Siete días de un sacerdote

 

 

Lo primero que he de aclarar es que se trata de siete días de un sacerdote que está al cargo de un colegio-residencia de universitarios en Alemania, cuya actividad tiene poco que ver con la de un sacerdote que está en una parroquia.
El ser colegio-residencia implica que hay universitarios de diferentes especialidades y con actividades muy heterogéneas. Esto impide hacer horarios uniformes y organizar actos comunes. Sólo tenemos normas generales de convivencia. El estar situado en Alemania favorece el contacto con una cultura occidental como la española pero con matices que la hacen diferente y que hay que tener en cuenta para la convivencia.
Cuando me mandaron por segunda vez al Colegio sabía perfectamente el trabajo duro que me esperaba y, aunque según el refrán «segundas partes nunca fueron buenas», no hice caso pues, aunque es cierto que el lugar era el mismo, habían pasado trece años y la mentalidad de los jóvenes era distinta y las diferencias políticas, sociales y económicas de España y Alemania se habían acercado un tanto. Por tanto era una segunda parte muy diferente a la primera.
La dificultad mayor que veía, era la diferencia de edad en relación con los estudiantes. Me preguntaba ¿Seré capaz de conectar con ellos? ¿Seré capaz de comprenderlos? ¿Seré capaz de ayudarlos? Buena voluntad no me faltaba. Ganas de trabajar, tampoco. Lo demás lo dejaba en las manos de Dios

JSV
     

Domingo

     Hoy es domingo y he ido a celebrar la Eucaristía a la Misión Católica de habla española.
     Cada quince días uno de los sacerdotes del Colegio suplimos al capellán. Unas veces lo hacemos en la parroquia de Múnich y otras veces en los pueblos que se atienden: Freilassing en la frontera con Austria por la mañana y, de la vuelta a medio camino, Rosenheim por la tarde. En total hacemos más de 300 km.
     Esta relación con la Misión es el medio que tenemos de ejercer el ministerio sacerdotal de tipo parroquial. Además nos posibilita el trato con otras gentes muy diferentes. Hay feligreses de España y de la mayoría de los países latinoamericanos. Donde hay niños, jóvenes, adultos y viejos. Donde hay gente culta e inculta, rica, menos rica y pobre. Donde los problemas son de lo más variopinto.
     Después de la Eucaristía se participa en los grupos que se forman y que cambian impresiones. En este tiempo tan frío se hace dentro de la iglesia. También es el rato que algunos aprovechan para pedir la confesión o hacer alguna consulta.
     La comida en la Misión sirve para hablar de lo que llevamos entre manos en ese momento, de los proyectos que tenemos y de los sinsabores que sufrimos.
     Es un día que sales del círculo del Colegio y te sientes un poco más cura.

                                                  

