Mini-hagiografías enero

 

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS. Así la aclamaron los Padres en el concilio de Éfeso, la Theotocos, porque en ella se encarnó el Hijo de Dios y pudo habitar entre nosotros el Príncipe de la paz, cuyo nombre está sobre todo nombre. / «Dios y Señor nuestro, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida» (1 enero)

EUGENDO (+ 516). Cuando celebró sus Bodas de oro sacerdotales, en una entrevista, le preguntaron por todo lo divino (poco) y lo humano (mucho). Una pregunta fue por su santo preferido. Contestó: San Eugendo. ¿Cómo? Repitió: San Eugendo. ¿Y esto? Me llamaron tantas veces anormal por haber entrado en el Seminario cuando tenía 11 años, que cuando supe que el santo abad de Condat, que cae cerca de Ginebra, toda una figura, humano como el que más, entró en el monasterio a los 7 años, y vivió allí hasta los 71, me encariñé con San Eugendo. ¡Hay cariños oxigenantes! Y santos ejemplares (1 enero)

ODILÓN (962-1031). El 1 de enero cada año celebramos la Jornada Mundial de la Paz (en la que el Papa nos envía un Mensaje para animarnos a ser pacificadores; esperando que lo leamos). La de 2011 es la «XLIV». Parece mucho número. Pura apariencia, si se piensa en el abad Odilón, que fue un pacificador «full time» desde Cluny. «Severo consigo mismo, dulce y misericordioso con los demás. Puso de moda las "treguas" entre sus contemporáneos peleones y en tiempo de hambre ayudó a los necesitados con todas sus fuerzas». Los monasterios cluniacenses durante su paternidad (abbas significa padre) pasaron de 37 a 65. [Al recordar al abad Odilón, nunca olvido al abad Mayolo (+ 994), que fue el que captó la valía del joven monje, lo escogió como abad coadjutor, después de conferirle el presbiterado, y pudo morir tranquilo sabiendo que no dejaba huérfanos a sus monjes]. San Odilón abad desde el año 994 hasta el 1 de enero de 1031. ¡Que ya son «jornadas» de pacificador! (1 enero)

BASILIO MAGNO (+ 379) y GREGORIO NACIANCENO (+ 390). Basilio, nieto de santa Macrina, hijo de san Basilio y santa Emelia, hermano de los santos Macrina la joven, Pedro obispo de Sebaste y Gregorio de Nisa. Gregorio, llamado «el teólogo», hijo de Gregorio I, obispo de Nacianzo, y de santa Nona, hermano de los santos Gorgonia y Cesáreo, primo de san Anfíloco, obispo de Konio. ¡Así cualquiera! «Señor Dios, que te dignaste instruir a tu Iglesia con la vida y doctrina de san Basilio Magno y san Gregorio Nacianceno, haz que busquemos humildemente tu verdad y la vivamos fielmente en el amor» (2 enero)

TELESFORO (+ 136). «El que produce fruto maduro». Buen nombre para un buen Papa. Lo fue durante once años, tres meses y veintidós días. De origen griego. Sucedió a san Sixto I. San Ireneo dice que padeció un «glorioso martirio». Isidoro Mercatore cuenta que escribió el «Gloria in excelsis Deo», el Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombre que ama el Señor, para rezarlo en la Misa del gallo. Buen fruto, que cuando lo rezamos en la misa conseguimos que de nuevo sea Navidad (2 enero)

TEODORO I (594). Lo de «I» se lo he puesto yo, porque es el primer Teodoro santo del año. Obispo de Marsella, «caritas veritatis» era su lema, trabajó por afinar a los desafinados diocesanos, - es una de las obligaciones de todo buen obispo (ya lo dijo Pablo al obispo Timoteo: «corrige, reprende, porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y se volverán a las fábulas»)-, los cuales consiguieron que, nada menos que los reyes Childeberto y Guntramno, desterraran tres veces al obispo Teodoro. Santos obispos desterrados en la historia de la Iglesia ha habido muchos. Y los habrá, gracias a Dios. Verdadero don de Dios, aunque no se llamen Teodoro (2 enero)

SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS. Litúrgicamente es una fiesta que ha quedado muy asordinada. San Bernardo, San Bernardino de Siena, San Juan Capistrano... seguro lo lamentarían. Yo también. Para que los liturgistas se enteren, aunque no se enteren, hoy canto aquel himno -dicen que lo compuso san Bernardo-, que quisiera cantar también como password el día de mi segundo nacimiento, llegando a la puerta de la Patria: Iesu, dulcis memoria, / dans vera cordis gaudia: / sed super mel et omnia / ejus dulcis praesentia. Nil canitur suavius, / nil auditur jucundius, / nil cogitatur dulcius, / quam Iesus Dei Filius. Iesu, spes paenitentibus, / quam pius es petentibus! / quam bonus te quaerentibus! / sed quid invenientibus? Nec lingua valet dicere, / nec littera exprimere: / expertus potest credere, / quid sit Iesum diligere. Sis, Iesu, nostrum gaudium, / qui es futurus praemium: / sit nostra in te gloria, / per cuncta semper saecula. Amen. Que ¿por qué no lo traduzco? Porque perdería la dulzura de la melodía gregoriana cuyo eco oigo al escribirlo (3 enero)

TEOPEMPTO y TEONAS (+ 304). Cuando Teopempto era obispo de Nicomedia, Teonas era mago. Mago titulado. Cuentan que al ver Teonas que mediante la imposición de las manos Teopempto impartía el Espíritu Santo, no hizo como su antepasado Simón que pidió que le dieran ese poder pagando lo que fuera (Hech 8, 9-24), sino que admirado fue acercándosele, escuchándole, leyendo los libros que Teopempto recomendaba a los cristianos. Hasta que un buen día humildemente pidió el bautismo. Cuentan que hasta quisieron hacerle diácono, pero que él rehúso para evitar comentarios, pero siguió viviendo como un buen cristiano, y que como hablaba bien se convirtió en un auténtico misionero. Cuentan que pasados los años Diocleciano el emperador, temiendo que el antiguo mago a última hora echara mano de sus viejos trucos, a escondidas mandó decapitarlo junto con Teopempto (3 enero)

DANIEL DE PADUA (+ 304). A los portugueses les disgusta que a su San Antonio le llamen de Padua, por el pequeño detalle de que al lisboeta franciscano se le ocurriera morir en Padua. Suponiendo que se pudiese ir contra la norma clásica de Horacio (usus, quem penes arbitrium est et ius et norma loquendi) a los de Padua todavía les quedarían San Prosdócimo de Padua, su primer obispo, y San Daniel de Padua, su diácono. Mártir en la persecución de Diocleciano, su tumba permaneció desconocida durante siglos. Hasta que un Tiresias de Tuscia dio con su sarcófago allá por el año 1064. Si las esposas que tienen a sus maridos en la guerra los encomiendan a San Daniel de Padua parece que los leones modernos actúan con ellos como lo hicieron con el antiguo Daniel (3 enero)

MANUEL GONZÁLEZ (1877-1940). Fue seise de Sevilla a los nueve años. El beato Cardenal Spínola, después de ordenarle sacerdote en 1901, le envió a Palomares del Río para predicar una misión. Encontró la iglesia sucia y abandonada. De rodillas, ante Jesús Sacramentado, el futuro obispo de Málaga y de Palencia, pensó en la cantidad de sagrarios abandonados que habría en el mundo. Aquel pensamiento transformó su vida y orientó todos sus pasos. En su sepulcro, en la capilla del Santísimo de la catedral de Palencia, figura esta inscripción: «Pido ser enterrado junto a un sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!» (4 enero)

GREGORIO DE LANGRES (+ 540). El «comes» (conde) Gregorio fue Gobernador civil de Autun. Cumplidor, justo, severo, puso en orden al personal. Dicen que su lema era «dura lex, sed lex»). Al morir su esposa, perdió en dureza y ganó en ternura. Se hizo sacerdote, y poco tiempo después le hicieron obispo de Langres, descollando por su gentileza y comprensión. Su lema episcopal fue: «La verdadera igualdad consiste en tratar desigualmente lo que es desigual». Tío abuelo de obispo San Gregorio de Tours. Un hijo suyo, del antiguo conde Gregorio, llamado Tétrico (no en el sentido nuestro de triste, demasiadamente serio, grave y melancólico, sino simplemente «severo») le sucedió como obispo de Langres, San Tétrico ¡Qué parentela tan episcopal! Pese a que entonces no había Nuncios de su Santidad (4 enero)

ISABEL ANA BAYLEY SETON (1774-1821). De New York, hija de médico, episcopaliana. Cinco hijos. Tras la muerte de su marido, se convirtió al catolicismo. Fundó las Hijas de la caridad de San José (1809). Las Sister of charity, como las llaman en Estados Unidos, primera Congregación femenina católica made in USA. Las pobres, los que sufrían, sabían que tenían una madre en Madre Bayley Seton. La Orden creció rápidamente, trabajando mucho en las escuelas parroquiales. «Non sunt multiplicanda entia sine necessitate» decía los sabios antiguos. Ella no sabía latín, pero era práctica: las Sister of charity tienen como regla la de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Murió a los 46 años (4 enero)

Sobre su nombre y nacimiento
hasta el día de hoy no están
las historias de acuerdo: fue
desconocido y vulgar.

DEOGRATIAS (+458). San «Gracias-a-Dios» fue obispo de Cartago después de San QuodvultDeus («Lo-que-Dios-quiere»). ¡Qué encanto de nombres tan divinos! Llamarse Deogratias, además era una afirmación de catolicidad, ya que los católicos de Africa se saludaban diciendo «Deo gratias», frente al «Deo laudes» de los donatistas, tan selectos y selectivos. (Dicen que el donatismo se extinguió hace siglos. ¡Qué va! Sigue, sigue existiendo mucho racismo selectivo). El obispo Deogratias demostró que era universal vendiendo todos sus bienes y los de su iglesia para socorrer a los miles de desterrados que el vándalo Genserico había transterrado a Cartago (Genserico, que por «higiene arriana» años antes había exiliado ya de Cartago a San QuodvultDeus) (5 enero)

EMILIANA (s. VI). Tres eran tres las sobrinas del papa San Félix (Emiliana, Tarsila y Silvia). Dos eran dos las tías del papa San Gregorio Magno (Tarsila y Emiliana). Silvia se llamaba la esposa de san Gordiano y madre de san Gregorio Magno. ¡Qué familión! A San Gregorio Magno, el patrono de la música, parece que la entonación musical le vino de la tía Emiliana. Santa Emiliana, alcánzanos del Señor que no desentonemos. Amén (5 enero)

EDUARDO III (1003-1066). Sus súbditos le llamaban «el buen rey Eduardo». Hizo reconstruir la abadía de Westmisnter, para que le condonaran el voto de ir en peregrinación a Roma. Casó, por razones de Estado, con Edith, culta e inteligente hija de su principal adversario político, se amaron de verdad. Y por razones de Corazón amaron a su pueblo. Consiguiendo, con un gobierno justo y desinteresado, años de paz en su reino [Eduardo, llamado el Confesor. Que no hay que confundir con san Eduardo, rey a los 13 años, asesinado, en Wareham por instigación de su madastra Elfrid, cuando tenía 17 años, aclamado como mártir por su pueblo, cuya fiesta se celebra el 18 de marzo]. Hasta 1969 se celebró la fiesta del buen rey Eduardo el 13 de octubre, en recuerdo del traslado de sus despojos ese día a Westminster. Murió el 5 de enero de 1066. Día de su fiesta ahora (5 enero)

MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR (s. I). Misteriosos, quizá novelescos, personajes que entonces supieron descubrir al Niño, tras largo camino, y ello les llenó de inmensa alegría. Una alegría que siguen comunicando siglo tras siglo a todos los niños. La estrella sigue guiándonos a todos hacia la Alegría (si sabemos emprender el camino) (6 enero)

ANDRÉS CORSINI (1302-1373). El martirologio, el libro de los santos, dice con finura que fue un obispo carmelita, insigne por su vida austera y la asidua meditación de la Sagrada Escritura, que restauró los conventos devastados por la peste y gobernó con sabiduría su diócesis de Fiesole, confortando a los pobres y reconciliando a los enemigos. Bien, pero yo recuerdo haber leído en el catecismo de don Daniel Llorente algo más; que de joven el vástago de la ilustre familia de los Corsini llevó una vida disoluta, tanto que su madre desesperada de las andanzas del hijo, un día le contó un sueño que tuvo antes de que él naciera: había visto en sueños un lobo feroz que entraba en un templo y allí ante la imagen de la Santísima Virgen se convertía en un manso cordero. «Oli en un llum», dicen en mi tierra. Lleno de vergüenza, arrepentido, se fue a la iglesia de los Padre Carmelitas y de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora del Carmen prometió que su vida cambiaría totalmente. Y cambió (6 enero)

ANDRÉ BESSETTE (1845-1937). En el monasterio de Saint Benoit sur Loire hay esta inscripción: «No sé rezar, no sé qué decir, ni tengo mucho tiempo. ¿Qué hacer? La lámpara que ofrezco es parte de lo que tengo, un poco de mi tiempo, un trozo de mí mismo que dejo ante el Señor, ante la Virgen, ante un santo. La llama que brilla simboliza mi oración que perdura al ausentarme». André Bessette. Sus padres murieron cuando tenía doce años (la madre de tuberculosis, el padre, que era leñador, de un accidente), dejando doce hijos. Él era el octavo. Un tío granjero lo adoptó. Ragazzo a tutto fare. El huérfano a su vez adoptó a San José como protector. Que le ayudó a ingresar en la congregación de la Santa Cruz. Larga vida curando enfermos, de manera tan singular (les ungía con el aceite de la lámpara que brillaba en la capilla) que le acusaron de curandero. Él decía, que era San José el que lo hacía. Antes de morir pudo ver realizado el sueño-ilusión que había tenido de joven: levantar en Montreal un gran templo a San José. El día de Reyes de 1937 dejaba a Canadá y al mundo el regalo de la «lámpara» que simboliza la oración-que-perdura de miles y millones de cristianos (6 enero)

RAIMUNDO DE PEÑAFORT (1180-1275). Jurista, llegó a ser tercer Maestro de la orden de predicadores. Pero también tuvo —ya entonces— gran preocupación por el trabajo misionero entre judíos y mahometanos. Confesor del rey Jaime I, fue visitado en su lecho de muerte por Alfonso X el sabio (7 enero)

AMBROSIO FERNANDES (1551-1620). Portugués, nacido en Sisto, diócesis de Porto. A los 26 años, decidido a hacer fortuna, se embarcó para el Oriente. A punto de ahogarse, por una tremenda tempestad, prometió hacerse religioso si salía con vida. Llegado a Japón, entró en la Compañía de Jesús, como Hermano. Misionero con hechos, no con palabras. 65 años tenía cuando se desencadenó otra tempestad, peor que la primera: una violenta persecución contra los cristianos. Arrestado, encarcelado durante cuatro años, afectado por una apoplejía, al empezar el año 1620 murió el afortunado portugués (7 enero)

JOSÉ TUÂN (+ 1862). Parece que cuando llegó al cielo el mártir José Tuân, los ayudantes de San Pedro no acababan de aclararse. ¿Cómo llama a la puerta José Tuân de An Bai hoy 7 de enero de 1862 diciendo que acaban de matarle por orden del emperador Tu Duc, si en nuestros archivos figura ya como ingresado el mártir José Tuân de An Bai el 30 de abril 1861 por obra y gracia del emperador Tu Duc? Hubo un careo celestial entre el que ya llevaba medio año dentro y el que acababa de llegar entonces. Tras lo cual se medio-aclararon los ángeles: el de 1861 era un dominico vietnamita al que mataron porque un chivato tuduquiano le denunció por haber llevado la comunión a su madre enferma; mientras que el recién llegado era un labrador, padre de familia por más señas, al que le querían obligar a que pisara la cruz, él se arrodilló delante de ella, y allí mismo lo decapitaron. (Si algún malpensado dudara de lo dicho, busque en el Martyrologium romanum, página 639, nota 4, y verá que en la lista de los 117 mártires vietnamitas, están los dos, nadando en el golfo del Tonkin celestial). Para evitar confusiones allá arriba al dominico le llaman el viejo, y al labrador, el joven; al viejo le reservaron su fiesta para el 30 de abril, y al labrador este día. Ellos sin embargo prefieren decir que son mellizos. Los homónimos se sienten halagados cuando nosotros rezamos: San José Tuân, ruega por nosotros. Y nosotros salimos ganando de su intercesión como si de un dos por uno se tratara (7 enero)

ERHARDO (+ 707). Cierto que era un irlandés, que vino al continente y predicó en la región de Baviera, llegando a ser obispo de Ratisbona. Cuentan que vino en compañía de san Alberto de Cashel, obispo itinerante, que iba a Jerusalén; el cual cuando al regresar pasaba a visitar a su amigo, murió en sus brazos. (Al celebrar la fiesta de San Alberto hoy también, hacemos memoria de su amistad). En la vida de santa Odilia, patrona de Alsacia (cuya fiesta es el 13 de diciembre, coincidiendo con la de Santa Lucía) se cuenta que nació ciega y al ser bautizada por san Erhardo empezó a ver. Luminosa manera de ilustrar lo que hizo en su vida: abrir ojos para ver a Jesús (8 enero)

Cuantos le hablaban, le olvidaban
en seguida, para quedar
sin darse cuenta otro poco
más alegres, más en paz.

PACIENTE (+ s. IV). Cuarto obispo de Metz. Su nombre es un mensaje, cada vez más urgente para los impacientes. Lo de Karl Rahner: «Me resulta antipático ese clamor por la "felicidad" como si en este mundo hubiera otra "felicidad" que la de la paciencia sosegada (resignada de ver que toda sinfonía ha de quedar inacabada» (8 enero)

GÚDULA (+ 712). Patrona de Bruselas. Hija del conde Witger y de santa Amalberga, hermana de los santos Ableberto y Reinilda. Educada por santa Gertrudis de Nivelles. Vivió en su casa «atento el oído al grito de dolor de los demás». ¿Había entonces más santos que ahora? (8 enero)

EULOGIO DE CÓRDOBA (+ 859). No sólo hablaba bien, también escribía, y mucho. Sus escritos: Memorial de los mártires, Documento martirial, Apologético y varias cartas figuran en el volumen CXV de la célebre Patrología latina de Migne. Se le considera el gran doctor de la Iglesia mozárabe. Nació en Córdoba a principios del 800, en tiempos difíciles para quienes vivían en una ciudad bajo el dominio musulmán. Solamente permitían ir a misa a los que pagaban un impuesto especial por cada vez que fueran al templo y castigaban con la muerte al que hablara en público de Jesucristo. Tuvo la suerte de aprender a rezar en casa. Cuentan que su abuelo Eulogio le enseñó a decir al dar las horas: «Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme». El famoso maestro Esperaindeo (con un nombre así ¿quién no iría a gusto a sus clases?) le enseñó a tener Esperanza, de la buena. Pablo Álvarez, su amigo y condiscípulo, que más tarde escribió su biografía, se hace lenguas de su trato amable, de su buen hablar, demostrando que le habían puesto el nombre adecuado. Decía misa en la iglesia de San Zoilo. Bibliófilo empedernido recorrió muchos monasterios de Navarra y Aragón, recogiendo manuscritos, con los que formó en Andalucía focos de saber. Cuando tenía 50 años se recrudeció la persecución. Para cerrarle la boca, le encarcelaron con su obispo. Siguió haciendo gala del nombre por escrito, con el Memorial de los mártires. En un paréntesis de bonanza le nombraron arzobispo de Toledo. Pero el emir no le dio permiso para desplazarse. Apresado nuevamente murió mártir el año 859. Coincidencia: eran las tres de la tarde (9 enero)

ADRIÁN (+ 730). Nacido en África, abad del monasterio de Nápoles. El papa Vitaliano le dijo que iba a mandarle a Canterbury de arzobispo. Hombre culto, tenía bien presente lo de Pablo a Timoteo: «Es doctrina segura que quien aspira al episcopado, desea una noble función» (1 Tim 3, 1). Pero hombre de Dios convenció a Vitaliano para que en vez de él enviase a Teodoro de Tarso. Y para demostrar que su negativa no era porque estuviese apegado a los buenos vinos de Campania se ofreció a acompañar a Teodoro para echarle una mano cuando hiciese falta. Las dos manos echó para fundar allí una floreciente escuela de cultura y de santidad [Vitaliano, Teodoro y Adrián ahora son santos. Para declarar santo a un cristiano hace falta que haga por lo menos un par de milagros post mortem. A san Adrián nadie se los exigió. Hay vidas más que milagrosas] (9 enero)

HONORATO DE BUZANÇAIS (+ 1250). Buen padre de familia, honrado comerciante de ganado, caritativo con todos los necesitados. Al volver de una peregrinación, al darse cuenta sus empleados de que iba a descubrir que le robaban, le mataron alevosamente. El clamor de los pobres inmortalizó su nombre, honrándole como mártir. El recuerdo de su amor, sin necesidad de milagros post mortem, hizo que fuera canonizado el año 1444 (9 enero)

MELQUÍADES (+ 314). Milcíades era su auténtico nombre. Africano. Vivir en libertad exterior no comporta necesariamente la verdadera libertad. Aunque llevaba en su cuerpo las huellas de la persecución no sucumbió al integrismo. Papa (311-314) de persecución y de triunfo, de dolor y de alegría, de catacumba y de comienzos de construcción de las grandes basílicas romanas. Relevante figura de transición, buen pontífice que construyó muchos «puentes», comprobó cómo las peores dificultades de la Iglesia nunca proceden del exterior (10 enero)

