Com licença!

 
     Como «vocacionero» que he sido llevo en el alma lo que Jesús responde a los dos discípulos: «Venid y veréis» que coincide con lo de Felipe a Natanael: «Ven y verás». Es la mejor pastoral vocacional.
    Convencido de que «hay vidas que llaman» pregunto siempre que puedo a sacerdotes «por qué me hice sacerdote». A sacerdotes, a obispos, a religiosos, a canónigos, a… un aprendiz de Nuncio hoy.
     A veces pido que cuenten lo que hacen ahora.
    Es lo que hice tras leer los 7 «días»: pedirle Com licença un suplemento de 5 ó 3 “días” de su vida en Maputo. O siete.

JSV

     Com licença. Con esta locución, muy típica del país que me acoge, doy respuesta a la pregunta ¿por qué eres sacerdote?
     Me llamo Josep Lluís Serrano Pentinat, soy sacerdote de la diócesis de Tortosa, y en la actualidad estoy al servicio de la Iglesia en Mozambique como secretario de la Nunciatura Apostólica en Maputo.
     Nací en un pequeño pueblo de montaña de la cordillera mediterránea, Tivissa. En esta villa recibí los primeros signos que el Señor me llamaba para una vida de total identificación con su Persona y con su Misión.
     Voy a describir mi llamada y mi escucha a ser sacerdote en siete etapas hasta llegar a la que hoy estoy viviendo:

1

El primer día de la vocación transcurrió en la parroquia de San Jaime de mi pueblo. El párroco, mosén José María Subirats, celoso por la formación de los monaguillos para un mejor servicio del altar, nos reunía cada domingo y después de la Misa teníamos la catequesis parroquial. Fueron años que viví con una actitud de apertura a la Palabra de Dios vivida en lo cotidiano de un muchacho de pueblo. En aquel momento no era consciente de cómo el mosén y la catequista estaban plasmando un vivir cristiano que desembocaría en un ser sacerdote.

     Acompañar al sacerdote a celebrar en las diferentes comunidades parroquiales era uno de los alicientes dominicales más deseados, asimismo como ayudar a la preparación de la liturgia. Más tarde ya pasé a preparar a los monaguillos más jóvenes para las grandes celebraciones, sobretodo la Semana Santa en las tres parroquias.

     Al terminar octavo de EGB, el mosén propuso a mis padres la posibilidad de ir a estudiar al Seminario Menor de Tortosa. Y así fue, en septiembre de 1991 empecé el primero de BUP en el Colegio diocesano de la Inmaculada en el Seminario Menor.

2

De este modo empieza mi segundo día: la experiencia de vivir con otros jóvenes de la diócesis que estaban dispuestos a recibir esta llamada peculiar para el servicio al Pueblo de Dios, ser sacerdote.

     Un grupo, entre doce y quince, éramos los jóvenes provenientes de las diferentes zonas de la diócesis dertosense. Aprendí de mis formadores a vivir en comunidad: rezar, estudiar y hacer deporte eran las actividades que nos urgían. Cuando terminé los estudios secundarios, después de un discernimiento acompañado por el director espiritual, pasé al Seminario Mayor, allí se sucedieron seis años de estudio entre la filosofía y la teología. Descubrí que sabía muy poca cosa sobre Jesucristo, el Hijo de Dios, su Iglesia y la vida sacramental, y así fue como disfrute estudiando teología para conocer a Quién realmente estaba dando sentido a mi vida. Fueron años más bien de formación intensa, no mucha pastoral por decir la verdad, simplemente cuando estaba en el pueblo, allí siempre organizábamos alguna actividad con los monaguillos y los otros catequistas de confirmación.

3

Llegamos al tercer día del “vocacionado”: el momento del Sí con la ayuda de Dios. Diría en portugués: com licença, es decir, con el permiso del Señor. Toda vocación, toda llamada es una historia de benevolencia de Dios para consigo mismo y para con toda la humanidad, y esta ternura continúa en el tiempo. Fui ordenado diacono el sexto domingo de Pascua del 2001 en la parroquia donde me bautizaron. Al recibir la sagrada orden, don Javier Salinas me llamó para decirme que el próximo verano me incorporaría a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Amposta y allí estuve todo un curso de experiencia diaconal. Trece meses de servicio a la comunidad parroquial fueron la experiencia y así al terminar pude decir con el apóstol Pedro: In nomine tuo laxabo rete!

4

El cuarto día de este diario vocacional transcurre de cura rural. Al ser ordenado sacerdote en la Iglesia Catedral de Santa María de Tortosa, el cuarto domingo de Pascua del 2002, recibí también la nueva misión, párroco de tres parroquias rurales: la Palma de Ebro, la Bisbal de Falset y Margalef de Montsant.

     Fueron años de un celo apostólico enorme, el contacto directo con la realidad de las familias, los niños y jóvenes y los ancianos que visitaba para que recibieran el Señor, llenaron mi ser de una profunda gratitud y entrega que iba creciendo cada día. En esta época empecé a estudiar en los tiempos libres, notaba la necesidad de continuar la formación. Un compañero sacerdote mayor me comentó: Aprovecha para echar raíces como la Santa castellana. Y así lo procuré en las tierras del norte de la diócesis de Tortosa.

