CRUZ volver al indice
 

     Terminó la eucaristía. La gente fue saliendo.
     Me senté en un banco a dar gracias, cuando distraídamente observé a dos críos arrodillados. El de la derecha guiaba la mano insegura del hermanito sobre su frente, su pecho... Hacía la señal de la cruz. Más que hacerla la inventaba, la recreaba. Mano auxiliadora del uno, mano inmadura del otro.
     Seguro que un montón invisible de ángeles sonrientes estarían contemplando extasiados aquella liturgia silenciosa, alborada de redención sobre la frente, el corazón de un niño.
     Pensé en mi sacerdocio: humilde oficio, ayudar a que florezca la cruz sobre la frente, el corazón de los cristianos.