TRES CARTAS DEL P. LLORENTE volver al menú
 



      Érase que se eran Beatriz, Marisa y Pili, trillizas por la gracia de Dios, que tras hacer su Primera Comunión el 24 de mayo de 1981, empuñaron bolígrafo y papel y escribieron sendas cartas a su tío-segundo, el que vive ahora en Pocatello, tras haber pateado y repateado los hielos polares.
      No tenemos a mano las cartas de Marisa, Pili y Beatriz, porque su tío las tiene y retiene allá en Idaho, USA.
      Pero afortunadamente tenemos las respuestas, sendas también, que el tío Segundo escribió a Pili, Beatriz y Marisa. Que reflejan una felicidad tan grande que a uno le entran deseos de investigar de dónde le viene.
      Si el Sr. Alcalde de Pocatello supiese que esa ciudad para miles y miles de cristianos era como si no existiese, quizá se enfadaría por la ignorancia nuestra. Pero estoy seguro que si llegase a enterarse que ahora sí sabemos que existe, quizá se animaría a condecorar con una gran medalla geográfica al culpable y causante de que miles y miles de cristianos incluso amemos a Pocatello, «porque allí vive ahora el P. Llorente».

      J. S. V.


I

      Queridísima Beatriz:
      Me dices en tu preciosa carta que te gustaría darme un abrazo bien fuerte. Pues fíjate el abrazo que te daría yo a ti ¡te dejaría sin respiración! Te lo aseguro.
      Dices que en Villafalé lo pasáis chipén. ¿Dónde aprendiste esta palabra que es pura jerigonza? Pues sabe que me la has pegado a mí y ya la voy a usar como si fuera mía.
      Me preguntas si es cierto que tú y yo nos parecemos. Pues sí: bastante. Los ojos, igualitos. Las narices, no digamos. La boca, totalmente igual. En lo que no nos parecemos es en el pelo; que yo ya voy para calvo y tú tienes una melena negra que ya la quisieran las princesas de Inglaterra. Peor para ellas; claro está que sí.
      Dices que hay gente que cree que yo ya estoy en el cielo y espera que yo les ayude desde allí. Bueno, todavía me queda algo de tiempo para subir allá. Primero habrá que dar una vuelta por Villafalé a oler las violetas de los prados y oír cantar a los ruiseñores. Como Villafalé y Mansilla Mayor no hay nada en España. La pura verdad. Ojalá os visite el Papa cuando vaya a España. Le voy a escribir que no deje de visitaros ¡con lo bien que dormiría en el chalet! Yo no he perdido las esperanzas de dormir en ese chalet que por lo visto es un verdadero encanto; pues todos se hacen lenguas de él.
     Por la foto se ve que tienes mucha habilidad para hacer cosas bellas con las manos. También se ve que eres algo mandona y que tienes tu genio. Todo esto te puede servir mucho en la vida para salir a flote. Todos los grandes personajes tenían dotes de mando y tenían su genio. Uno que no tenga genio no vale para nada: es un calzonazos; créemelo.
      Dices que Pili no sabe si hacerse monja o no. Ya la ayudaré yo a pensarlo bien.
      También dices que has oído que yo estoy muy bien. Pues es la pura verdad. A pesar de mis 76 años me muevo como si fuera joven; ando tieso y aprisa; nunca voy al médico para nada; predico unos sermones largos y con voz de trueno; como de todo y nunca he estado a régimen; parto las nueces y las avellanas con los dientes como si tal cosa. Solamente cuando voy a visitar a los enfermos que viven arriba en una colina llevo la cacha para subir mejor y para espantar a los perros que andan sueltos y me ladran. Al ver la cacha no se me arriman por nada. Hay que saber defenderse en este mundo pícaro.
      «Beatriz» quiere decir «la que hace feliz», así que tienes buen nombre. No solamente tú tienes que ser feliz, sino que tienes que hacer felices a los demás.
      Bueno, guapina, saliste un verdadero encanto. Dios te libre cuando yo te vea, porque te voy a dar un abrazo que te deje sin respiración como te dije arriba.
      Tu tío que te quiere una enormidad,

