FILEMÓN volver al indice
 

      La segunda pregunta decía: «¿Qué página del evangelio seleccionaría usted, si le obligaran a elegir?».
     Mi respuesta fue: «De todo el nuevo testamento, no sé si por pereza —al ser tan breve— o por humanidad —al ser tan poco esdrújula-, tengo especial predilección por la Carta a Filemón. Epafras y Marcos, Aristarco y Dimas, Lucas y Pablo, Filemón y Onésimo, Apia y Arquipo, me enseñan a ser hermano, a ser hijo de un mismo Padre».
     Filemón era un cristiano al que se le escapó de casa un esclavo. San Pablo intercede por él, por Onésimo, sin echar mano de ningún registro dogmático-trompetero. Escribe una carta —la más breve que conservamos de él— mojando la pluma no en los derechos del hombre sino en el corazón. Porque ya es muy viejo aquello de que «sólo se ve bien con el corazón».