GREGORIO DE NISA (335 – 395). Hace ocho días hacíamos memoria de San Basilio y San Gregorio Nacianceno, los dos grandes amigos. Hoy recordamos al hermano pequeño de San Basilio, Gregorio. La sombra alargada de Basilio le alcanzó poderosamente hasta que murió el gran Basilio (379). Primero autoafirmándose respecto de él y de su vida ascética, que el pequeño consideraba excesiva. Casándose con la joven Teosebia y subrayando sus lecturas profanas. Gregorio, el amigo de Basilio, le echará en cara el dar de lado los libros sagrados por preferir, llevado de una especie de «embriaguez», el nombre de orador al de cristiano. Pero Basilio era mucho Basilio. Gregorio pronto vuelve al redil. Y cuando Basilio es nombrado metropolita de Cesarea (371), le consagra obispo muy contra la voluntad del pequeño. Su fuerte no eran las economías. «Ingenuo» le llama Basilio en algunas cartas. Pero como el mayor se fiaba de él, le envía a Roma a «dialogar» con el papa San Dámaso. Los arrianos, mientras, primavera del 376, se aprovechan, convocan un sínodo y en su ausencia deponen a Gregorio, acusándole de dilapidar los bienes de la Iglesia. Gregorio, el amigo de Basilio, le dice que resista, que no hay mal que cien años dure. Efectivamente, el emperador Valente, valedor de los deponentes, dura hasta agosto de 378. Y Gregorio de Nisa puede regresar triunfalmente a su sede. A partir del 379 la figura del pequeño se agiganta. No para: escribe, levanta la voz en los concilios, predica, (discurso fúnebre por la joven princesa Pulqueria y por la emperatriz Flacila...). Su vida daría para una buena película, mucho más que la de la filósofa Hipatia. Ahora muchos historiadores manifiestan una gran admiración por Gregorio hasta el punto de considerarlo superior a los otros dos capadocios (10 enero)

GREGORIO X (1210-1276). A Teobaldo Visconti, arcediano de Lieja, le pidieron fuera de capellán de los cruzados a Tierra santa. En San Juan de Acri estaba, ni envidiado ni envidioso, cuando llegó un mensajero de Roma diciendo que los cardenales (llevaban reunidos tres años; el cónclave más largo de la historia) le habían elegido Papa. Su estancia en Palestina le había sensibilizado al problema de la unión de los cristianos. Ilusionado con la unidad, convocó un concilio ecuménico, II de Lyon (500 obispos, 60 abades, un millar de sacerdotes; de camino iba santo Tomás de Aquino cuando le alcanzó la muerte en la abadía de Fossa Nova), en el que los ortodoxos orientales se reconciliaron con la Iglesia católica. Luego... sigue siendo uno de los abogados que desde el cielo puede interceder para que su sueño se haga realidad (10 enero)

HIGINIO (+ 142). Nacido en Atenas (se nota por el nombre, que suena a «sano»), hijo de un filósofo, octavo sucesor de San Pedro, papa de 136 a 142. Para poner un poco de orden instituyó las Órdenes Menores (ostiario, lector, exorcista, acólito). Ordenó 15 presbíteros, 5 diáconos y 7 obispos. Tuvo que habérselas doctrinalmente con dos gnósticos de cuidado venidos a Roma: Valentín y Cerdón. Decía éste que el Dios creador, justo y cognoscible que se reveló en la ley de Moisés y en los profetas, era distinto del Padre de Jesucristo, bueno e incognoscible. ¡Para que luego haya quien se queje de que exista en la Iglesia un Ministerio de sanidad para controlar la doctrina de la fe! (11 enero)

TEODOSIO CENOBIARCA (423-529). Confieso que a mí el «don de Dios» (Teodosio) sólo me sonaba a Teodosio el grande (347-395), por aquello del edicto de Tesalónica (380) [que existieran un par de emperadores más: Teodosio II (408-450) y Teodosio III (715-717), nada de nada]. Y del bueno de Teodosio Cenobiarca, ni siquiera el mote. ¡Y vivió más de cien años! Nacido en Capadocia, aún joven, fue ordenado lector. Visitó a san Simeón Estilita, en los alrededores de Antioquía. En Jerusalén se puso bajo la dirección espiritual del anciano asceta Longinos en la Torre de David (451), pasó luego (455) al monasterio de la Theotokos del Kathisma. Para evitar ser nombrado higumeno (superior del monasterio) se retiró a la Gruta de los Magos, donde vivió eremíticamente 38 años (¡cuántas lunas!). Para atender a los numerosos fieles que deseaban tenerlo por maestro, fundó allí cerca un monasterio con edificios anejos para albergar a los enfermos, ancianos, energúmenos (endemoniados) y peregrinos. La salmodia se rezaba en griego, armenio y eslavo en capillas diversas. Luego todos se reunían en la capilla griega para celebrar juntos la eucaristía y recibir la comunión. En el año 494 Salustio, patriarca de Jerusalén, le nombró archimandrita de las lauras de su jurisdicción. De ahí el mote de «cenobiarca», que le acompañó hasta 529, siendo enterrado en la Gruta de los Magos donde había inaugurado su vida eremítica. Me gusta recordar que fue amigo de San Sabas (por aquello de descubrir santos amigos o amigos santos, que viene a ser lo mismo), combatiendo juntos el monofisismo que el emperador Anastasio favorecía, por lo que fue desterrado (¡qué más le daba esta o aquella tierra si tenía las raíces en el cielo!). Sabemos muchas más cosas de él por la biografía escrita por su discípulo Teodoro, luego obispo de Petra (suena bien que un buen discípulo escriba la vida de su maestro) (11 enero)

TOMÁS DE CORI (1655-1729). Rico en nombres, pues al bautizarle le pusieron tres: Francisco, Antonio, Plácido. Huérfano a los 14 años, para ayudar a sus hermanos fue pastor de rebaños ajenos ocho años. Hasta que a los 22 se hizo franciscano en Orvieto. Por ahorro le empezaron a llamar Fray Tomás. Con el nombre del pueblo, Cori, por apellido. Anduvo años y años (hasta los 74) con pies de mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la salvación, por «il paese» de Subiaco. Aunque nunca hizo el voto de estabilidad, lo practicó predicando y sirviendo por aquellas cercanas tierras. Melómano, siempre que podía se acercaba al monasterio de Subiaco, donde era recibido como Dios manda según enseñó a sus monjes Benito de Nursia (11 enero)

BENITO BISCOP (678-690). Preside una agencia de viajes de Roma un cuadro con la figura del santo abad de Wearmouth. Al preguntar al dueño quién era el monje aquel y por qué ocupaba aquel lugar, me dijo: «Es nuestro patrono. Viajó mucho. Vino a Roma cinco veces». Realmente cinco viajes a Roma en el siglo VII es una enormidad. Primero vino como peregrino. Después del segundo viaje se hizo monje en Lérins. Después del tercero fundó la abadía de Wearmouth. Después del cuarto se llevó al maestro de capilla del Vaticano para que enseñase a sus monjes a cantar el gregoriano. Después del quinto cargó muchos libros para la biblioteca del monasterio. Hay quien piensa que los libros eran para apagar la insaciable sed de lectura de su dirigido San Beda el Venerable. «Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento»... y peregrinar a Roma (12 enero)

AELRED DE RIELVAUX (1109-1166). Nacido al norte de Inglaterra, se educó en la corte de Escocia con el hijo del rey David I. Cuando descubrió que nada debe anteponerse al amor de Cristo, entró en el monasterio cisterciense de Rielvaux. Tenía 24 años. A los 34 le enviaron a fundar el monasterio de Revesby. Cuatro años después los trescientos monjes de Rielvaux le reclamaron para que fuera su abad. Y lo fue, un padre de verdad, logrando que el monasterio fuese un remanso de caridad y de paz. «Espejo de la caridad» se titula una obra suya. Celebérrimo por su tratado «Sobre la amistad». Siempre en su vida supo conjugar perfectamente el verbo «amar», en activa y en pasiva. Ha sido llamado «el doctor de la caridad». Muy enfermo los últimos años de su vida (cuando murió dijeron de él que desde que se hizo monje ningún día al ponerse el sol había encontrado su alma turbada por una falta de paciencia), vivía retirado en una choza, a la que acudían los monjes en grupos de veinte a treinta. Con la excusa de hacerle compañía podían así disfrutar de sus enseñanzas (12 enero)

MARGARITA BOURJEOYS (1620-1700). Decía Víctor Hugo: «Destierro, palabra horrorosa. No desterréis nunca a nadie, el destierro es impuro». Esta otra Margarita se hizo «impura» para siempre: nacida en Troyes, marchó muy pronto a Canadá para educar a los hijos de los militares franceses acantonados allí. Y allí se quedó para siempre, hasta fundar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Montreal. Entre las buenas cosas que hizo Luis XIV fue darle la patente real de enseñar en todo el país. (Muy distinta de la patente de corso que daban los gobernantes para perseguir a los enemigos de la nación) (12 enero)

Quién nos le pinta encerrado
en mística soledad;
quién dice que habitó en el ruido,
dejó familia y ganó el pan.

HILARIO (316-367). Santo envidiable por su nombre: alegre, jovial. («¿Dónde diablos escondéis vuestra alegría? Al veros vivir, como vivís, nadie creería que a vosotros se os ha prometido la alegría del Señor» decía Bernanos a algunos cristianos). Nació en Poitiers de padres paganos. Estudió retórica y filosofía. Se casó joven. Poco después (parece que su mujer era elocuente y convincente) se hizo cristiano. Los de Poitiers sabían lo que se hacían cuando lo eligieron obispo. Y los que negaban la divinidad de Jesucristo (arrianos se llamaban), lo que se les avecinaba. Con el tiempo consiguieron que el emperador Contancio, que era del gremio, lo exiliase a Frigia. Cosa curiosa, los arrianos de allí temiendo su influencia pidieron verse libre de él, y a los pocos meses volvió a casa. Doctor de la Iglesia, el Doctor de la divinidad de Jesucristo se le llama (13 enero)

GUMERSINDO y SIERVO DE DE DIOS (+ 852). «Era alto, moreno, de ojos grandes y negros, nariz aquilina, los párpados morenos y larga barba; tuvo 45 hijos y 42 hijas» dice Ibn Idhari de Abderramán II, cuarto emir de Córdoba. Pero no dice que, tal día como hoy, martirizó al sacerdote Gumersindo y al monje «Servusdei», por decir públicamente que eran cristianos. Ellos ahora, cada año, hoy le regalan dos rosas rojas, agradecidos (13 enero)

GODOFREDO DE CAPPENBERG (1097-1127). Cuando oímos hablar de virus, nos echamos a temblar. Pero hay virus y virus. San Norberto, el fundador de los premostratenses, estaba afectado de un virus sorprendentemente activo: al que se le acercaba, sobre todo si pertenecía a la nobleza, le entraba la locura de dejarlo todo y consagrarse a Dios en la vida religiosa. Se lo transmitió al conde de Cappenberg de Westfalia, Godofredo, el cual tras convencer a su mujer y dos hermanas que se hicieran religiosas, se hizo premostratense junto con un hermano suyo. Naturalmente los parientes les llamaron de todo. Pese a la violenta oposición de la familia, el conde Godofredo cedió su castillo a San Noberto que lo transformó en monasterio, y cambió el título de conde por el de Hermano. ¡Los hay locos, que ven el mundo al revés! Claro está que cabe preguntarse: ¿Y dónde está el derecho? (13 enero)

