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LA NOVEDAD DE LA EVANGELIZACIÓN
EN EL ACTUAL CONTEXTO SOCIO-CULTURAL

I

I. UN PROYECTO EN MARCHA ENTRE AMBIGÜEDADES

      1. La expresión "nueva evangelización" ha hecho fortuna. Lanzada por Juan Pablo II en Haití, en 1983, al anunciar el novenario de años para la conmemoración del V Centenario de la evangelización de América se ha incorporado al lenguaje pastoral y teológico de los últimos años produciendo un cúmulo ya inmenso de documentos, artículos, estudios, libros, tratados(1).
      En labios de Juan Pablo II y en su primer momento la expresión se lanza como una proclama, como un grito. Suena a deseo y a intuición. Como en cualquier intuición todo estaba allí, pero implícito. Tenía que producirse un proceso amplio de reflexión para poder desentrañar y comprender todo su contenido. Así lo pidió el mismo Juan Pablo II.
      El grito provocó inmediatamente alarma en determinados círculos eclesiásticos. Y adhesiones viscerales en otros. Según sus actitudes previas ante la figura de Juan Pablo II. Por lo que unos y otros se ponen a buscar intenciones, a desentrañar contenidos. Gracias a unos, la intuición se explicita. Gracias a los otros, se matiza. Entre el esfuerzo de todos el tema avanza y la expresión y el proyecto se perfecciona. Hoy, pasados estos años de defensas y ataques, de exaltaciones y de matizaciones, de entusiasmos y de denigraciones, hay ya acuerdos sustanciales en lo fundamental.
      Es necesario un proceso de nueva evangelización tanto en los países del llamado primer mundo, marcados por lo que se califica ya como un mundo post-cristiano o una cultura de la increencia como en los países conocidos como "tercer mundo", en los que, aunque tocados ya también por un proceso cultural avocado al mismo desenlace, la cultura de la creencia cristiana está todavía muy presente y mantiene una amplia influencia en las capas populares, pero donde la fe no parece haberse personalizado ni influir significativamente en la organización social, económica y política(2).
     
      2. Mientras se mantuvo como "grito" la nueva evangelización se podía interpretar como una proclama restauracionista: recuperar el terreno perdido por la Iglesia en la sociedad moderna, secular; restaurar la "sociedad cristiana" en la que el evangelio o la iglesia recuperara el poder y la influencia social, cultural y política conseguida en épocas pasadas.
      No puede negarse que el tenor de algunos textos y el talante de no pocas actuaciones sí han podido tener esta preocupación y esta intención(3). Pero las conciencias más críticas, más en contacto con la cultura actual, y las más sensibles a los hombres de hoy, han obligado a retomar el grito, a corregirlo y adecuarlo al contexto actual, y a poder asumirlo de otra manera, a impulsarlo por otros derroteros. Pero no han podido destruir la fuerza profética del mismo.
      En realidad una nueva evangelización fue ya el objetivo que lanzó el Concilio Vaticano II. El impulso fue recogido bajo el apelativo de "evangelización" en los Sínodos de 1971 y de 1974, que dieron lugar a los Documentos "la justicia en el mundo" y la Exhortación apostólica "Evangelii nuntiandi" de Pablo VI, donde se trataba de aclarar el sentido y contenidos de la evangelización, de sus métodos, de sus agentes. Este es también el impulso que se trata de aplicar enseguida y adaptar para América Latina en Puebla(4).
      La celebración del V Centenario de la evangelización de América y la nueva situación europea con el desmoronamiento político de los países bajo sistema comunista, ha acelerado la conciencia y la necesidad del proceso(5). Por otra parte, el crecimiento progresivo de los hombres que ni siquiera han oído hablar de Cristo(6) y la circunstancia de la celebración del Tercer milenio con los tres años preparatorios del jubileo del nacimiento del Salvador han sido ocasión para retomar y analizar su urgencia e impulsar la universalidad del mismo. Asimismo ha obligado a pensar y repensar en qué ha de estar la fuerza de la novedad.
      Hoy hay que reconocer que ya no se trata de un simple grito o proclama o slogan. El grito se ha hecho proyecto. Se ha hablado incluso del "primer proyecto pastoral a escala de Iglesia universal "(7), un proyecto necesario(8). Para todas partes y para todos, tanto para los creyentes, que se mantienen en una fe tradicional, sociológica, sin haberla personalizado, y sin influencia en sus vidas, como para los que ya moran en el agnosticismo o en la increencia o incluso en la confesión explícita de ateísmo, como también para los que nunca oyeron hablar de El.

