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     Los señores de la ONU han dicho que 1979 tiene que ser el año internacional del niño.
     Lo han dicho porque se cumplen ahora veinte años de la «declaración de los derechos del niño».
     Durante todo el año los políticos nuestros van a tratar de ganar partidarios para sus partidos declamando, enfervorizados, los diez principios, ya veréis.
     Y durante estos trescientos sesenta y cinco días, los miembros de la Obra de la Infancia Misionera sonreirán oyendo tales declaraciones. Porque da gusto ver cómo por fin los señores políticos se atreven a decir que «el niño ha de gozar de una protección especial para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente», que es lo que la «Santa Infancia» viene haciendo desde hace tantísimos años «sin excepción alguna, ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma».
     El 28 de enero, Dominf 79, los amigos de Jesús rezarán intensamente para que cada vez haya más niños-jesús en el mundo entero. Y para que los hijos —o los nietos— de los señores de la ONU y de nuestros políticos, tan democráticos, recen el padrenuestro. Que buena falta nos hace.