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     La vida es intraducible. Por esto las aclaraciones de los diccionarios, excepto cuando explican utensilios, siempre nos dejan insatisfechos.
     Queda el recurso de pedirles prestados sus ojos a los poetas.
     Decir que leer es pasar la vista por lo escrito o impreso, haciéndose cargo del valor y significación de los caracteres empleados, pronúnciense o no las palabras representadas por estos caracteres, sabe a poco.
     Hay mucha más luz en esta sencilla confesión de Vicente Aleixandre:
     «Nací a la luz, e incluso a los libros, en Málaga —otro modo de nacer-, porque allí aprendí a leer, que es el segundo nacimiento»