II. EN BUSCA DE LA "NOVEDAD" DE LA EVANGELIZACIÓN

      Una de las fuentes de ambigüedad que afecta al proyecto ha sido el sentido del calificativo "nuevo", dónde estaría y cuál sería la "novedad". La fórmula expresada en la proclama de Haití "nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión" se repite hasta la saciedad, pero sin aclarar, sin profundizar(9).
      En el contexto del discurso de Haití y dada la referencia a la "primera" evangelización de América, "nuevo" se entiende primordialmente en un sentido temporal: una "segunda" evangelización, que viene "después" de la primera, de la que se celebra el V centenario. La novedad estaría en completar, ampliar, profundizar, corregir la antigua, la primera. Por eso bastaría recuperar el entusiasmo y el ímpetu (ardor), renovar los métodos adaptándolos al momento presente, corregir las expresiones.
      Al extenderse y profundizarse la reflexión se ha entrado en una comprensión más profunda de la "novedad"(10). No es sólo la "segunda", la posterior, en sentido cronológico. Se percibe que subyace, aunque sea inconscientemente, la diferencia que ya la Biblia conoce entre lo nuevo-actual-joven (neós), y lo nuevo de diferente cualidad, rozando otra naturaleza (kainós). En buena expresión lingüística no sería una "nueva evangelización", sino una evangelización "nueva": de otro estilo, de otra calidad, de otro orden, en otra línea. Se percibe que está en juego la diferencia entre lo antiguo, envejecido ya, que no sirve porque no es válido y "lo nuevo" que substituye, invalida, desautoriza, abandona lo anterior, aun cuando se reconozca una verdadera continuidad, porque siempre se tratará, como se acentúa permanentemente, de "el único evangelio de Jesucristo Salvador"(cf. Evangelii Nuntiandi ).
      La misma historia bíblica de la revelación o de la evangelización nos ofrece testimonio de evangelizaciones nuevas. Especialmente significativas han sido la "novedad" en la época del
 destierro de Judá (II-III Isaías) y la "novedad" de Jesús de Nazaret(11).
      La destrucción de Jerusalén y el destierro de Babilonia crea una situación nueva en el pueblo de Dios. Se desmorona toda una concepción del mundo, de Dios, de la historia, del pueblo, de las instituciones. La evangelización realizada por el II Isaías es nueva porque anuncia una "buena noticia", diferente, inesperada, inaudita: Dios sigue actuando pero de otra manera, se manifiesta con otro rostro. La novedad está: en el modo de ver la realidad que acontece y de situarse ante ella, por eso se hablará de unos nuevos ojos y un nuevo corazón (cf. Ez 36, 28) para leer la historia (cf. Is 42, 18-20; 43, 8.19); en el modo de presentar la presencia y actuación de Dios, bajo la imagen de "un nuevo cielo y una nueva tierra" (Is 65, 17); en una nueva manera de entenderse a sí mismo como pueblo de Dios, de superar los fallos, errores y pecados de la época anterior ( Is 58, 1-2; 66, 1-4; 61, 1-3), de redescubrir y asumir nuevos compromisos o realizaciones de la fe en el nuevo momento histórico( Is 56, 10-12; 58, 3-7),; un nuevo modo de convivir y de relacionarse, en unas estructuras sociales, económicas y políticas de otro tipo y estilo(Is 52, 7; 49, 6.8)
      Con Jesús, el "evangelio" o buena noticia se hace otra vez "novedad". Se descubre una nueva imagen de Dios, el Padre, con un estilo nuevo de actuar en las obras de Jesús ( Mt 11, 19; 2 Cor 8, 9). Se vuelven a leer los hechos con nuevos ojos, descubriendo en ellos la presencia del Reino de Dios (Mc 1, 14; cfr. Mt 16, 1-4, Lc 11. 5-6.20); se afirma un nuevo tipo de compromiso religioso como es el de la defensa del hombre de la opresión de los poderosos y aun de la misma ley ( Mc 2, 27-28; 7, 89), el de la acogida del hombre, del marginado, del impuro, del maldito ( Jn 7, 49; 9, 34), el de su liberación ( Mt 5, 45):
      Desde aquí se comprende que la novedad de la evangelización también en nuestra época es algo muy serio. Muy distinto de una simple reevangelización o renovación de fachadas(12). No se trata solo de renovar o recuperar el brío, "el ardor" por parte de los evangelizadores. No solo de readaptar métodos, ni cambiar expresiones inadecuadas. Se trata de encontrar nuevos paradigmas de comprensión del evangelio y nuevos paradigmas de comunicación de su mensaje. Encontrar qué buena noticia puede darse y recibir el hombre de hoy que vive en un contexto cultural nuevo.
      La novedad afecta pues a todo: al método, a la expresión, al ardor, sí, pero también y sobre todo, al contenido, al lenguaje, al talante, a la presentación del mensajero, a la encarnación del mismo, a las instancias o estructuras evangelizadoras. Es rehacer la sustancia evangelizadora desde sus cimientos .