NINO (+ IV). Santa Nino, con «o». Se lee en la Historia eclesiástica» de Eusebio de Cesarea, que en una incursión hecha más allá del Mar Negro, hicieron cautiva a una cristiana que sin milagros, sólo por su manera de ser, llamó la atención de la reina, tanto que abrazó la fe cristiana y tras ella el rey Bacour de Georgia. De hecho el culto a la santa «apóstola» se difundió por todo el Oriente, y las iglesias copta, armena, griega, alejandrina y georgiana, la recuerdan en sus menologios y sinaxis. Para los que a veces dudan de mis historias: «Apud Hiberos ultra Pontum Euxinum, memoria sanctae Ninonis, quae, capta christiana, ob vitae suae sanctimoniam tantam adepta est reverentiam et admirationem omnium, ut reginam ipsam, regem et universam gentem suam ad Christi fidem alliceret». Para tenerlo en cuenta (14 enero)

FULGENCIO (+ 632). «La familia que alcanzó a Cristo» es el título de un libro de Raymond, en el que cuenta la vida de la familia de Bernardo de Claraval. Título que siempre me viene a la mente cuando pienso en alguno de los hermanos Leandro, Fulgencio, Isidoro o Florentina. Obispo de Écija, dicen que fue él el que obligó al hermano pequeño, el gran doctor de la Iglesia, Isidoro a escribir el «De origine officiorum sive de ecclesiasticis». (No siempre valoramos el valor de quienes hacen hacer). Me gusta imaginar la cara de Fulgencio durante el II concilio de Sevilla, viendo al pequeño en la presidencia. Seguro que pensaría: ¡si nuestros padres lo vieran! Y los verían (al presidente Isidoro, al padre conciliar Fulgencio, y a Leandro, si no hubiese fallecido ya), que si aquí abajo todo se sostiene por Arriba, es lógico que los de Arriba que nos quieren nos vean y estén contentos (14 enero)

PEDRO DONDERS (1809-1887). Otro Padre Damián, holandés en vez de belga. Apóstol entre los leprosos de Batavia, Surinam, en vez de Molokai. Que vivió 78 años en vez de 49. Se ve que el holandés de Tilburg tenía más defensas frente a la lepra, pero no menos amor a los leprosos. Que murió dos años antes que el de Molokai. Sus andanzas dan para una película del Oeste. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 23 de mayo de 1982. Confieso que al enterarme de su vida no es que me haya llevado a minusvalorar al Padre Damián, sino que me ha abierto los ojos para dar gracias a Dios por tantos Padre Damián, Pedro Donders... «cuya fe sólo Tú conociste», entre los leprosos de cuerpo y entre los leprosos de alma. Lo de los «innumerables mártires de Zaragoza» ya no me parece una hipérbole. Y ahora me encomiendo a ellos aunque no sepa su nombre, para que me ayuden a repasar lo de Mt 25, 31-46, ese programa del que seré examinado al caer la tarde (14 enero)

ALEJANDRO EL ACEMETA (+ 430). Griego de origen, archimandrita muy inquieto, siempre de un lado para otro. "Defensor de los hombres" a tenor de su nombre. El sobrenombre de "acemeta" le vino por haber fundado una comunidad de "insomnes", que cantaban ininterrumpidamente el oficio divino: en griego, en latín, en siríaco. Seguro que rezaría: «Ilumíname, Señor, para que vislumbre tu amor. Dame un corazón para amarte, ojos para verte, oídos para escuchar tu voz, labios para hablar de ti, gusto para saborearte, olfato para sentir tu perfume. Dame manos para tocarte y pies para seguirte» (15 enero)

JUAN CALIBITA (420-450). Calibita, el de la choza (καλύβη). Cuentan que sus padres, Eutropio, senador y general del ejército, y Teodora, personajes de la más alta aristocracia bizantina, acomodaron a sus dos primeros hijos en cargos honoríficos. Sin embargo no lograron, a pesar de los intentos, lo mismo para Juan, su tercer y último hijo. Juan, a los doce años, encontró en la escuela un monje acemeta con quien planeó fugarse al gran monasterio que se encontraba sobre el río Bosforo, en la localidad llamada Ireneo. Fundado por San Alejandro el acemeta, tenían como regla y bandera el Evangelio, del que todo monje debía portar siempre consigo una copia; por ello Juan, antes de fugarse, se hizo con una. Los padres, ignorando por qué su hijo les pedía un texto evangélico, le consiguieron uno recubierto de oro y piedras preciosas ("poseedor del evangelio de oro", fue su primer apodo). Después de permanecer seis años en el monasterio, Juan lo abandonó para retornar a casa de incógnito, viviendo como un mendigo enfrente de la puerta del palacio paterno. La madre, irritada por la vista de aquel andrajoso, más de una vez dio la orden a sus criados de golpearlo, pero el padre se mostraba más humano y caritativo. Uno de los siervos, aprovechando la caridad del patrón y deseando juntamente quitar de ahí el objeto de fastidio a los ojos de la patrona, construyó cerca una choza en la cual el santo vivió por tres años. Tres días antes de morir, descubrieron el Evangelio de oro. Este descubrimiento y su santa muerte, provocaron un enorme cambio en el ánimo de los padres, los cuales transformaron su grande y lujoso palacio en un albergue en el cual ellos mismos atendían a los peregrinos, y en el lugar de la choza erigieron una capilla. Las reliquias del santo llegaron más tarde a la isla Tiberina de Roma, en donde se conservan en la iglesia de San Giovanni Calibita, el de la choza. Un «homo Dei» que parece el doble de San Alejo. ¡Qué cosas! (15 enero)

FRANCISCO FERNÁNDEZ DE CAPILLAS (1607-1648). El 1 de octubre de 2000 el papa Juan Pablo II canonizó a 120 mártires de China. Su fiesta colectiva se celebra el 9 de julio, encabezando la lista un chino de China: Agustín Zao Rong. Pero el primero en dar la vida, el protomártir de China, nació al sur de la desecada laguna de la Nava, a 20 km. de Palencia, en Baquerín de Campos, el 15 de agosto de 1607. Dominico en el convento de San Pablo de Valladolid. Sacerdote a los 25 años en Manila, pasó a China en 1642. ¿Se le notaría el acento leonés al hablar de Jesús en chino? «El que vio, da testimonio. Y su testimonio es verdadero. Él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis». Apresado en 1647, los tártaros le decapitaron en Fu’an, provincia de Fujian, tal día como hoy, acusado de espía, cuando sólo era un vidente (15 enero)

MARCELO I (+ 309). Santo eslabón entre el papa san Marcelino y el papa san Eusebio. Eslabón humilde, sólo papa durante un año (308-309). (Humilde no solo por la brevedad de su pontificado, sino porque un historiador tan monumental como Mommsen se empeña en identificarlo con Marcelino, como si Marcelino/Marcelo fuesen la misma persona. Menos mal que otros, Harnack y Duchesne, demuestran lo contrario). Quienes sí trataron de borrarlo del mapa fueron los lapsi (los «caídos»; así eran llamados los que durante la persecución habían apostatado de la fe) denunciándolo al emperador Majencio (siempre los resentidos encuentran materia para vengarse), que lo desterró castigándolo a limpiar establos (16 enero)

HONORATO y JACOBO, URSO y LEOBARDO (s. V). 1) En Arles, san Honorato obispo, que fundó el célebre monasterio de Lérins. 2) En Moûtiers, san Jacobo obispo, discípulo de san Honorato de Lérins. 3) En Auxerre, san Urso obispo. 4) Cerca de Tours, san Leobardo, abad muchos años del monasterio de Sénevière, discípulo de san Urso. Un maestro y un discípulo, otro maestro y otro discípulo. Santos. Y uno piensa y sueña que cosas así no sólo se den en el siglo V (16 enero)

BERARDO, OTÓN, PEDRO, ACURSIO y AIUTO (+ 1266). Por dos veces San Francisco de Asís se empeñó en ir a tierra de moros a predicar. Fracaso total. Pero su empeño en hablar de Jesús a los mahometanos siguió vivo y acrecentado. En 1219 envió a cinco de los suyos. Llegados a Coimbra, donde fueron acogidos por la hermana del rey Alfonso II de Portugal, cambiaron de vestimenta, y se dirigieron a Sevilla, capital entonces del reino moro. Inmediatamente se pusieron a predicar franciscanamente. El rey de Sevilla, que no quería líos, les echó de la ciudad, pero cabezonamente volvían a las andadas. Hasta que sabiendo que su meta final era África les facilitó el viaje a Marrakeck. Berardo, que conocía la lengua del país, decía lo que pensaba y como tenía buena voz no había forma de acallarle. Pronto fueron encarcelados los cinco, siendo decapitados el 16 de enero de 1226. Cuando Francisco llegó al cielo en octubre, recuperada la vista, vio que le esperaban en la puerta los cinco protomártires franciscanos Acursio y Aiuto, Pedro, Otón y Berardo blandiendo la palma del martirio y dándole la bienvenida con: Paz y Bien (16 enero)

Solo nos consta que solía,
al salir de su portal,
mirar el color del cielo
y, tropezando, suspirar.

ANTONIO (251-356). Los cristianos comenzaban a instalarse en el mundo y él se fue al desierto para ser libre. Pero allí no pudo dejar de luchar contra el mal, porque no hay libertad sin lucha. Y cuando parecía haberlo conseguido, su desierto se llenó de discípulos que buscaban un maestro en su camino. Porque alguien siglos después lo pintó con un cerdito a sus pies, se convirtió en patrón de los animales (17 enero)

ESPEUSIPO (+ 175). En Capadocia, no hace falta ir a León para encontrarse con nombres estrafalarios. Los jóvenes Espeusipo, Elausipo y Melasipo eran nietos de Leonila. Una especie de abuela a lo Timoteo [«esa fe que tuvo tu abuela Loida» le escribía Pablo (2 Tim 1,5)]. Mártires los cuatro durante la persecución de Marco Aurelio. Queéespectáculo cuando llegó al cielo la abuela Leonila, arropada por los «sipos» de sus nietos (17 enero)

JENARO SÁNCHEZ DELGADILLO (1886-1927). Nacido en Zapopan, Jalisco, coadjutor de Tamazulita, parroquia de Tecolotlán, diócesis de Autlán. Los fieles admiraban su rectitud, su fervor, la elocuencia de su predicación, y aceptaban gustosos la energía del Padre Jenaro cuando les exigía la buena preparación para recibir los sacramentos. Cuando iba a cumplir 41 años predicó el mejor sermón de su vida y el más breve, sólo 21 palabras, ante los soldados y agraristas que le habían llevado al pie de un árbol en una loma cercana a Tecolotlán: «Bueno, paisanos, me van a colgar; yo les perdono, que mi Padre Dios también les perdone y siempre viva Cristo Rey» (17 enero)

MARGARITA DE HUNGRÍA (1252-1270). Bela IV, rey de Hungría, no sólo fue derrotado por los mongoles en la batalla de Muhi (1241), sino también por su hija Margarita, empeñada en construir un monasterio femenino para dominicas en una isla del Danubio. Con el tiempo, dominica se hizo la hija de Bela IV. Y cuentan que su padre, satisfecho de aquella derrota, iba a visitarla contento de verla tan alegre. Hasta el año 1270 en que los dos subieron al cielo rezando el rosario (18 enero)

