REINO volver al indice
 

     Alto. Delgado. Al verlo casi temes que un golpe de aire lo abata. Destila ingenuidad. Quizá por eso marchó lejos, muy lejos.
     Desde allí de tarde en tarde escribe cartas. Cartas... pastorales, porque es un pastor. Su nombre no aparecerá nunca en la bibliografía sobre teología de la liberación, sobre sagrada Escritura. Pero su oración es realmente bíblica y sus dudas liberan.

     El día 1 de febrero fue el de mi «traslado» a Corocol. Después de la misa me quedé a dormir en la sacristía de la nueva iglesia. El plan era pasar a vivir en una casita como las demás, una de las 500 casitas que componen el barrio. Pero como las lluvias hicieron crecer la quebrada y la quebrada se llevó una de las casas, la señora que vivía en esa casa se ha pasado a vivir a «mi» casa y yo, por no esperar a que la desocupe, estoy viviendo en la sacristía.
     En Corocol no tenemos luz. Tampoco agua, porque aunque existe el pozo y el sistema de conducción, los del Patronato dicen que no dan agua...
     A cada comida dejo una lempira (unas 40 pesetas) allí donde me dan de comer. No tengo casa fija. Visitando hogares se me llega la hora de almorzar o la de comer y... me invito. Me dan lo que hay, sin extraordinarios de ningún tipo. Un día llegué a una casa a la hora de almorzar y pregunté que qué tenían de comer. «Nada», me dijeron. Ni siquiera habían encendido el fuego. Yo entonces les dije que viésemos a ver qué hacíamos con una lempira para todos: la mujer (su hombre, sin trabajo hacía quince días, andaba buscando algo), una niña de ocho años, otra de seis (de otro padre que el actual compañero) y una pequeñita de unos ocho meses y yo. Compramos como veinticinco centavos de guineos maduros, unos 21 guineos. Y con eso nos llenamos.
     Estoy contento. Pretendo formar comunidad cristiana viviendo con la gente: con los pobres, desde los pobres, no sólo a favor de los pobres. No sé si acertaré.
     No tengo respuestas. Sólo preguntas.
     Sólo deseo conocer lo que Dios quiere y deseo colaborar para que el reino de Dios sea «efectivo». Por eso mi oración es «venga tu reino», porque de veras que me siento incapaz para lograr algo en esta dirección. Ni siquiera sé exactamente qué cosa es, en concreto, el reino de Dios
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     Buen maestro es no sólo quien enseña saberes sino sobre todo quien enseña ignorancias.
     Señor, yo tampoco sé qué cosa es, en concreto, el reino de Dios. Pero déjame que también yo te diga «venga tu reino».