DIARIO DE UN HERMANO MISIONERO volver al menú
 



EN LA CURIA GENERALICIA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN ROMA SE HA CELEBRADO RECIENTEMENTE UNA FIESTA ÍNTIMA CON MOTIVO DE LAS BODAS DE ORO DE TRES JESUITAS: UN RENOMBRADO CIENTÍFICO IRLANDÉS, UN NORTEAMERICANO QUE SE HA DISTINGUIDO EN LAS TAREAS DE GOBIERNO Y EL TERCERO, LEONÉS, EN LA CATEGORÍA DE LOS QUE HACEN POSIBLE LA LABOR DE LOS HOMBRES DE CIENCIA Y DE GOBIERNO. EL PADRE DANIEL O’CARRELL ES DIRECTOR DEL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO VATICANO. EL PADRE HAROLD SMALL HA SIDO PROVINCIAL DE OREGÓN. EL HERMANO JOSÉ MIRANDA HA SONREÍDO SIEMPRE EN SU TRABAJO Y HA COLABORADO CON CARIDAD AL ESFUERZO COMÚN.



     Diario simple, elemental, como la vida sencilla e imprescindible de muchos cristianos anónimos. Cuando sube el precio del petróleo, aumentan las complicaciones y la gente se pone nerviosa, conviene no olvidar que las flores siguen existiendo, y que hay estrellas en el cielo y en las pupilas de muchos, que como el Hno. José, militan en la categoría de los que hacen posible la labor de los hombres de ciencia y de gobierno.

J.S.V.


15, domingo

     Gracias, Dios mío, por haber podido hacer mis votos esta mañana. Ya hace dos años y medio que estoy aquí; el tiempo se me ha pasado más a prisa de lo que me imaginaba. Me gustaría saber a dónde me van a mandar.

16, lunes

     Dentro de un mes, salgo para Ngoma. ¡Quién lo iba a pensar! Allí tendré que dar clase de mecánica y quizás encargarme también de construir la iglesia... Trabajo no faltará. He rezado por mamá, por papá, por las niñas. Es mucho más duro para los que se quedan. Habrá que ver cómo me las arreglo para decírselo.

28, sábado

     Los días pasan volando: cartas, bártulos, vacunas. Imposible llevar diario puntualmente. Aunque lo importante son las grandes líneas. Papá y mamá han estado magníficos: «Si es tu vocación, hijo, hay que seguirla. Nosotros no contamos». Debe ser duro para papá ver cómo su único hijo deja el negocio familiar. Las dos mellizas han crecido enormemente. Dios mío, protege a los míos.

13, domingo

     Por fin, ya en alta mar. Mamá, enormemente emocionada, con su sonrisa y sus lágrimas, agitando el pañuelo todo el rato. Papá, con el corazón en un puño, diciendo su «A la paz de Dios, hijo». Y las dos mellizas llorando como unas magdalenas.

17, jueves

     Me maravilla la gente. Parece como si nunca pensase en Dios. Con frecuencia soy el único que participa en la misa. Es una lástima tener que pasar todo el día sin poder orar delante del Santísimo. Procuro rezar mirando el mar. ¡Qué pequeño se siente uno en las manos de Dios! Ni pizca de mareo..., por lo menos hasta ahora. El Congo a cada vuelta de hélice está más cerca.

18, viernes

     Estoy contento de no viajar en primera. Me acordé esta mañana de san Francisco Javier, nuncio del Papa, lavándose él mismo la ropa, en el barco que le llevaba a la India. Hoy viajamos con demasiado confort, aun los que pasamos por pobres.

22, martes

     Me han instalado en una antigua clase y, mientras escribo, tengo delante unos inmensos ventanales, que me hacen pensar en la escuela de mi pueblo, claro que allí no hay palmeras balanceándose mansamente. Una cama sencilla, cubierta por una mosquitera bastante tronada, una mesa, un armario, una silla... ¡Y pensar, Señor, que hay personas para las que esta desnudez sabe a riqueza! Un lagarto hace acrobacias sobre los cristales. El aire es caliente, un poco húmedo.

23, miércoles

     Han venido a verme mis futuros alumnos. Visita protocolaria, pero afectuosa. Estaba un poco nervioso y no acababa de encontrar las palabras. Cuando les hable de motores y pistones será más fácil. Aunque, en el fondo, he venido a hablarles de Jesús. Claro que hay diversas maneras de hacerlo: como lo hace el Padre, cuando les enseña el catecismo; como lo haré yo, con la transparencia del corazón que deje ver a Jesús aunque hable de cilindros y de máquinas.

24, jueves

     Unos blancos, que están de vacaciones, han venido de visita. Ponían cara de satisfacción. Traían un coche estupendo. Me he acordado de mi cansancio, de los kilómetros que tuve que recorrer en camión, montado sobre los bultos, mascando polvo a granel. Ahora, ya más sereno, descubro que con ese estilo de gran señor, me alejaría de los negros. ¿Dónde está la mayor alegría? ¿Dónde la mayor libertad?