FELICIDAD, MÓNICA, CARLOTA y VICTORIA (1794). Cuatro cristianas francesas: Felicidad Pricet, Mónica Pichery, Carlota Lucas y Victoria Gusteau, fusiladas cerca de Angers por odio a la fe cristiana en nombre de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Así se escribe la historia cuando olvidamos que todos somos hijos de Dios (18 enero)

FACIO (1190-1272). Orfebre de Verona, fundó en Cremona una sociedad caritativa llamada Confraternidad del Espíritu Santo. Varias veces peregrino a Santiago y romero a Roma. Decía que así adquiría fuerza para luego afinar en el amor a Dios y a sus hijos (18 enero)

MACARIOs (+ 390 + 408). Decir concentración parcelaria no queda bien hablando de santos, aunque los dos vivieron en el campo. La frase exacta sería concentración hagiomacárica: de los santos felices, los Macarios. Porque desde el aggiornamento del martirologio a Macario el Grande y a Macario el Joven les recordamos el mismo día. Al primero le llamaron también «el viejo» o de Egipto, para distinguirle de «el joven» o «el alejandrino». Diferentes por la edad, aunque no mucho, porque el alejandrino sólo le sobrevivió 18 años. De joven, Macario el viejo fue camellero transportador de salitre. El joven, comerciante de fruta. Macario I convivió con San Antonio abad largo tiempo. Aprendió mucho del patriarca de los monjes, convirtiéndose a su vez en «padre espiritual» de muchos eremitas. Para atenderles mejor espiritualmente le ordenaron sacerdote. Celebraba la eucaristía para los millares de cristianos que vivían separados del mundo. Aunque más adelante les convenció para que vivieran formando una colonia monástica. Conocía bien los peligros de la soledad. Un tal Lucio, arriano de pro, usurpador del patriarcado de Alejandría, consiguió que le desterraran a una isla del Nilo, junto con el otro abad Macario que vivía en el Bajo Egipto. El «motivo»: porque ambos enseñaban a hacer bien la señal de la cruz «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» y a rezar «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo», con la «y» bien puesta. Desterrados, pero felices, ya que nadie pudo impedir que sus raíces siguieran creciendo hacia Arriba (19 enero)

REMIGIO (+ 762). Mi madre tuvo un hermano sacerdote: Mossèn Vila. A Mossèn Vila yo siempre le llamé Senyor Oncle (Senyoróncle). Cantaba muy bien mi tío, con su voz de barítono. Pasaba temporadas con él en Riudecanyes, en Rocallaura... El Senyor Oncle me prometió que me regalaría un misal. Cumplió la palabra. Feliz yo con el Missal romà, de cantos dorados, a dos columnas, en latín y en catalán. A san Remigio me le imagino como el Mon Oncle de Carlomagno, cuando era chico, claro, en Rouen donde era obispo, empeñado en introducir el rito y el canto romano en las Galias. Y me hace feliz ver que muchos compañeros sacerdotes también hayan tenido un tío cura. Quizá hoy falten sacerdotes porque faltan tíos curas. Habrá que invocar a san Remigio (19 enero)

MARCELO SPÍNOLA y MAESTRE (1835-1906). Abogado que en plena juventud renunció al bienestar de una familia aristocrática para hacerse sacerdote: capellán, párroco, canónigo, obispo de Coria, fundador de las Esclavas Concepcionistas, obispo de Málaga, arzobispo de Sevilla... ¡qué currículum! Siempre ejerció la caridad bondadosamente. En el «año del hambre» los sevillanos vieron a su arzobispo pedir limosna por las calles. Justo a la hora de su muerte, fue nombrado cardenal (19 enero)

FABIÁN y SEBASTIÁN (+ 250 + s. IV). Fabián, papa. Según Eusebio de Cesarea (que sabía mucho de historia) su elección sucedió de modo sorprendente: al morir el papa Antero, tras sólo 40 días de pontificado, estando reunidos el clero y el pueblo de Roma para elegirle sucesor, en un momento dado una paloma se posó sobre su cabeza. Aunque trató de espantarla, se fijaron en él. 14 años de buen pastor, dividió la ciudad de Roma en siete circunscripciones, con un diácono al frente; se preocupó de que los restos de los cristianos tuvieran un dormitorio (que esto significa "cementerio") digno a la espera de la resurrección; escuchó las aclaraciones dadas por el gran pensador Orígenes, y le readmitió a la comunión con la Iglesia. Nadie es perfecto: fiándose de Novaciano le ordenó sacerdote esperando mucho de él. Pero... al morir el papa Fabián, se convirtió en el segundo antipapa de la historia. Al enterarse de su muerte, san Cipriano de Cartago escribió al clero romano: «Gracias por los detalles que nos habéis comunicado de su martirio. Me alegra que una administración tan íntegra, haya sido coronada de manera tan egregia». De Sebastián ¿quién no ha visto su imagen, con las flechas traspasándole el cuerpo? Oficial del ejército del emperador Diocleciano se ensañaron con él al enterarse de que era cristiano. Escultores y pintores se han aprovechado de él para lucirse (20 enero)

EUSTOQUIA (1437-1485). La memoria de San Fabián y San Sebastián, no tiene por qué apagar el recuerdo de aquella niña nacida el jueves santo de 1437 en Annunziata. La acomodada familia Calafato, al bautizarla le puso por nombre: Esmeralda («piedra fina, silicato de alúmina y glucina, más dura que el cuarzo y teñida de verde por el óxido de cromo»). A los 15 años aquella piedra fina más dura que el cuarzo tiñó su color verde por el pardo de las clarisas, pese a la oposición de sus hermanos que, para que una Calafato no bajara de nivel social, incluso amenazaron con pegar fuego al convento. No comprendían que su hermana, que tomó el nombre de Eustoquia, al abrazar la pobreza franciscana iba a ganar en agudeza visual y en alegría. Alegría tan expansiva que 15 años después fundó el monasterio de Montevergine. Al morir el 20 de enero de 1485 la acompañaban 50 hermanas (20 enero)

Que le gustaba andar despacio,
ir silbando a ver pasar
la gente, y tenía algunas
dulces manías que cultivar.

FRUCTUOSO, AUGURIO y EULOGIO (+ 259). «Siendo emperadores Valeriano y Galieno, y Emiliano y Baso cónsules, el diecisiete de las kalendas de febrero (el 16 de enero), un domingo, fueron prendidos Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, diáconos. Cuando el obispo Fructuoso estaba ya acostado, se dirigieron a su casa un pelotón de soldados Cuando el obispo oyó sus pisadas, se levantó apresuradamente y salió a su encuentro en chinelas. Los soldados le dijeron: Ven con nosotros, pues el presidente te manda llamar junto con tus diáconos. Les respondió el obispo Fructuoso: Vamos, pues; o si me lo permitís, me calzaré antes. Replicaron los soldados: Cálzate tranquilamente. Apenas llegaron, los metieron en la cárcel. Allí, Fructuoso, cierto y alegre de la corona del Señor a que era llamado, oraba sin interrupción. La comunidad de hermanos estaba también con él, asistiéndole y rogándole que se acordara de ellos. Otro día bautizó en la cárcel a un hermano nuestro, por nombre Rogaciano. En la cárcel pasaron seis días, y el viernes, el doce de las kalendas de febrero (21 de enero), fueron llevados ante el tribunal y se celebró el juicio. El presidente Emiliano dijo: Que pasen Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio. Los oficiales del tribunal contestaron: Aquí están. El presidente Emiliano dijo al obispo Fructuoso: ¿Te has enterado de lo que han mandado los emperadores? Fructuoso Ignoro qué hayan mandado; pero, en todo caso, yo soy cristiano. Emiliano: Han mandado que se adore a los dioses. Fructuoso: Yo adoro a un solo Dios, el que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene. Emiliano: ¿Es que no sabes que hay dioses? Fructuoso: No lo sé. Emiliano: Pues pronto lo vas a saber. El obispo Fructuoso recogió su mirada en el Señor y se puso a orar dentro de sí. El presidente Emiliano se volvió al diácono Augurio y le dijo: No hagas caso de las palabras de Fructuoso. Augurio, diácono repuso: Yo doy culto al Dios omnipotente. El presidente Emiliano dijo al diácono Eulogio: ¿También tú adoras a Fructuoso? Eulogio, diácono, dijo: Yo no adoro a Fructuoso, sino que adoro al mismo a quien adora Fructuoso. El presidente Emiliano dijo al obispo Fructuoso: ¿Eres obispo? Fructuoso: Lo soy. Emiliano: Pues has terminado de serlo. Y dio sentencia de que fueran quemados vivos. Cuando el obispo Fructuoso, acompañado de sus diáconos, era conducido al anfiteatro, el pueblo se condolía del obispo Fructuoso, pues se había captado el cariño, no sólo de parte de los hermanos, sino hasta de los gentiles. En efecto, él era tal como el Espíritu Santo declaró debe ser el obispo por boca de aquel vaso de elección, el bienaventurado Pablo, doctor de las naciones. De ahí que los hermanos que sabían caminaba su obispo a tan grande gloria, más bien se alegraban que se dolían. De camino, muchos, movidos de fraterna caridad, ofrecían a los mártires que tomaran un vaso de una mixtura expresamente preparada; mas el obispo lo rechazó, diciendo: Todavía no es hora de romper el ayuno. Era, en efecto, la hora cuarta del día; es decir, las diez de la mañana. Por cierto que ya el miércoles, en la cárcel, habían solemnemente celebrado la estación. Y ahora, el viernes, se apresuraba, alegre y seguro, a romper el ayuno con los mártires y profetas en el paraíso, que el Señor tiene preparado para los que le aman. Llegados que fueron al anfiteatro, se le acercó al obispo un lector suyo, por nombre Augustal, y, entre lágrimas, le suplicó le permitiera descalzarle. El bienaventurado mártir contestó: Déjalo, hijo; yo me descalzaré por mí mismo, pues me siento fuerte y me inunda la alegría por la certeza de la promesa del Señor. Apenas se hubo descalzado, un camarada de milicia, hermano nuestro, por nombre Félix, se le acercó también y, tomándole la mano derecha, le rogó que se acordara de él. El santo varón Fructuoso, con clara voz que todos oyeron, le contestó: Yo tengo que acordarme de la Iglesia católica, extendida de Oriente a Occidente. Puesto, pues, en el centro del anfiteatro, como se llegara ya el momento, digamos más bien de alcanzar la corona inmarcesible que de sufrir la pena, a pesar de que le estaban observando los soldados de la guardia del pretorio, el obispo Fructuoso, por aviso juntamente e inspiración del Espíritu Santo, dijo de manera que lo pudieron oír nuestros hermanos: No os ha de faltar pastor ni es posible falte la caridad y promesa del Señor, aquí lo mismo que en lo por venir. Esto que estáis viendo, no es sino sufrimiento de un momento. Habiendo así consolado a los hermanos, entraron en su salvación, dignos y dichosos en su mismo martirio, pues merecieron sentir, según la promesa, el fruto de las Santas Escrituras. Y, en efecto, fueron semejantes a Ananías, Azarías y Misael, a fin de que también en ellos se pudiera contemplar una imagen de la Trinidad divina. Y fue así que, puestos los tres en medio de la hoguera, no les faltó la asistencia del Padre ni la ayuda del Hijo ni la compañía del Espíritu Santo, que andaba en medio del fuego. Apenas las llamas quemaron los lazos con que les habían atado las manos, acordándose ellos de la oración divina y de su ordinaria costumbre, llenos de gozo, dobladas las rodillas, seguros de la resurrección, puestos en la figura del trofeo del Señor, estuvieron suplicando al Señor hasta el momento en que juntos exhalaron sus almas» (20.21 de enero)

