SAPERE volver al indice
 

     Infinitivo del verbo latino sapio que significa «tener sabor o gusto, saber bien o mal». Luego llegó a significar «saber, reconocer con el pensamiento, ser inteligente, juicioso, sensato». De donde el sustantivo sapiens que significa «sabio».
     En mí el verbo sapere va unido al día de Pentecostés. Antes, cuando la liturgia se hacía en latín, la oración del día, al Espíritu Santo, hablaba de recta sapere, saborear-saber las cosas rectas.
     Y es que el Espíritu de Dios es sabroso, oloroso, perfumado. Y si no lo saboreamos, ¿por qué será?

Decid, si juntasen todos los olores de cuantas cosas criadas hay en el mundo, en que hubiese algalia, almizcle, ámbar, azahar, jazmines; finalmente, todos los olores se juntasen, sin que el un olor impidiese al otro, ¡qué olor tan suave sentirías, qué consolación te daría, cómo confortaría tu ánima! Pues mira, todo sabor amarga, todo sabor es desabrido más que la hiel en comparación del que el Espíritu Santo trae consigo. ¡Oh qué sabor, oh qué color, oh qué gusto, oh qué consuelo, oh qué descanso, oh qué regocijo, oh qué alegría, oh qué esfuerzo sintieron los apóstoles cuando sintieron el silbo dentro de sus entrañas! ¡Qué contentamiento sintieron sus ánimas, qué hartas, qué rellenas, qué abundantes estaban del Espíritu Santo! ¡Plégale a El nos dé el soplito y el silbito! (Juan de Avila).

     Habría que pedirle a Dios nuestro Señor una vez al año cuando menos, el don, el regalo, de unos gramos de soplito y silbito. ¡Un día es un día!