Lunes

     El lunes suele ser un mal día. Cuando llegas a la cocina para prepararte el desayuno, la encuentras con cazuelas, sartenes, palas, boles y cantidad de platos, vasos y cubiertos sin fregar. ¿Dónde está el sentido de responsabilidad y solidaridad que tanto recalcamos? Cada día me convenzo más de lo difícil que es practicar los valores sociales cuando no se tiene el refuerzo de un sentido cristiano de la vida. Pienso, ¿sin el valor cristiano de amor al prójimo a qué se reduce la solidaridad? La verdadera solidaridad coincide con el amor al prójimo. Existe compañerismo, un ambiente muy familiar, confianza de unos con otros, libertad de opinión, buen nivel de aceptación. Pero cuando hay que dar un pequeño paso más y perder un poco mis derechos o dignidad por salvar un olvido o un pequeño fallo del otro, ya no entra en el sistema de valores.
     En el desayuno surge la pregunta ¿qué comemos hoy? (Uso el plural porque la vida que llevamos en el Colegio, en muchos casos, no puedes prescindir del compañero con el que vives y compartes la dirección del Colegio). He de decir que prescindimos de la señora que nos hacía la comida porque nos salía más caro que ir a comer de restaurante. Pero comer de restaurante todos los días es de lo más aburrido y monótono que uno se puede imaginar, decidimos hacernos nosotros mismos la comida. Tenemos menú diferente para quince días. Además, mientras cocinamos, que coincidimos muchas veces con algún alumno, hablamos y salen temas interesantes. Estas ocasiones, como las sobremesas, son los ratos que aprovechamos para dar a los temas nuestro punto de vista cristiano.
     Los sábados y domingos comemos siempre fuera, pues son los días que la cocina está más ocupada por los alumnos, porque la «mensa» (el comedor de la universidad) está cerrada.
     Después de comer tomamos café en el despacho-oficina. Hablamos de la marcha del Colegio, de los alumnos, de la Hermandad (de Sacerdotes Operarios), de las noticias del momento, de vivencias personales, etc.
     Estamos convencidos de que vivimos en un campo de misión donde lo primero que tenemos que hacer es intentar dar testimonio lo mejor que sepamos y podamos de valores tales como: desprendimiento, servicio, atención, comprensión y de perdón, sin olvidar que estos valores también implican la corrección, la llamada de atención e inclusive la eliminación de todo lo que haga daño a los demás.
     Todos los días a las 19,30 celebramos la Eucaristía. Raro es el día de diario que asiste algún alumno. La Eucaristía es el rato de oración y reflexión en común que nos ayuda a mantener la fe en un ambiente frío religiosamente; es el alimento que nos da fuerza para vencer el desánimo que en algunos momentos produce ver el poco resultado que tiene nuestro trabajo con jóvenes. El ánimo se recupera enseguida, pues las respuestas son contundentes: ¿Quién eres tú para juzgar los frutos espirituales? No olvides que eres instrumento de la gracia. ¿No dices que estás en un campo de misión? La principal labor en la misión es sembrar.

Martes

     Esta tarde, poco antes de bajar a la celebración de la Eucaristía, paso por el comedor y un alumno un tanto agnóstico me pregunta delante de otros con intención de entrar en polémica, ¿Quién es Dios para ti? Sin pensar la respuesta le dije: «Tú». Se quedó cortado. No esperaba esta contestación. No olvides, le dije, que Jesús nos dijo «Amaos los unos a los otros como yo os he amado", "lo que hagáis a uno de éstos me lo hacéis a mí». Es fácil imaginar la vivencia de la Eucaristía de ese día.
     Por supuesto que esta respuesta tiene valor si después los alumnos ven que realmente vives para ellos, te desvives para que tengan lo que necesitan, te encuentran servicial para todos y en cada momento. Además es la manera de poner en práctica «El que entre vosotros quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo; como el Hijo del hombre, que no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos».
     Por la noche, después de cenar, como la mayoría de los días, me doy un paseo largo por la ciudad. Suelo ir por calles de poco tráfico por aquello de la contaminación. Aunque salgas a pasear solo a esas horas no hay peligro. Múnich es de las ciudades más seguras de Alemania. Cuando hace frío es cuestión de abrigarse, pero no de acobardarse.