INÉS (s. IV). Adolescente romana, totalmente enamorada de Jesucristo, hasta el martirio a los 12 años. Sus "fans" construyeron sobre esta historia una leyenda maravillosa. Pero es posible que la realidad —Inés a los 12 años— fuera aún más admirable (21 enero)

PATROCLO (+ 259). Πάτροκλος, la gloria del padre. Este nombre nos hace pensar en el héroe de Troya, el amigo de Aquiles. Cuando éste se retiró del campo de batalla, enfadado con Agamenón, al único que aceptaba a su lado era a su amigo Patroclo. Como la lucha se estaba tornando difícil, Patroclo le rogó que depusiera su actitud y volviera a pelear. Con sólo ver su armadura los troyanos se llenarían de temor. Si bien Aquiles no se dejó convencer, sí permitió que Patroclo vistiese su armadura, para que los troyanos creyeran que enfrentaban a Aquiles. Con la armadura de Aquiles, Patroclo lanzó su carro contra los troyanos, quienes al verlo huyeron a toda velocidad para refugiarse tras las murallas de la ciudad. Sin embargo, al llegar a las puertas de la ciudad, Héctor detuvo el carro y se enfrentó a Patroclo. Héctor mató con su lanza a Patroclo y llevó la armadura de Aquiles a Troya. Homero relata el imponente funeral de Patroclo, quien fue incinerado en una hoguera colosal junto a sus caballos y sus perros.| Nuestro Patroclo era un cristiano de Troyes, muy rico y extraordinariamente caritativo. Con su martirio hizo verdad su nombre, dando gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (21 enero)

EPIFANIO (+ 496). Misericordioso obispo de Pavía, que cuando Odoacres destruyó la ciudad él encabezó la reconstrucción. Mercedario mucho antes de que fuera fundada la Orden de la Merced, para rescatar a algunos de sus fieles prisioneros, se desplazó a Burgundia, donde contrajo una enfermedad de la que murió (21 enero)

VICENTE (+ 304). Protomártir de España. Famosísimo en la antigüedad, tanto que san Agustín todos los años el 22 de enero predicaba sobre el diácono de Zaragoza, martirizado en Valencia (Sermón 274 y Sermón 276). Palabra del Señor ya rubricada / es la vida de Vicente ofrecida / como una prueba fiel de que la espada / no puede ya truncar la fe vivida. / Fuente de fe y de luz es su memoria / coraje para el justo en la batalla / del bien, de la verdad, siempre victoria / que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla. / Martirio es el dolor de cada día / si en Cristo y con amor es aceptado, / fuego lento de amor que, en la alegría / de servir al Señor, es consumado (22 enero)

GAUDENCIO (+ 418). Su nombre, y su vida, saben a alegría compartida. Pagano de nacimiento, el obispo Eusebio le ayudó a hacerse cristiano. E inmediatamente lo envío a Novara para que ayudara al párroco de allí, Lorenzo, que andaba cristianando a los paganos pero evitando que cayeran en el arrianismo, que era una «gripe» realmente agresiva. Los numerosos e influyentes griposos arrianos logran desterrar a Egipto al obispo Eusebio, y Gaudencio va a hacerle compañía, pero éste le convence que mejor regrese a Novara. Y que de vez en cuando vaya a Milán, a confesarse con Ambrosio, de toda confianza. ¡Qué gran regalo el de los amigos recomendando a los amigos! El sucesor de Ambrosio, Simpliciano, le consagró obispo de Novara en el año 398, a petición de los novarenses, que no querían un pastor importado. Fue 20 años obispo allí, viviendo en comunidad con sus sacerdotes y con los que un día lo serían. Entonces no se hablaba de "seminarios". Tampoco los peces hablan del mar en el que viven (22 enero)

GUILLERMO JOSÉ CHAMINADE (1761-1850). Sacerdote, fundador de la Compañía de María y de la Familia Marianista. Decimotercer hijo de Blas Chaminade, comerciante de tejidos, y de Catalina Bethon. En ese hogar recibió como herencia, virtudes que serán claves en él: el realismo, el espíritu de fe, y una vocación cristiana de servicio. Algunos de sus hermanos habían ingresado en la vida religiosa: el mayor, Juan Bautista, perteneció a la Compañía de Jesús hasta que fue disuelta. Y Guillermo aprendió de él cómo ser fiel a unos compromisos aún estando secularizado a la fuerza. Este hermano fue quien le preparó espiritualmente en su infancia y le orientó vocacionalmente en la juventud. Sus primeros años de estudiante los pasó en el Colegio San Carlos, de Mussidan, fundado por una congregación de sacerdotes que pronto ceden la dirección y la animación educativa de la obra a tres de los hermanos Chaminade, entre ellos a Guillermo. Primero como alumno, luego como profesor, administrador y capellán, pasará allí veinte años que serán cruciales en su formación. Se ordena sacerdote poco antes que estalle la Revolución francesa. En 1790 se publica la «Constitución civil del clero» que establece la supresión de conventos y órdenes religiosas; obispos y clero serán elegidos por el pueblo. Los hermanos Chaminade, como una gran parte del clero francés, rechazan el juramento a esta Constitución. En el colegio de Mussidan, la situación es insostenible, y los Chaminade deben abandonar la dirección. Guillermo José se despide de la Virgen de la Roca, a orillas del Isle, imagen de María que ha sido testigo de su compromiso de educador de la juventud en la ciudad, y emigra a Burdeos... Los marianistas siguen contando su vida y siguen haciéndole vivir. Por aquello de que los hijos se parecen a los padres, yo cuando pienso en Guillermo José Chaminade, siempre le veo con la cara del Padre José María Salaverri (22 enero)

ILDEFONSO (607-667). «El de la casulla» (esa vestidura que se pone el sacerdote para celebrar la misa). Porque cuentan que la Santísima Virgen, agradecida por lo bien que había escrito sobre su virginidad, le regaló una un día de fiesta. Al final fue arzobispo de Toledo, anteriormente abad y al principio monje, contra la voluntad de sus padres. ¿Por qué hay padres que se oponen a que sus hijos se hagan religiosos o sacerdotes? Perdón, Señor, por tantos padres cristianos que dicen durante la misa del domingo: «Señor, danos sacerdotes santos» y añaden a continuación: «Pero no los escojas de entre nuestros hijos» (23 enero)

MARIANA DE MOLOKAI (1838-1918). «Amó a los leprosos más que a sí misma. Les sirvió, les educó y les guió con sabiduría, amor y fuerza. Vio en ellos el rostro sufriente de Jesús». Fue la «sucesora» del apóstol de los leprosos en Molokai, el padre Damián De Veuster. Nacida en Alemania (Heppenheim), su nombre de pila era Bárbara Cope. A los tres años emigró al Estado de Nueva York (Estados Unidos) y adquirió la nacionalidad estadounidense. Perteneció a las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Siracusa (23 enero)

FRANCISCO GIL DE FEDERIC (1702-1745). Dominico tortosino, mártir en Tonquín, sería la síntesis. Para mí no es un santo más; desde que era seminarista le profeso una particular devoción, a través de la devoción que le tenía el Beato Manuel Domingo y Sol. Y cuando paso por Tortosa, además de visitar a la Virgen de la Cinta, siempre me acerco a su capilla de la catedral a rezar un Credo. «Mn. Sol hacia 1876 tuvo noticia del martirio de un venerable hijo de Tortosa, el dominico Fray Francisco Gil de Federic, y desde entonces empezó a encomendarse a su protección y a interesarse, con aquella llana y simpática cordialidad suya, por la marcha de la causa de Beatificación introducida en Roma tiempo antes, ya que el martirio acaeció en el Tonquín un siglo hacía, el 22 de enero de 1745. Se puso en comunicación con los dominicos pidiendo datos sobre el particular, y no tardó, a impulsos de su celo, contagio de su amor y a ruegos de los dominicos, en convertirse en entusiasta propagandista de aquella gloria de su tierra. En 1898 imprimió por su cuenta unas estampas del venerable religioso. Valiéndose de sus Operarios de Roma pedía con frecuencia datos sobre el curso de la Causa de Beatificación. En septiembre de 1904, próxima ya la fecha del gran acontecimiento, para contribuir a divulgar el conocimiento de su santo paisano, pagó por su cuenta la edición de la Vida del Mártir dominicano. El 20 de mayo de 1906 tuvo lugar la solemne Beatificación, y Don Manuel comenzó a preparar con todo entusiasmo el triduo que había de celebrarse en su honor en Tortosa, repartiendo profusamente hojas de propaganda y ejemplares de la nueva Vida del Beato, y comprometiendo a sacerdotes amigos para que tomaran parte en las fiestas, que se celebraron con toda solemnidad en el templo catedralicio durante el mes de septiembre. A fines de 1908 estaba dedicado afanosamente a buscar recursos para la imagen y el altar, que por iniciativa suya había de dedicársele en el trascoro de la Catedral, y preparando las grandes fiestas religiosas con que quería solemnizar el acto de la inauguración. Y preparando el acontecimiento, con el mismo fresco entusiasmo con que en sus treinta abriles preparaba sus lecciones del Instituto, le sorprendió la muerte. En los delirios de su última enfermedad hablaba alguna vez de su Beato Gil de Federic» (G. Mártil) (23 enero)

FRANCISCO DE SALES (1567-1622). Obispo de Ginebra, sus escritos sencillos —por ejemplo su «Introducción a la vida devota»— le convirtieron entonces en pionero de un nuevo modelo de vida cristiana: «Causó sensación cuando dijo que la santidad no era patrimonio de los conventos y que era compatible con todos los oficios». Y ahora en patrono de los periodistas, para que —como él— sepan valorar más lo positivo que lo negativo. «Las catástrofes y las desgracias se han convertido en algo cotidiano, obsesionante. ¿Por qué no abrir los ojos también a lo hermoso y a lo bueno que hay en el mundo?» (24 enero)

PAOLA GAMBARA COSTA (1463-1515). Ahora se habla de violencia doméstica y los telediarios diariamente actualizan las estadísticas. Paola supo bien lo que era y devolvió bien por mal a raudales. Hermosa, la casaron recién cumplidos los doce años. La figlia dei nobili Giampaolo Gambara e Caterina Bevilacqua probablemente no oyó nunca la palabra «megalopsichía» pero la practicó. Contó con un ángel de la guarda, que vestía el hábito de San Francisco, Angelo Chivasso. Marido cruel y descarado: «Ludovico non solo ha un'amante, ma un giorno gliela fa trovare in casa, installata lì». En Verolanuova se decía y sigue diciendo: «è stata provata come la beata Paola». «Donde haya ofensa, ponga yo perdón...». La oración de san Francisco hecha vida (24 enero)

FELIX O'DUBHLAINE (+ 1202). «Félix es uno de los nombres más comunes en la hagiología cristiana. Aquí sólo señalamos los más conocidos», escribe Dom Beda Millard en el «Gran diccionario ilustrado de los santos», antes de anotar 82. Todos los meses del año hay varios Félix a disposición de los fieles cristianos. ¿Para recordarnos que hemos de ser felices? Feliz fue el buen cisterciense irlandés Félix y rezumó felicidad durante los 24 años que como obispo hizo de buen pastor en Ossory (24 enero)

 

Sin pensarlo mucho, rezaba
con costumbre de olvido ya,
confiaba y se distraía
en la vida y su zumbar.

