BARLOW volver al indice
 

     Apellido inmortalizado por un diplomático y poeta norteamericano (se llamaba Joel) y por un matemático y físico inglés (de nombre Pedro) que echó a rodar el primer motor eléctrico allá por 1828. De donde lo de «la rueda de Barlow».
     Sin embargo, a mí el apellido me suena a un joven francés que en un libro escrito con gracia y colorido cuenta sus primeras andanzas como profesor. Profesor de niños, claro, como todo auténtico profesor.
     Resulta que el joven, que se llama Michel, además de profesor de niños es especialista en humanidad. Dice en la página 90:

     «Somos lo que somos por los encuentros que hemos tenido. Influimos en los otros con frecuencia sin darnos cuenta. Nadie tiene por qué despreciarse a sí mismo: quizá sea él como una aurora para un pobre niño o para su perro, cuando menos.
     Nada se pierde en el universo. Todo es vida.
     Los fracasos, los sufrimientos, las desesperanzas todas abren un surco con la impronta del amor, cuya virtualidad sólo aparentemente queda infecunda.
     Imposible imaginar que una llamada no despierte a nadie, no encuentre eco alguno. A veces la respuesta germina lentamente, y florece Dios sabe cómo en otras orillas, en otros tiempos. Pero florece infaliblemente».

     Título del capítulo: «Basta con amar». Título del libro: «Diario de un profesor novato».