5

En el quinto día llega otro destino que va a marcar el ser sacerdote, la formación romana. En 2005, recibí la nueva misión del Obispo para ir a ampliar estudios en Teología Dogmática a la Universidad Gregoriana, siendo alumno del Pontificio Colegio Español de San José en Roma, fundado por nuestro sacerdote tortosino mosén Sol, el beato Manuel Domingo y Sol. Fueron años para conocer la riqueza de las diócesis españolas, una realidad que desde la pequeña Tortosa, había pasado totalmente desapercibida. Otro aspecto que subrayo de esta época fue la amistad sacerdotal que entablé y el ejemplo recibido de tantos compañeros que me estimularon a vivir y a entregarme cada día más y mejor para poder servir al Pueblo de Dios cuando volviera a mi querida tierra del valle del Ebro.

6

A la vuelta de Roma, y éste es el sexto día, la misión se transformará en docencia en el Seminario Mayor y el Instituto a distancia San Agustín, siendo párroco en Vandellós y Hospitalet del Infante. Dos años más de intensidad y de vitalidad al lado de la brisa del mar mediterráneo. Una parroquia de costa que se llenaba hasta rebosar el templo y el joven sacerdote ardía en el espíritu misionero. No sabía todavía, que me esperaba esta nueva misión de ser testigo de comunión al servicio del Sucesor de Pedro en la Iglesia.

7

Y finalmente el último día, la preparación en la Pontifica Academia Eclesiástica entre 2009-2012 y mi primera misión en Mozambique. Una vida de comunidad sacerdotal ha forjado este llamamiento particular, para ser testimonio de comunión, y de este modo haciendo realidad la solicitud del Santo Padre por todas las iglesias locales. Así pues, vivo cada día la vocación recibida como un don y una muestra de la benevolencia de Dios para con toda la humanidad. Y de este encuentro personal fluye el deseo de proponer a todos los pueblos los derechos del hombre que nacen del Hombre Nuevo, Jesucristo.

     Y termino como he empezado, com licença, o sea pidiendo permiso, porque es así como el Señor entra en nuestras vidas con el respeto hacia nuestra libertad. Los niños de la calle de Maputo vienen a la Nunciatura y siempre piden com licença, si les podamos dar agua. Ellos llevan sus botellas. ¿Qué llevamos nosotros y qué le pedimos al Señor? Muchas gracias y que muchos jóvenes puedan ofrecer su vida y llenarse de su Presencia para dar de beber a una humanidad sedienta.


      A Kalimambo (gracias) Son casi las cinco de la mañana y ya tenemos un sol radiante, me asomo a la ventana y lo primero que hago es contemplar el océano Índico con esa típica calina que hace de las aguas estén calmadas y serenas. Así empezamos la jornada con esta palabra de la lengua local del sur de Mozambique, Kalimambo, o sea, agreciendo.

     B Introibo ad altare Dei.
Ad Deum qui laetificat iuventutem meam. Después de una mirada agradecida al océano viene la celebración de la Eucaristía. Ésta constituye la fuerza del nuevo día para trabajar para el bien de la Iglesia en la nunciatura. Es el primer acto de comunidad precedido de un tiempo de oración personal.

     C A continuación empieza el trabajo interno de la sede, servicio a la Iglesia local y diálogo con el gobierno. No siempre fácil y agradable, pero entrañable, ver tantos misioneros que gastan y se desgastan por el Evangelio en tierras del continente africano. Muito obrigado!

     D Por las mañanas, las visitas son frecuentes, desde misioneros que vienen con sus proyectos hasta nuevos embajadores que comienzan su nueva misión en el país. Hoyo-hoyo (bienvenido).

     E Llega el momento de conocer Mozambique. Acompañar a esta Iglesia local, visitar comunidades, diócesis y llevarles el sentimiento de cercanía del Santo Padre y el memento que somos Pueblo de Dios que caminamos en comunión y en comunidad hacia el encuentro con el Padre. Communio Ecclesiarum.

     F Un sábado con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Lar de idosos (casa de ancianos), una casa donde los ancianos viven con dignidad su última travesía. En la residencia se respira el Evangelio encarnado.

     G Emblema de la bandera con libro, azada y arma. Desafíos de la Republica de Mozambique: la educación, los recursos naturales y la defensa.

1. Catedral de Tortosa  2. Tortosa 3. Altar Mare de Déu de la Cinta  4. Mozambique en el mundo  5. Mozambique  6. Bandera

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La obra de la redención no se realiza en el mundo y en el tiempo sin el ministerio de hombres entregados, de hombres que, por su oblación de total caridad humana, realizan el plan de la salvación, de la infinita caridad divina. Esta caridad divina hubiera podido manifestarse por sí sola, salvar directamente. Pero el designio de Dios es distinto; Dios salvará en Cristo a los hombres mediante el servicio de los hombres. El Señor quiso hacer depender la difusión del Evangelio de los obreros del Evangelio. - PABLO VI