CONVERSIÓN DE SAN PABLO (s. I). A lo largo del año solemos hacer memoria de los santos el día de su nacimiento a la Vida. De san Pablo también recordamos el día de su conversión. Así la cuenta el libro de los Hechos de los apóstoles (Hech 9, 1-20):
    Saulo, que seguía amenazando de muerte a los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar encadenados a Jerusalén a cuantos seguidores de este camino, hombres o mujeres, encontrara. Cuando estaba ya cerca de Damasco, de repente lo envolvió un resplandor del cielo, cayó a tierra y oyó una voz que decía:
    —Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
    Saulo preguntó:
    —¿Quién eres, Señor?
    La voz respondió:
    —Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que debes hacer.
    Los hombres que lo acompañaban se detuvieron atónitos; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, pero, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; así que lo llevaron de la mano y lo introdujeron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber.
    Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión:
    —¡Ananías!
    Él respondió:
    —Aquí me tienes, Señor.
    Y el Señor le dijo:
    —Levántate, vete a la calle Recta, y busca en la casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. Está allí orando, y ha visto a un hombre llamado Ananías, que entra y le impone las manos para devolverle la vista.
    Ananías respondió:
    —Señor, he oído a muchos hablar del daño que ese hombre ha hecho en Jerusalén a los que creen en ti; y aquí está con poderes de los jefes de los sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.
    Pero el Señor le dijo:
    —Vete, porque éste es un instrumento elegido para llevar mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes, y al pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.
    Ananías fue, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo:
    —Saulo, hermano, Jesús, el Señor, el que se te ha aparecido cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
    En el acto se le cayeron de los ojos una especie de escamas y recuperó la vista, y a continuación fue bautizado. Después tomó alimento y recobró las fuerzas.
    Después de pasar algunos días con los discípulos que había en Damasco, Pablo empezó a predicar en las sinagogas, proclamando que Jesús es el Hijo de Dios (25 enero)

ANANÍAS (s. I). Bautizó a san Pablo y, según la tradición, evangelizó Damasco, Eleuterópolis y otras ciudades de aquellas latitudes. Finalmente fue martirizado. Somos muchos los cristianos de segunda o de tercera que tenemos gran devoción a ese pequeño instrumento de la gracia de Dios. Y estamos muy contentos de poder celebrar su memoria el mismo día de la conversión de Pablo de Tarso. Nos resulta fácil imaginar la atención con que el bautizador escucharía la predicación de su bautizado, y la devoción con que leería las profundas cartas que Pablo escribió a los tesalonicenses, a los gálatas, a los filipenses, a los corintios, a los romanos y a Filemón. Y cómo a veces le diría: «Pablo, hijo, explícame eso que escribes que no acabo de entenderlo bien». Como hacen los buenos maestros con sus discípulos aventajados (25 enero)

ENRIQUE SUSO (1295-1366). Con Eckhart, Taulero y Ruysbroek, forma el gran cuarteto de insignes místicos centroeuropeos. Nacido en Bilhmeyer, a los 13 años entró en los dominicos de Constanza. Discípulo aprovechado de Eckhart, también él tuvo que dar explicaciones en 1327 a quienes ponían puntos sobre las íes. Escribió el «Libro de la verdad» y «El libro de la sabiduría eterna». Cuentan que los últimos años, alejado de Costanza por falsas calumnias, los pasó en Ulm, que tenía entonces la torre más alta del mundo: 161 metros. Todo un símbolo, la torre. Y una lección saber que se dieron, se dan y se darán «acusaciones falsas, hechas maliciosamente para causar daño» en este valle de lágrimas. Y que no hay que perder la esperanza, ni la sonrisa (25 enero)

TIMOTEO y TITO (s. I). Obispos de Éfeso y de Creta, sí. Pero antes y sobre todo compañeros del alma de Pablo de Tarso. Le querían, les quería. 3 cartas conservamos del Apóstol de los gentiles a ellos, y por ellos a nosotros. Qué cosas le decía a Timoteo: «He sabido de tu fe sincera, esa fe que tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre Eunice y que, estoy seguro, tienes tú». ¡Así se escribe a un obispo! Para que «avives el fuego de la gracia de Dios que recibiste cuando te impuse las manos». Y, un gran consejo, «no tengas miedo, Timoteo» (26 enero)

PAULA (347-404). De Roma, porque en Roma nació de familia aristocrática. Pero también podría ser llamada «de Belén», porque allí vivió veinte años de su vida. Supo aunar a la perfección ser Marta y María. A los quince años se casó con Tosocio, noble romano. Tuvieron 5 hijos: Blesila, Paulina, Eustoquio, Rufina y el pequeño, llamado como su padre. Viuda a los 32, convierte su noble morada romana en lugar de encuentro de los cristianos. En el año 382, san Jerónimo que había venido del Oriente con dos obispos, participó en uno de los encuentros. Al año siguiente con santa Eustoquio marcha a Tierra Santa. Abre en Belén una hospedería para peregrinos y funda dos monasterios. Durante veinte años dirigió la comunidad femenina. San Jerónimo, a cuyo socaire madre e hija vivieron tantos años, entre traducción y traducción de la Biblia, encontró tiempo para escribir su Vida. Sorprendente biografía (26 enero)

ALBERICO (+ 1109). Gran acierto el de Raymond al titular la biografía de los fundadores del Císter «Tres monjes rebeldes» (Roberto, Alberico y Esteban). Rebeldes a la vulgaridad. Sus andanzas nos ayudan a descubrir que el «Citius, Altius, Fortius» olímpico refleja a la perfección el ideal de la vida cristiana. Por algo confesaba el obispo de Troyes al visitar el monasterio que «con frecuencia había oído recitar los salmos, pero aquella era la primera vez que los oía rezar». ¡Qué humanidad la del abad Alberico describiéndose a sí mismo como «un hombre de edad media, estatura media, talento medio y virtud media» y diciendo su prior Esteban que «tal vez estuviese diciendo una verdad también a medias». ¡Qué cara la que puso Esteban Harding ya abad al abrir las puertas de Citeaux a Bernardo y sus treinta compañeros que venían a quedarse! Que no, no faltan vocaciones. Lo que falta es Luz y Vida en el hogar de muchos institutos religiosos (26 enero)

ANGELA DE MERICI (1474-1540). De familia campesina, huérfana a los 15 años, fundó la Compañía de Santa Úrsula —«la primera orden femenina de enseñanza surgida en la Iglesia»—. Creía en Dios y creía a Dios. Parece que sabía suficiente latín como para no olvidar aquello de «Distingue tempora et concordabis jura». Tan inteligente que (sin conocer la palabra «inculturación» ni lo de «yo y mis circunstancias») quiso que la Regla de la Compañía —impresa después de su muerte— fuera siempre susceptible de nuevas adaptaciones a las condiciones de los lugares y las épocas (27 enero)

DEVOTA (+ 303). Devoto (del latín devotus, consagrado, dedicado): Dedicado con fervor a obra de piedad y religión. | Devoción (del latín devotio): Amor, veneración y fervor religioso. || Le cuadra bien la palabra a la joven de Quercio, Córcega. Decidió votare (entregar) la propia vida al servicio total de Dios, del Dios de los cristianos. Pero los «demócratas» de su tiempo dijeron que no, que aquello iba en contra del Imperio. La encarcelaron, la torturaron, muriendo en pleno enero del 303. Cuentan que el gobernador mandó quemar su cuerpo, por higiene social, claro, pero algunos cristianos lo salvaron de las llamas y lo depositaron en una barca, que empujada por el espíritu arribó a Les Gaumates, actual Principado de Mónaco. Unos pecadores lo encontraron sobre una mata de flores, impropias de aquella estación. No estaría mal que los que recorren la alfombra roja decidieran acercarse a la ermita levantada en su honor, cabe el puerto monegasco. Para ganar alguna indulgencia, que falta les hace; para afinar en el amor, sobre todo (27 enero)

ENRIQUE DE OSSÓ y CERVELLÓ (1840-1896). Fundador de la Compañía de Santa Teresa. Cuenta el santo: Mi madre quería que leyese libros buenos. Yo lloraba a lágrima viva leyéndolos. A mi madre, tan buena, sólo la contradecía cuando me insistía una y otra vez diciéndome: «Pues ¿qué quieres ser?». «Quiero ser maestro». ¡Cómo lo recuerdo ahora! Siempre le decía lo mismo. Y lo recordé muchas veces después de morir mi madre. Yo tenía 13 años, y sabía que me quería a mí más que a todos, sin duda por ser el más pequeño. Lloré mucho porque no podía soportar verme sin ella. Desde entonces comencé a pensar en ser sacerdote. Ahora estoy seguro de que fue gracias a mi madre. A ella se lo debo todo después de a Dios (27 enero)

TOMÁS DE AQUINO (1225-1274). Patrono de los teólogos y de los estudiantes. Quizá porque prefería pensar más que hablar. Supo reformular la teología cristiana con la metodología del pensamiento griego. Su «Suma teológica» ha sido durante siglos el libro básico de la teología católica. Y aún hoy sigue siendo un libro que enriquece a quien lo asimila, a quien lo lee, a quien lo estudia. ¡Hay tanto pobre en el mundo, Señor! (28 enero)

JULIÁN DE CUENCA (1127-1207). La letanía de santos llamados Julián es larga: Julián de Anazarbo, Julián de Ankara, Julián de Brivet, Julián de Cagliari, Julián de Cesarea, Julián de Cuenca, Julián de Le Mans, Julián de Lion, Julián de Perugia, Julián de Roma, Julián de Sora, Julián de Toledo... ¿No será para compensar el mal recuerdo de Juliano el apóstata? El de Cuenca nació en Burgos, lo nombraron obispo de Conca Valeria -que así se llamaba Cuenca in illo tempore-, cuando Alfonso VIII la reconquistó de los moros. Pese a quien pese, eso: de los moros. Cuentan que después de cumplir con su ministerio diario, dedicaba todo el tiempo libre a trabajos manuales para ganar dinero. Dinero que era para los pobres. Los de Cuenca lo saben. Por esto le tienen por patrono de la diócesis. Para que el nombre de Cuenca no sólo suene a semana de música religiosa (28 enero)

BARTOLOMÉ AIUTAMICRISTO (+ 1224). No es que se hiciera camaldulense porque temiera que la torre de su pueblo se viniera abajo. En realidad durante su vida la torre de Pisa sólo tenía tres de los seis pisos actuales. Ni porque temiera que la ira de Dios se le viniera encima, sino porque oyó decir que los monjes fundados por San Romualdo sonreían siempre. No se hizo sacerdote porque pensase que él nunca aprendería a predicar. El Hermano Bartolomé del monasterio de San Frediano hablaba poco, pero suspiraba mucho «Cristo ayúdame». Una traducción libre del «Kyrie eleison». Y con ese sobrenombre ha pasado a la historia (28 enero)

Murió, y despertó asombrado
al encontrarse santo allá:
riega milagros pequeños
que a nadie dan nada que hablar.