1. La Bibliografía es ya inmensa. Véase una presentación de la más importante en A. TROBAJO DÍAZ, Boletín Bibliográfico sobre "nueva evangelización", en STUDIUM LEGIONENSE, 36 (1995) 257-299. En el cuerpo de este artículo y de los sucesivos se irán ofreciendo los títulos que nos han parecido más importantes y que han guiado estas reflexiones.

2. La conciencia de esta necesidad se ha acentuado aún más con el programa de nueva evangelización que está suponiendo en estos momentos la iniciativa pontificia de celebrar con especial solemnidad el Tercer Milenario del nacimiento de Cristo tal como se fundamenta y diseña en la "Tertio Millennio adveniente" de Juan Pablo II y en las iniciativas que lo están secundando a nivel mundial y en las diversas iglesias particulares.

3. Ofrecen una buena síntesis de todo el proceso L. GONZÁLEZ CARVAJAL, Evangelizar en un mundo postcristiano, Sal Terrae, Santander 1993, pp. 115-154; F. SEBASTIÁN AGUILAR, Nueva evangelización. Fe, cultura y política en la España de hoy, Encuentro, Madrid 1991, pp. 17-21; A. GONZÁLEZ DORADO, La nueva evangelización. Génesis y líneas de un proyecto misionero, en CELAM, Nueva evangelización. Génesis y líneas de un proyecto misionero, Celam, Bogotá 1991, pp. 25-52 C. FLORISTAN, La nueva evangelización según los documentos oficiales, PASTORAL MISIONERA 177 (1991) 33-46; S. GAYA, La segunda evangelización en el pensamiento de Juan Pablo II, PPC, Madrid 1990.

4. PUEBLA. La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina. Tercera Conferencia general del Episcopado Latinoamericano, 27 de enero al 13 de febrero de 1979.Ed. Celam, Bogotá 1994.

5. Cf. SANTO DOMINGO. Conclusiones. Nueva evangelización. Promoción humana. Cultura cristiana. IV Conferencia General del Episcopado latinoamericano, 12-28 octubre 1992. Declaración final del Sínodo para Europa, 14-XI-1991, en ECCLESIA 2559 (1991) 1920-1928.

6. Cf. el reciente Sínodo sobre África y el que se prepara para las Iglesias de Asia.

7. A.GONZÁLEZ DORADO, Génesis... p. 35; C. PASTORE, De la primera a la nueva evangelización, ITER 1 (1990) p. 8.

8. J.MARTÍN VELASCO. La nueva evangelización, ambigüedades de un proyecto necesario, MISIÓN ABIERTA 5 (1990)87-97; C. FLORISTAN, La "nueva evangelización". Ambigüedades y exigencias, SAL TERRAE 94 (1991) 879-891; A. TORRES QUEIRUGA, La nueva evangelización como desafío radical, IGLESIA VIVA, 164/65 (1993) 105-123.

9. Alguna voz rara y aislada se ha levantado contra este calificativo por entender que desde Jesús ya nunca más hay posibilidad de una "buena noticia" que sea nueva. Cfr. F. FERNÁNDEZ RAMOS, La evangelización cristiana, STUDIUM LEGIONENSE 33 (1992) 11-49.

10. Cf. en esta línea, el n. 12 (diciembre 1991) de SAL TERRAE, bajo el título "Para que sea evangelización, para que sea nu1eva".

11. Un hermoso estudio sobre esta "novedad", que resumimos aquí, se encuentra en C. MESTERS, La Biblia y la nueva evangelización, Sal Terrae, Santander 1992.

12. Cf. F. MARTÍNEZ, La nueva evangelización, ¿restauración o alternativa?, en D. SALADO (Coord.), Inculturación y nueva evangelización, Ed. San Esteban, Salamanca 1991, pp.153-174. B. RODRÍGUEZ, La nueva evangelización. Un reto a la pastoral. Paulinas, Madrid 1991.