El Padre Segundo


II

      Queridísima Marisa:
     Un millón de gracias por tu carta tan bonita. Y lo mismo tu retrato. Me dices que me mandas cien besos. Ya podías contentarte con cincuenta; pero se ve que saliste a mí en lo cariñosa. Yo te di nada más 5 besos en la foto para no estropearla; pero hubiera querido darte por lo menos 500. Tú te lo mereces todo.
      No sabía que habíais tenido la visita de la familia de Riaño que me visitó. Lo pasamos chipén hablando en leonés. Ellos creían que yo ya me estaría cayendo de puro viejo y achacoso; pero se encontraron con que no era así y nos reímos no poco sobre el caso.
      Me preguntas quién me hace la comida y quién me lava y me plancha la ropa. Viene una criada durante el día. Y cuando no viene, cocinamos nosotros: el otro Padre y yo. No nos morimos de hambre; pierde cuidado. El otro Padre tiene un barrigón tremendo. Yo estoy mucho más decente; porque como menos. Hay gente que come demasiado ¿verdad?
      Dices que abuelo Liborio siente dejar la casa vieja por el chalet. Cuando nos acostumbramos a algo, cuesta dejarlo; como nos cuesta dejar los zapatos viejos que nos caían tan bien por otros nuevos que nos aprietan algo.
      Me dices que no te quieres casar con el Príncipe de Asturias, y haces bien; porque esa gente son una calamidad; y luego a lo mejor mueren de un tiro que les pega algún comunista, No te cases con él. Tampoco quieres ser Carmelita. Bueno, eso no estaría del todo mal; pero tampoco hace falta que seas monja. Ya me dirás lo que piensas cuando tengas 20 años. Lo mejor será que te cases con un chico guapo que tenga buenos prados y muchas vacas. Así no te faltará leche fresca, huevos frescos, conejos de las conejeras, miel de las colmenas, algún lechazo y en fin vivirás como una princesa bien comida y bien bebida y bien gorda, aunque no conviene mucha gordura.
      Que no se te olvide poner Segundo uno de tus hijos. Si no me lo prometes, ya no te vuelvo a escribir aunque me vuelvas a mandar otros cien besos.
      Bueno, riquina, que sigas tan maja y que estudies lo más que puedas; pero lo principal es que seas muy buena... «porque al fin de la jornada — aquel que se salva, sabe — y el que no, no sabe nada», como dijo el poeta. Hazte cuenta que si te viera, te comería a besos.
      Tu tío que te quiere mucho,

Tío Segundo


III

      Queridísima Pili:
      Tú eres la más generosa de las trillizas, pues me dices que si voy a Villafalé entre todos me pagáis el viaje con gusto. No, hija mía, a mí me sobra el dinero; lo que me faltan son ganas de viajar, pues ya he viajado demasiado en mi larga vida. Pero a veces sueño en esos prados de Villafalé llenos de flores, y me imagino a mí mismo sentado en la hierba debajo de un nogal con las trillizas sentadas a mi lado escuchándome las historias de mis andanzas por estas Américas tan lejanas. Vosotras preguntando y yo contestan do. ¿No se te está haciendo ya la boca agua? Se me está haciendo a mí. Y luego vendría abuela Agustina con refrescos y ella también se sentaría a escuchar y preguntar. Y a lo mejor abuelo Liborio también vendría a sentarse; aunque de esto ya no estoy tan seguro, porque él todo tiene que ser trabajar, trabajar y trabajar. Trabajar para ganar dinero para pagarme el viaje; ya lo sé yo.
      Dices que me prepararás una habitación en el chalet y hasta un despacho para escribir y recibir visitas. ¡Pero cuidado que saliste maja! Y hasta me harías la cama y me lavarías y plancharías las camisas. Dichoso el novio que se case contigo. Aunque no; he oído que andas pensando en si ser o no ser monja. Todavía tienes 8 años para pensarlo; pero estoy casi seguro que sí lo serás; porque aquella foto donde salisteis las tres, se la mandé a las monjas de California, y ya me escribieron que están rezando para que una salga monja sin falta. Y claro está, tiene que salir la que ya lo está pensando; que eres tú.
      La señora Yiyí me llamó por teléfono y me habló hora y media seguidas y todo lo habló ella. Quedó muy impresionada de la película de la primera Comunión y dijo que como eso no hay nada en el mundo. Será mejor que no me la mandéis, porque no haré más que llorar de alegría, y aunque sea de alegría, llorar siempre es algo penoso.
      Dices que estáis tristes porque Luis A. tiene que ir a la mili a Gerona. Ay, hija mía; antiguamente los quintos tenían que ir a Melilla a matar moros y a que los matasen a ellos; y antes tenían que ir a Cuba y a las Filipinas y las pobres madres no hacían más que llorar. Ahora los quintos lo pasan chipén. Gerona está a un paso, además puede aprender catalán que le vendrá bien para ordeñar las vacas; que dicen que dan más leche si se las habla en catalán. No sé.
      Te despides con «muchos besos». Que pasen de 100 para ser más generosa que Marisa. No dejes que te gane ella.
      A Marisa ya la distingo; pero a Beatriz y a ti me cuesta mucho distinguiros, aunque ella se parece a mí un poco más, a no ser que me equivoque; porque tú no pudiste haber salido más salada.
      Saluda de mi parte a tus padres y a los abuelos y a tía Pili y tía Tinina, y al sargento Luis sin olvidar a tío Amando su hermano, y lo mismo si ves a tía María y a los de Mansilla Mayor. Les dices que sigo tan valiente entre estos americanos tan sosos que confunden la gimnasia con la magnesia.
      Te quiere mucho,

   Segundo Llorente


195 Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo, que quiere corazones valientes y decididos. Vale la pena consagrarse al hombre por Cristo, para llevarle a Él, para elevarlo, para ayudarle en el camino hacia la eternidad. Vale la pena hacer una opción por un ideal que os procurará grandes alegrías. Vale la pena vivir por el Reino el celibato sacerdotal, vivirlo responsablemente, aunque os exija no pocos sacrificios. El Señor no abandona a los suyos. — JUAN PABLO II