, debe ser fundamental en todos los aspectos de la Nueva Evangelización. Es la dimensión "contemplativa" de la Nueva Evangelización, que se alimenta continuamente a través de la oración, comenzando con la liturgia, especialmente la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia.

    En consecuencia, se propone que la oración deba ser alentada y enseñada desde la infancia. Los niños y los jóvenes deben ser educados en la familia y en las escuelas a reconocer la presencia de Dios en sus vidas, para alabarlo, darle gracias por los dones recibidos de El, y pedir al Espíritu Santo que los guíe.

    Proposición 37: EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN EN EL CONTEXTO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    Todos los fieles cristianos reciben la misión de evangelizar, en nombre de los sacramentos del bautismo y de la confirmación que han recibido. En estos, los fieles son sellados por la unción del Espíritu Santo y están llamados a participar en el misterio de Pentecostés.

    A través de la confirmación, los bautizados reciben la plenitud del Espíritu Santo, sus dones, y la fuerza para testimoniar el Evangelio abiertamente y con valentía.

    Es importante que una catequesis mistagógica acompañe la gracia de la adopción filial recibida en el bautismo, haciendo hincapié en la importancia del don del Espíritu Santo, el cual permite participar plenamente en el testimonio eucarístico de la Iglesia y de su influencia en todos los ámbitos de la vida y de la actividad humana.

    Por lo tanto, una catequesis adecuada y sistemática antes de recibir estos sacramentos, es de una importancia primordial.

    Proposición 38: LA INICIACIÓN CRISTIANA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    El Sínodo quiere afirmar que la iniciación cristiana es un elemento crucial en la nueva evangelización y es el medio por el cual la Iglesia, como madre, genera sus hijos y se regenera. Por lo tanto, proponemos que el proceso tradicional de la iniciación cristiana, que a menudo se ha convertido simplemente en una preparación aproximativa para los sacramentos, sea vista en todo lugar, desde una perspectiva catecumenal, dando más importancia a una mistagogía permanente, y convirtiéndose así en una verdadera iniciación a la vida cristiana a través de los sacramentos (cf. Directorio General para la Catequesis, 91).

    En esta perspectiva, no es irrelevante que la situación actual con respecto a los tres sacramentos de la iniciación cristiana, a pesar de su unidad en la teología, sea pastoralmente diferente. Estas diferencias en las comunidades eclesiales no son de carácter doctrinal, sino diferencias de criterio pastoral. Sin embargo, este Sínodo pide que aquello que el santo padre dijo en ‘Sacramentum Caritatis’, se convierta en un estímulo para las diócesis y las conferencias episcopales para revisar su práctica de iniciación cristiana: "Concretamente, es necesario verificar qué praxis puede efectivamente ayudar mejor a los fieles a poner de relieve el sacramento de la Eucaristía como aquello a lo que tiende toda la iniciación". (Sacramentum Caritatis, 18).

    Proposición 39: PIEDAD POPULAR Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

    La piedad popular es un verdadero lugar de encuentro con Cristo y también expresa la fe del pueblo cristiano en la Santísima Virgen y los santos. La Nueva Evangelización reconoce el valor de estas experiencias de fe y las alienta como caminos para crecer en la virtud cristiana.

    Las peregrinaciones a lugares sagrados y santuarios son un aspecto importante de la Nueva Evangelización. No solo por los millones de personas que siguen haciendo estas peregrinaciones, sino porque esta forma de piedad popular es en este momento una oportunidad especialmente prometedora para la conversión y el crecimiento en la fe. Por tanto, es importante que se desarrolle un plan pastoral que acoja adecuadamente a los peregrinos y que, en respuesta a su deseo profundo, se les brinde la posibilidad de que el tiempo de la peregrinación pueda ser visto como un momento de gracia.

    Proposición 40: EL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

    El Sínodo da las gracias al santo padre por la creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, como una herramienta al servicio de las Iglesias particulares, y pide que este dicasterio lleve adelante las discusiones sinodales con un posterior estudio y a través del desarrollo y la promoción la Nueva Evangelización.

    También invita a considerar el establecimiento por cada conferencia episcopal, de una comisión, a fin de promover el estudio y la difusión del magisterio pontificio relativo a los temas que forman parte de la Nueva Evangelización. De esta manera, se podrá crear una fuerte colaboración entre las Iglesias particulares, y por lo tanto, una mayor eficacia en la implementación de la Nueva Evangelización.