7 DÍAS DE UN COADJUTOR volver al menú
 

    TE BENDECIMOS, PADRE SANTO,
      PORQUE EN EL INSONDABLE DESIGNIO DE TU AMOR
      NOS LLAMAS INCESANTEMENTE A LA SANTIDAD
      DESDE EL INSTANTE EN QUE FUIMOS BAUTIZADOS
      EN TU NOMBRE Y EN EL DEL HIJO Y EN EL DEL ESPÍRITU SANTO.

      TÚ CONOCES BIEN LAS ANGUSTIAS Y ESPERANZAS
      DE LA HUMANIDAD EN NUESTROS DÍAS.
      EL HAMBRE Y LA SED DE TI,
      EXPRESADA COMO A TIENTAS DE TANTOS MODOS
      Y QUE SÓLO PUEDE SACIAR CRISTO,
      CAMINO, VERDAD Y VIDA.
      LA URGENCIA DE UNA EVANGELIZACIÓN NUEVA
      EN SU ARDOR, EXTENSIÓN Y HONDURA,
      POR EL FUEGO DE LA CARIDAD DE TU ESPÍRITU DIVINO.

PADRE BUENO, SABES TODO CUANTO NECESITAMOS.
ESTO NOS DA CONFIANZA Y NOS IMPULSA A PEDIRTE
ESCUCHES LA SÚPLICA DE TU IGLESIA QUE,
CON FE VIVA Y HUMILDAD DE CORAZÓN,
TE IMPLORA ENVÍES OBREROS A TU MIES
PORQUE LA MIES ES MUCHA Y LOS OBREROS SON POCOS.

      SABES BIEN CUÁNTO NECESITAMOS LA PRESENCIA
      DE PASTORES SANTOS Y NUMEROSOS
      PARA CONDUCIR A TU PUEBLO POR LOS CAMINOS DEL ESPÍRITU
      Y HACER CONOCER EL EVANGELIO DE TU HIJO
      HASTA EN LOS ÚLTIMOS CONFINES DE LA TIERRA.

      SABES BIEN CUÁNTO NECESITAMOS
      LA CERCANÍA ESPIRITUAL DE LOS CONSAGRADOS Y CONSAGRADAS
      —TOTAL Y EXCLUSIVAMENTE ENTREGADOS A TI-
      QUE ACOMPAÑEN EL MINISTERIO DE LOS PASTORES
      Y ALIENTEN EL FERVOROSO DESPERTAR DE NUESTROS LAICOS,
      MANIFESTANDO CON LA VIDA EL SILENCIOSO HEROÍSMO
      DE LA CARIDAD COTIDIANA.

      ES LA IGLESIA DE TU HIJO LA QUE, UNÁNIME,
      TE IMPLORA ABUNDANTES Y SANTAS VOCACIONES.
      ASÍ COMO MARÍA DE NAZARET
      CREYÓ EN TU AMOR Y OBEDECIÓ A TU PALABRA,
      QUE SU EJEMPLO E INTERCESIÓN,
      SUSCITE GENEROSIDAD Y HEROÍSMO
      EN NUESTRAS MUCHACHAS Y MUCHACHOS
      PARA QUE PUEDAN RESPONDER AHORA,
      COMO MARÍA LO HIZO,
      CON SOLÍCITA OBEDIENCIA Y CORAZÓN INDIVISO.

      QUE QUIENES COMENZARON YA
      A SEGUIR LA LLAMADA DE JESÚS APRENDAN DE ELLA
      LA PERSEVERANCIA FIEL HASTA LA MUERTE,
      DEJÁNDOSE MODELAR EN LA IGLESIA
      DÓCILES A LA ACCIÓN ESCONDIDA Y PODEROSA
      DEL ESPÍRITU SANTO.

      CONCÉDENOS, PADRE, QUE
      LA MATERNAL INTERCESIÓN DE NUESTRA SEÑORA
      SOSTENGA, DÍA A DÍA, NUESTRO CAMINAR EN LA FE Y
      SIGUIENDO LAS HUELLAS DE CRISTO,
      TODOS COOPEREMOS ACTIVAMENTE
      EN LA SALVACIÓN DE NUESTROS HERMANOS.

      TE LO PEDIMOS POR TU HIJO MUY QUERIDO JESUCRISTO,
      QUE VIVE Y REINA CONTIGO
      EN LA COMUNIÓN DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.