25, viernes

     Las clases de matemática las da un profesor, recién casado, que vive en una casita, situada delante del colegio. Buen hombre, sencillo y trabajador. Por la noche, corrige los deberes en compañía de su esposa. Yo, cuando voy a la habitación, estoy solo, ¡solo! El corazón grita a veces, pero intento recordar entonces aquellas palabras: «Es posible que el mundo solamente lo salven los que no tienen donde reclinar la cabeza»

27, domingo

     Acaban de pedirme que desde mañana, sin dejar las clases, me encargue de las obras. Es un duro golpe. No estoy de acuerdo con la manera cómo se ha planeado la construcción. Las puertas tendrían que estar en otra parte y hay poca luz. Me han dicho que desconozco el clima del país. Y que a lo hecho, pecho. Se hubiese prestado a una larga discusión. ¿La obediencia consiste en hacer cosas «tontas» por el simple placer de ejecutar las ideas de otro? Estaba nervioso y no he sabido disimularlo. Sin embargo, me he callado. ¿Cómo tragar todo esto? ¡Y lo que me espera! ¡Con lo fácil que es ir a la capilla! ¿Por qué no se me habrá ocurrido antes? Noto como si Él me dijese: «Pero, ¿qué importancia tiene todo esto, hijo! ¿Qué más da una puerta así o asá? ¿Es que san José se puso a discutir cuando dio con el establo en Belén? ¿Qué es mejor: salir con la tuya o lograr que reine Mi dulzura y Mi paz? Lo más importante es que logres que yo esté presente en medio de los trabajadores. Lo cual será posible por la obediencia gozosa, y no si te empeñas en salir con la tuya».

28, lunes

     Avería eléctrica en la misión. Descubrí inmediatamente que las escobillas están deshechas. Muy difícil arreglarlo, habrá que comprar unas nuevas. Mientras manipulaba con el mecánico negro, con las manos embadurnadas, estaba refunfuñando contra los que no cuidan las máquinas. Ahora me arrepiento: ¡no he venido a juzgar el trabajo de los otros!

2, sábado

     En la ciudad la vida es trepidante. El mercado de mandioca, las mujeres negras aparatosas, montones de críos por todas partes, almacenes abarrotados de chucherías y de telas de mil colores. Comprendo por qué la ciudad ejerce sobre los niños la atracción que me deslumbraba. Me he traído seis escobillas y varias piezas de recambio. El de la tienda me ha hecho descuento: no sé si por ser Hermano o por mi buena cara. La misión ya tiene luz. ¡Qué bien se está así!

11, lunes

     Y por si todo lo anterior fuese poco, hala, ¡al frente de la cocina! El agua me está llegando al cuello. Y ¿de dónde saco tiempo para preparar las clases? Me cuesta dormir, hace un calor asfixiante y la luna se mete por los cristales de mi ventana.

19, jueves

     He pasado más de un mes sin escribir nada. Dicen que no me previne suficientemente contra la malaria. De hecho andaba ya muy agotado. Cuando menos lo esperaba, a media clase, me vine abajo. Dos semanas en cama y luego larga convalecencia. ¡Cómo me han mimado! Me parece como si mirase a la gente con ojos distintos; y ellos, lo mismo. ¡Cuánta simpatía insospechada!

1, miércoles

     He andado tan de cabeza durante las fiestas de Navidad que no he tenido materialmente tiempo de escribir. Lo hago ahora, de camión a camión, en un puesto aislado junto al río. Con las palmeras esto parece la huida a Egipto. Sin embargo, ¡no huyo de ningún Herodes! Obedezco a Dios que por medio de mi Superior me manda inopinadamente a otro destino: electricista a Muskitu, donde el Hermano está enfermo. ¡Cuando apenas había empezado a conocer a mis alumnos, con las clases del segundo trimestre a punto!... ¡Ahora que iba encontrándome ambientado! ¡Con amistades que iban floreciendo! Sonrío al ver la pobreza de mi equipaje subido al camión mientras el sol abrasa. Delante de mí un camaleón avanza por una rama prudentemente, con gestos prefabricados, como un juguete automático, alarga la lengua y se zampa una mariposa. Su garganta se vuelve azul, luego carmesí. Es un espectáculo tan cautivador que me río solo. El Señor tiene mucha imaginación.

Florent Helbo


110 La obra de la redención no se realiza en el mundo y en el tiempo sin el ministerio de hombres entregados, de hombres que, por su oblación de total caridad humana, realizan el plan de la salvación, de la infinita caridad divina. Esta caridad divina hubiera podido manifestarse por sí sola, salvar directamente. Pero el designio de Dios es distinto, Dios salvará en Cristo a los hombres mediante el servicio de los hombres. El Señor quiso hacer depender la difusión del Evangelio de los obreros del Evangelio. - PABLO VI