HESICASTA volver al indice
 

     Fui a verle y le encontré «en el lecho del dolor». Se había roto una pierna por 3 ó 4 sitios y allí estaba inmóvil aquel mozo que parecía hecho de rabos de lagartija.
     Como sabía que recientemente había pasado una temporada en América y lo de los aviones le encantaba, tuve que contarle con todo detalle menús, uniformes de las azafatas, tipos de aviones, características de los aeropuertos y... apuros en las aduanas.
     —¡Qué contraste!, exclamó tristemente, mientras yo aquí hecho un...
     Al no dar con la palabra, le dije:
     —...hesicasta.
     Naturalmente nunca la había oído.
     Pero creo que llegó a captar su significado y hasta me pareció que aceptaba mansamente hacer de «hesicasta» una temporada.
     Hesicasta llaman en Oriente a los monjes que se dedican a la contemplación (que están tranquilos, inmóviles, tal es el significado de la palabra griega).
     Recuerdo la primera vez que di con ella. Leía a san Juan Clímaco: «Como el gato espía al ratón así el hesicasta espía al invisible».
     Me gusta recordar a los cristianos la oportunidad que tienen de ser hesicastas, contemplativos.
     Un regalo que Dios nos hace a veces, sin que se lo pidamos. Un oficio de minorías selectas.