7 DÍAS DE UN COADJUTOR


       
El mundo no termina en el Finisterre. Y la Iglesia, tampoco. Gracias a Dios.
      En Buenos Aires, el 8 de agosto, un grupo de sacerdotes, a los que conocí en 1966 cuando eran seminaristas, me invitaron a cenar (como condiscípulos se reúnen para este ágape una vez al mes).
      Entre pizza y pizza, con humor y sencillez, contaban sus andanzas de jóvenes-ancianos (presbíteros).
      A la hora de pagar, no me dejaron. Y fueron tan buenos que basta prometieron al huésped un «suplemento» de aquel encuentro: contar cada uno por escrito 7 días de su vida de cocineros de los cristianos. Pensé que en Europa no vendría mal conocer los guisos americanos y su amasar el Pan.
      Guillermo («lavaplatos» desde el 23 de mayo de 1970) es coadjutor por partida doble: en una parroquia-santuario (San Cayetano, Liniers: meta de peregrinación multitudinaria el 7 de cada mes) y en otra parroquia (Santa Rosa), distante una hora en ómnibus. Coadjutor, y Director de una revista mensual de pastoral popular («Pan y Trabajo», se titula), con eco cada vez más amplio y profundo en Argentina.

J. S. V.



DOMINGO

      ¡Cómo cuesta levantarse! Hay momentos en que el excesivo cansancio nos traiciona.
      Marcos nos trae la palabra de Jesús: «No es lo externo lo que mancha al hombre». Preparar la predicación es predicarse primero a uno mismo. ¿Cuántas veces nos refugiamos en lo formal y externo para escaparnos del encuentro con el Dios vivo? Y también despreciando lo formal y externo podemos escaparnos de Él.
      Reunión del equipo de Pastoral Popular. Justino no estuvo. Viajó a Argelia como invitado especial para la reunión de los países del Tercer Mundo. La reunión se hace pesada y engorrosa.
      Confesé en San Cayetano. ¡Qué misterio es el sacramento del perdón!
      Manuel, el diagramador de la revista, continúa con su tuberculosis. Vamos a visitarlo y llevarle el sueldo. Se ha hecho muy tarde.


LUNES

      Dormí poco, pero se compensa con el poder rezar y tomar unos mates preparándose a la misa. Luego comenzará la vorágine.
      Al terminar la misa hay varias personas aguardando. Cada día es más perceptible la falta de curas.
      Salgo a visitar los enfermos. Quedaron muchos sin atender. No es posible convertirse en un «cura taxi».
     En Liniers hay mucho trabajo atrasado. Falta contraste en las fotos de dos notas y dieciséis páginas sin diagramar. La correspondencia es suculenta.


MARTES

      Es madrugada y todavía en Liniers. Me voy a Santa Rosa aunque quedan más de seis páginas sin cerrar y el plazo venció ayer. Vinieron dos religiosas, luego un franciscano y finalmente un evangélico. Si no fuera por el ecumenismo no le hubiera dedicado las dos horas de charla difícil.
      De nuevo me despierto tempranito. ¡Es tan distinto rezar así! En las dos horas de viaje sólo se pueden decir jaculatorias o desgranar las cuentas del rosario.
      Pude atender los enfermos que habían quedado de ayer. Me hizo bien Rosinda. Tiene cáncer en el hígado y está en las últimas. Me contó toda su vida. La absolví. Quedó tranquila. Como seguirá internada, mañana le llevaré el viático.
      En Liniers me entero que no habrá ni fotógrafo, ni laboratorista: el uno está enfermo y el otro tiene examen.
      No entregaron el papel para la revista. El importador pide disculpas, no ha podido cumplir porque hay huelga en Finlandia. El impresor reclama. Estos imprevistos aparecen cada mes, siempre distintos. Hay que templarse los nervios.
      Me llaman a confesar. Hay cosas que llevan tiempo, rato de olvidarme de todas las urgencias y escuchar como si fuera lo único que debo hacer en el día.
      Llamé a Santa Rosa avisando que me quedo en Liniers. Las rotativas no esperan.


MIÉRCOLES

      A las seis termino todo lo atrasado de ayer. ¡Qué distinto es trabajar sin interrupciones! Me recuesto un rato dado que celebraré a las 10.
      Recién puedo subir a las 12. Parece que no sólo en Santa Rosa «devoran» a los curas. Todavía no hay papel.
      ¡Qué tortura es el teléfono! A cada rato hay que interrumpir para atender y cuando uno quiere llamar t para encontrar solución al papel, no consigue.
      Charla con dos redactores; si no se habla, el número próximo saldrá a los apurones.
      Me niego a atender a tres personas. Como no entienden explicaciones, no hubo más remedio. Es humillante decir que no. Parece que hoy el Señor me corre por el lado de la pobreza.