Miércoles

     Hoy la mañana, ha sido algo más tranquila. Hasta he podido repasar parte de una lección de alemán. ¡Cuántos días hacía que no podía realizar esta tarea!
     Por la tarde me he quedado en el despacho para poner al día las cuentas.
     Lo suelo hacer un día a la semana. Las de caja con más frecuencia. Hoy me han salido a la primera. Cuando no salen bien !cuánto tiempo hay que emplear para encontrar el fallo¡ Es algo que suele suceder pues, mientras haces las cuentas, atiendes a los alumnos que vienen a pagar o a pedir alguna cosa que necesitan.
     Es uno de los momentos que aprovecho, si no llevan prisa, para hablar personalmente con ellos. Con relativa frecuencia surge el tema religioso. Hoy ha sido uno de los días más significativos. Un alumno ha entrado a pagar la mensualidad. Aproveché esta ocasión para corregirle un fallo que había tenido.
     Lo que menos podía pensar es que del análisis de la situación y de las consecuencias del fallo surgiera una larga reflexión sobre los pilares fundamentales de la vivencia cristiana.
     Un chico educado en colegio de religiosos y se admira cuando se le presenta el cristianismo como liberación, con amplitud de miras y compromiso social. ¿Cómo podemos creer en Dios si no creemos en el hombre? ¿Cómo puedo amar a Dios si no amo a los hombres, a la naturaleza? ¿Cómo puedo servir a Dios si no sirvo a los hombres? El cristianismo no es una religión alienante que necesita de Dios para solucionar nuestras deficiencias, es una respuesta a una llamada que nos invita a seguir una ley de amor, de comprensión, de perdón, de servicio desinteresado a los demás. El cristianismo es una forma de vida que tiene que llamar la atención en un mundo como el que vivimos, porque defiende y vive unos valores que, en muchas ocasiones, son contrarios a los que hoy se proclaman en los medios de comunicación.
     El nivel de vida al que hemos llegado nos ha creado tal cantidad de necesidades, que nos absorben y nos impiden ver la realidad desde el punto de vista de quien vive el desprendimiento y goza con tener sólo lo necesario, de quien disfruta compartiendo desinteresadamente, de quien siente el gozo de la obra bien hecha en beneficio del otro, de quien goza la paz de la conciencia tranquila.
     Cuando un alumno te dice: «yo creo en Dios pero no en la Iglesia», me pregunto ¿qué Iglesia estamos presentando? Si queremos hacer algo con los jóvenes tenemos que presentar una Iglesia que, como Cristo, acoge, comprende, ayuda, da, sana, perdona, tiene preferencia por los más necesitados, defiende la verdad, mira al hombre más que a la norma, es consecuente con el Evangelio que anuncia. En una palabra, se deja conducir por Cristo que es su cabeza.

Jueves

     Como todos los días, por la mañana miro qué ha habido en el correo de papel y en el electrónico para contestar. Hay días que este quehacer lleva tiempo pues, o son solicitudes que has de anotar en las listas de espera que tenemos y que has de ir poniendo al día con lo que implica de cambios en la planificación, o son cartas que hay que responder.
     Por la tarde he aprovechado un rato para ir a casa de una vecina a quien se le van deteriorando las extremidades por una enfermedad y tiene que usar la silla de ruedas. Para ella es una hora de compañía y para mí es una hora de practicar el alemán, además me corrige los ejercicios que le presento. ¡Ojalá pudiera hacerlo todos los días!
     Lo peculiar del jueves por la tarde es que nos reunimos a las 7,30 en la Misión Católica a celebrar la Eucaristía con ellos. Después también cenamos juntos.

Viernes

     Hoy me he levantado con el pie izquierdo, pues llevo toda la mañana dándole vueltas a preguntas que muchas veces te hacen: ¿Qué pintas tú en Múnich con un grupo de estudiantes ricos? ¿Qué haces allí con la falta de sacerdotes que hay en algunas diócesis de España y en América? Estoy en el Colegio Español de Múnich, en primer lugar, porque mis superiores me han mandado y trabajar con jóvenes es uno de los objetivos de la Hermandad. Además trabajar con jóvenes universitarios de tan diferentes lugares de España y de otras naciones, de tan diferentes estudios, hay arquitectos, filósofos, juristas de diferentes ramas, ingenieros de varias especialidades, algún médico, físico y químico, músicos, estudiantes de empresariales, etc. te aporta una riqueza cultural única. Creo que la Iglesia debe estar presente también en el mundo de la cultura y estar en un Colegio mayor es una manera de poner en práctica esa presencia. Por último, la sola presencia de unas ppersonas que intentan vivir unos valores que no son los que promueven los medios de comunicación y que los alumnos tienen bastante arraigados, creo que es algo que merece la pena. Hay que luchar contra:
     El subjetivismo: cada uno va a lo suyo, los demás no importan. La realidad es como cada uno la ve o la siente.
     El individualismo: se toma parte en las aglomeraciones y en las diversiones como sujeto pasivo. Están siempre acompañados, pero para las decisiones importantes de la vida se encuentran solos.
     El consumismo: los jóvenes viven la filosofía del tener más que la del ser, porque el tener da poder.
     La falta de esperanza: para qué luchar, si el mundo lo dirigen unos pocos.
     El agnosticismo: prescinden de Dios, porque no lo sienten ni lo necesitan.
     El relativismo: sólo merece la pena lo que tiene valor para mí en este cada momento, no importa si los otros no lo valoran.
     El conformismo: no se puede ir contracorriente. Está bien lo hacen todos. Todo vale igual.
     El utilitarismo: ¿Por qué tengo que hacer esto si no me gusta o no me sirve para nada?