AFRAATES (+ 378). Educado por los persas, le dio por seguir las huellas de los Magos y fue a Belén, donde se convirtió. Vivió mucho tiempo en Edesa, como anacoreta, en una choza, fuera de las murallas. Viendo los estragos de los arrianos en Antioquía de Siria, la actual Turquía, cerró la choza y se marchó a la ciudad donde como un nuevo David no lanzó piedras de su zurrón sino verdades de a puño. Cuando se lo dijeron a Valente el emperador, que subvencionaba ampliamente a los arrianos, no salía de su asombro. Murió sin que le condecoraran, claro. Pero, como aquel barrendero al que le pregunté si no se desanimaba en otoño con tantas hojas caídas un día y otro y contestó que las que él recogía recogidas quedaban, seguro pensaba que los que desarrianaba desarrianados quedaban (29 enero)

GILDAS DE RHUYS (+ 570). Llamado el «Sabio»». Nació a orillas del Clyde, en Gran Bretaña, de una familia principesca. Confiaron su educación al abad San Iltud, teniendo como condiscípulos a los santos celtas Sansón y Leonorio. Ordenado sacerdote misionó el sur de la isla. Llamado por santa Brígida de Kildare, pasó a Irlanda, convirtiéndose en un nuevo San Patricio. Su tendencia a la soledad le llevó a la isla de Houat, en pleno Océano. Pero los pescadores no tardaron en descubrirle y se vio rodeado de una multitud de discípulos para los que fundó un monasterio en la península de Rhuys. Consiguió, sin embargo, morir en su amada isla de Houat, con el infinito horizonte horizontal del océano y el más infinito vertical horizonte del cielo. Otra vez la constelación de santos me hace sospechar a mi alrededor (29 enero)

AQUILINO (+ 650). Nació en Würzburg de familia noble, a la que ennobleció más haciéndose católico. Sin otras miras que no ser un cristiano vulgar, estudió teología en Colonia. Le vieron tan preparado que le obligaron a ser sacerdote. ¡Cómo predicaba! Tan bien que quisieron hacerle obispo. Para evitarlo huyó a París, donde practicó la teología cuidando enfermos de cólera. Le vieron los parisinos tan buen pastor que también quisieron que fuera su obispo. Para evitarlo huyó a Pavía, donde puso tan nerviosos a los arrianos y a los cátaros con sus argumentos que, una noche al llegar a Milán, para defender su verdad, la de los cátaros, limpiamente le acuchillaron. Fugitivo san Aquilino, ruega por nosotros para que seamos tan nobles que incluso, si hace falta, seamos capaces de huir (29 enero)

MANUEL DOMINGO Y SOL (1836-1909). Sacerdote en 1860, ejerció el apostolado en diversas parroquias y en la enseñanza de la religión en Tortosa. Confesor de religiosas, contribuyó a la fundación de varios conventos. El conocimiento de la difícil vida de algunos seminaristas le abrió el camino a su apostolado más peculiar: «Entre todas las obras de celo no hay ninguna tan grande y de tanta gloria de Dios como contribuir a dar muchos y buenos sacerdotes a la Iglesia». Así fundó el Colegio de Vocaciones, de San José, de Tortosa, siguiéndole otros 8 colegios, que marcan un nuevo rumbo en la formación sacerdotal. Culminando con el Pontificio Colegio Español, de San José, de Roma. Toda esta labor hizo que los obispos encomendaran al Beato la dirección de 18 seminarios diocesanos. Para perpetuar y consolidar estos apostolados funda la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Decía: «El Señor me ha hecho gustar, y en abundancia, de todos los consuelos y sinsabores de los varios campos del ministerio sacerdotal: cura de almas, enseñanza, monjas, asociaciones y últimamente fomentador de vocaciones eclesiásticas, y de todo, esto último es lo que forma y formará mi gozo y mi corona». Se hizo célebre aquella frase: «No sabemos si estamos destinados a ser un río rápido que haga florecer a sus orillas jardines amenos, o si hemos de parecernos a la gota de rocío que envía Dios en el desierto a la planta desconocida; pero más brillante o más humilde nuestra vocación es cierta: no estamos destinados a salvarnos solos». Hombre bueno, perito en el arte de amar, al caer la tarde del 25 de enero de 1909 le examinaron en el amor. Con buena nota. Pablo VI lo llamó «el santo apóstol de las vocaciones sacerdotales». Juan Pablo II lo beatificó el 29 de marzo de 1987 (29 enero)

LESMES (+ 1097). Parece que Lesmes y Burgos «convertuntur» (son sinónimos). Mucho veneran a su patrón en Burgos, pero de existir entonces el DNI constaría que Adelelmo era un francés de la France. Nació en Laudun (Poitou), se hizo soldado. Peregrinó a Roma (en aquellos tiempo peregrinar era una manera de abrir el oído a la voluntad de Dios). Allí se encontró con san Roberto, que había fundado el monasterio de La Chaise-Dieu, el cual le convenció para se hiciese monje. Monje, y abad fue con el tiempo. Hasta que la reina Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI, oyó hablar muy bien de Adedelmo, y a Burgos le vinieron. Fundó el monasterio benedictino de San Juan Evangelista, y allí se dedicó a atender a las necesidades de los peregrinos de Santiago, quizá recordando los lejanos tiempos en que él también peregrinaba, y al cuidado de los enfermos. «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, forastero y te alojamos...» (30 enero)

BATILDE (+ 680). Jovencita inglesa, vendida como esclava a Erchinoaldo, dignatario de la corte de Neustria, viudo, que quiso casarse con ella. Lista como el hambre, le dijo que no. Así pudo casarse con Clodoveo II. Tuvieron tres hijos, futuros reyes sucesivamente: Clotario III, Teodorico y Childerico II. Al morir su marido en el año 657 se convirtió en Regente, del mayor. Obras de caridad, nuevos monasterios, lucha contra la simonía y contra la esclavitud (sabía de qué se trataba). Tuvo un buen consejero en san Genesio, todo hay que decirlo. Cuando Clotario III alcanzó la mayoría de edad, para no estorbar, prudentemente, se retiró al monasterio de Chelles que ella se había encargado de restaurar, donde trató de vivir como una monja más. Allí la enterraron, junto a su hijo Clotario III, que la esperaba desde el año 670, no lejos de san Genesio, que le dio por morirse estando allí el año 679 (30 enero)

PABLO HO HYOB (+ 1840). Algunos dicen que querer ir al cielo, sí, pero ser santos, no. Porque ser santo supone una perfección monolítica que no. Se equivocan. Dios sabe bien de qué pasta estamos hechos. Ir para santo sólo es pasar del imperfecto pasado al futuro perfecto por la gracias de Dios. Como el soldado coreano Ho Hyob. Le arrestaron por ser cristiano, le torturaron, flaqueó diciendo que se borraba, arrepentido se repuso y aunque le molieron a palos murió diciendo: Tu rex gloriae, Christe (30 enero)

COLUMBA MARMION (1858 Dublin - 1923 Maredsous). Su padre, irlandés, se llamaba William. Su madre, francesa, Herminie Cordier. José Luis a los 16 años ingresa en el Seminario. Estudia teología en el Colegio de Propaganda Fide en Roma. Sacerdote en 1881. Sueña con ir de misionero a Australia. Pero pasa por la recién fundada abadía benedictina de Maredsous para saludar a un compañero de estudios y queda cautivado. Su obispo le pide que permanezca unos años en la diócesis (coadjutor en Dundrun, profesor del Seminario de Clonliffe, capellán de las redentoristas, de la cárcel). Columba monje, a los 33 años. Con un grupo de benedictinos jóvenes funda la abadía de Mont-César en Lovaina. Prior. 1909, III abad de Maredsous, padre de más de un centenar de monjes. «Jesucristo, vida del alma», que leímos de seminaristas maravillados. Confesor del futuro cardenal Mercier. «A lo largo de toda su vida el abad Columba Marmion fue un excepcional director espiritual, que prestó atención especial a la vida interior de los sacerdotes y los religiosos» (Juan Pablo II). El 30 de enero de 1923 moría uno de los más famosos abades del siglo XX. Desde 1933 un nuevo monasterio en Estados Unidos se llama «Marmion Abbey» (30 enero)

JUAN BOSCO (1815-1888). Su madre se llamaba Margarita. La otra, María Auxiliadora. Sencillo sacerdote de Turín, entusiasta, comprensivo, simpático apóstol entre los niños y adolescentes. Buscaba a los más abandonados para darles alegría. Y lo conseguía. Fundó los salesianos para continuar su tarea. (31 enero)

ABRAHÁN (+ 345). Impresiona lo del tentador mostrándole a Jesús todos los reinos del mundo con su gloria y diciéndole: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Y la respuesta de Jesús: «Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él le darás culto». Adorar... [1. Reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como cosa divina; 2. Reverenciar y honrar a Dios con el culto religioso que le es debido; 3. Amar con extremo; 4. Orar, hacer oración...]. Un hombre de Dios me preguntó un día a quemarropa, mejor a quema-alma: «Jorge, ¿Le adoras?». En Persia, san Abrahán, obispo de Arbelas, que en tiempos del rey de los persas Shapur, fue decapitado por negarse a adorar al sol. A veces quisiera preguntar a mis amigos: ¿A quién adoras? (31 enero)

MARCELA (325-410). Noble romana. Coetánea de Paula. Como ella, al morir el marido, convirtió su gran palazzo en casa de Ejercicios. San Jerónimo fue su huésped durante tres años, con lo que no tuvo más remedio que especializarse en Sagrada Escritura. Cuando Alarico saqueó Roma, los godos codiciosos la golpearon cruelmente para que les dijese dónde guardaba sus tesoros. Ella les señalaba la Biblia. Pocos días después moría de las heridas recibidas (31 enero)

 
470
Cuando la hoja vocacional salía impresa mes tras mes, publiqué repetidas veces mini-hagiografías con sabor vocacional. De 2001 a 2003 colaboré en la revista «El Reino» con una sección titulada «El rostro de los santos». En la agenda bíblico-litúrgica «Phase», Joaquín Gomis y yo, algunos años, ilustrábamos los domingos con un boceto de gente buena. En enero de 2006, como hoja vocacional 412, publiqué 66 mini-hagiografías. Van ahora, como hoja 470, 95. También con la esperanza de que leyéndolas el lector sonría, descubra la voluntad de Dios, y una estrella ilumine los ojos de su corazón.- JORGE SANS VILA