JUEVES

      Parece que se logrará imprimir «Pan y Trabajo» hoy. Éste es el panorama a las siete de la mañana. Es bueno hacer lista de cosas pendientes en cada área para hacer rendir el día.
      Mañana es 7 y habrá multitud de confesiones. Siento la necesidad de tornarme penitente para poder absolver sin descanso. Voy al Seminario a confesarme. Prácticamente tengo que huir. ¿Es posible que no pueda disponer de dos horas para charlar con los curas y seminaristas? Como un sandwich al pasar y voy corriendo a Liniers. Llamo a la imprenta. P. y T. lo imprimen a la tarde. Me prestan papel, pero debo reponerlo en la semana entrante. ¿De dónde saldrá?
     El personal está diezmado y justo hoy, con todo lo que había que hacer. Manuel, Francisco y Margarita, enfermos. Norberto, cursando la beca de fotografía gráfica. Carlos y Soledad, con cambios de horario en la Facultad, tampoco podrán venir. Jordi está de licencia por exámenes. En total siete ausentes, y el trabajo tiene que salir. Señor, por tu amor, no abandones la obra de tus manos.


VIERNES

     Celebro bien tempranito en Santa Rosa para poder hacer la recorrida de enfermos que comulgan los primeros viernes. ¡Pobre Rosinda! Quedé en llevarle el viático el miércoles y no fui. Me impresionó cómo estaba esperando al Santísimo. Permanecí largo rato rezando con ella. Aunque las cosas se retrasen... no es posible creer sin oración y cada día más me convenzo que el sacerdote o vive de la fe y todo tiene sentido, o manda todo a freír espárragos. La oración, en definitiva, es el oxígeno de la fe.
      En Liniers, misas de 12 y 13. En el ómnibus me encuentro con un grupo de fieles de Santa Rosa que van a San Cayetano. Sacan el tema el sacerdote y la política, comentando actitudes de un hermano cura. Les escucho silencioso. Cuando me apuran un poco sólo atino a poner de relieve las virtudes de ese hermano. Ellos también lo ven, pero... Y sin embargo, por otra parte, lo que para ellos es un «pero...» sé que a muchos ha servido para acercarlos profundamente a Cristo. No hay caso. Los curas seremos siempre unos bichos raros. Usados por todos y sometidos al juicio de todos.
      Todo mi plan era pasarme el día en el confesonario. Confesar en el Santuario es algo así como hacer ejercicios espirituales continuados.
      Muchísima gente. Cada 7 más silenciosa y ordenada.
     No confesé a nadie. Terminada la misa de trece estaba el evangélico de los otros días, luego dos dominicos franceses que trabajan en Perú y que rían estudiar la Pastoral Popular que se realizaba, y finalmente dos religiosas. La una con un problema cristológico y la otra en honduras místicas. Total, se hizo noche. Mañana tengo un informe en el Seminario sobre Pastoral Popular y aún no preparé nada. Estoy reventado.


SÁBADO

      Hubo que cenar en Liniers cerca de la 24. Mucha gente en la noche. La madrugada avanzó: son las 4 y, antes de acostarme, bosquejo brevemente el informe para luego. Es bueno que el subconsciente lo madure durante el sueño.
      Me levanto tempranito para rezar un poco. Cuanto más fuertes son las exigencias más íntima y urgente se presenta la oración y el silencio.
      Llaman por un casamiento: bendito problema de los adornos y las flores. Salgo para el Seminario. Llego a mediodía y me meto en la capilla. No preparé la predicación de la tarde. Confesiones en Santa Rosa y misa vespertina. Después de los casamientos vamos a cenar con el diácono. Qué lindo es comprobar que Él va continuando sin prisa y sin pausa su presencia viva en la Iglesia peregrina. ¡Gracias, Señor, por Rubén, diácono!

Guillermo Rodríguez Melgarejo


110 La obra de la redención no se realiza en el mundo y en el tiempo sin el ministerio de hombres entregados, de hombres que, por su oblación de total caridad humana, realizan el plan de la salvación, de la infinita caridad divina. Esta caridad divina hubiera podido manifestarse por sí sola, salvar directamente. Pero el designio de Dios es distinto; Dios salvará en Cristo a los hombres mediante el servicio de los hombres. El Señor quiso hacer depender la difusión del Evangelio de los obreros del Evangelio. — PABLO VI