     Por la tarde he preparado la hoja del próximo domingo con unas reflexiones para ponerla en el cartelón de anuncios. Son frases o comentarios de diferentes autores al tema de las lecturas del domingo que adapto a la situación del Colegio. Internet ayuda muchísimo a realizar esta tarea, lo mismo que a la preparación de la homilía del domingo.
     En la Eucaristía de hoy, influido por la reflexión de esta mañana, he pedido al Señor que me de fuerza y ánimo para que:
     Donde hay subjetivismo, ponga servicio a los demás.
     Donde hay individualismo, ponga comunión.
     Donde hay consumismo, ponga compartir.
     Donde hay falta de esperanza, ponga esperanza.
     Donde hay agnosticismo, ponga fe.
     Donde hay relativismo, ponga ilusión y entusiasmo.
     Donde hay conformismo, ponga valentía.
     Donde hay utilitarismo, ponga desprendimiento.

     Las noches del viernes y del sábado son las que más aprovecho para leer, pues me acuesto más tarde pendiente de que, los que salen a divertirse, que suele ser ya tarde, respeten el trabajo o el sueño de los que se han quedado. Llevo una temporada que me inclino por libros que me ayudan a entender mejor la Biblia, sobre todo el Nuevo Testamento.

Sábado

     Anoche dediqué las horas de lectura al libro «La identidad de la Hermandad». Es una recopilación de escritos de nuestro fundador el Beato Manuel Domingo y Sol en los que expone cómo entiende y le gustaría que fuera la Hermandad de Sacerdotes Operarios. Me ha emocionado el reencuentro con las ideas del Beato Manuel, que tan intensamente D. Buenaventura Pujol nos inculcó en el año de probación. La espiritualidad de la Hermandad que proponía el Beato, es la espiritualidad propia de los sacerdotes seculares. Las exigencias no tienen que venir de normas exteriores, han de salir del corazón. El vínculo que nos une a los operarios debe ser con palabras del Beato Manuel «la unión de sus espíritus para la gloria de Dios».
     No me importa acostarme tarde porque la mañana del sábado, como la del domingo, son muy tranquilas en el Colego. Puedes trasnochar y desconectar el despertador para levantarte cuando te despiertes o te despierten, como suele suceder con frecuencia. Hoy ha sido el Fax que imprimía una partitura para un alumno que tenía que dar un concierto de piano por la tarde.
     Voy a la ducha, tenemos dos para los diez que vivimos en el pasillo, y lo que no me ha sucedido en los seis años anteriores, las dos duchas están ocupadas. ¡A estas horas y un sábado! Sí, hoy han madrugado para ir a la nieve.
     Cuando hace buen tiempo aprovechamos los sábados para salir a comer y a dar un paseo por lugares pintorescos de Baviera. Como vamos en coche, pasamos por uno de los puntos verdes y aprovechamos para tirar aquellas cosas que no pueden ir en los cubos de la basura, como bicicletas viejas, cartones grandes, muebles rotos…
     A las hay 19,30 hay que estar en el Colegio para celebrar la Eucaristía. Casi siempre hay algún alumno que asiste.

 

José A. Sampedro
Colegio Español
Dachauerstrasse 145
D-80335 München

Dibujo: Pau Macià
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En más de una ocasión he recibido cartas lacónico-agresivas de desconocidos lectores que venían a decir: «Las historias que usted cuenta, señor JSV, son demasiado bonitas. La vida no es así. Haga el favor de ser más realista». Yo creo que la vida real es en realidad según los ojos con que se mira, según el corazón con que se ama. Para variar de voz y de perspectiva, en honor de los «lacónico-agresivos», he pedido a varios amigos míos (no podía pedir tal favor a mis enemigos, por la sencilla razón de que no soy tan importante como para tenerlos) que cuenten sencilla y realísticamente «7 días de su vida» de «cocineros de los cristianos» y de «señaladores del Camino».— J.S.V.