LECTIO DIVINA

 

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Lectio Divina

Rocío García
Florencio Abajo
La Casa de la Biblia
 

PRESENTACIÓN

El siguiente material contiene una propuesta de reflexión y oración desde la Palabra de Dios, y a partir de los tres ejes que se proponen este año para la celebración del día del Seminario: la vocación, la Eucaristía y María. Los destinatarios son todos los creyentes, hombres y mujeres seguidores de Jesucristo, que empeñan su vida en el servicio por el Reino.

1. “Ve, pues; yo te envío…” (Éx 3,1-15)

AMBIENTACIÓN

El libro del Éxodo relata la intervención de Dios en la historia de Israel. Para desencadenar su proyecto salvador, sacó del pastoreo a Moisés. Hoy continúa llamando a personas que, con valentía y generosidad, quieran hacer de su vida un servicio a los demás.

Nos preparamos para escuchar la Palabra de Dios y descubrir sus implicaciones en nuestra vida. Lo hacemos con un momento de silencio, una oración o un canto apropiado.

Lectura atenta del texto (lectio)

Moisés se encuentra personalmente con Dios, quien le llama para ofrecerle un proyecto de vida, una misión en colaboración con el designio salvador divino. La respuesta de Moisés pone en marcha el drama de la liberación del pueblo de Israel, esclavo en Egipto. Dios permanecerá siempre atento, porque nunca se desentiende de la misión ni del misionero.

1.- Lectura atenta del texto (Éx 3,1-15).

2.- Silencio: leemos de nuevo el pasaje, consultamos las notas de nuestra Biblia y reflexionamos sobre las siguientes preguntas tratando de descubrir qué dice el texto:

— En la cotidianeidad de su existencia, Moisés descubre a Dios, y Dios le sale al encuentro. Fíjate cómo se revela Dios. Observa cómo Moisés pasa del ver al oír y luego al diálogo .

— En ese diálogo, Dios constata la opresión del pueblo y manifiesta su voluntad liberadora. No te será difícil descubrir en el texto los tres verbos que utiliza Dios para expresar la situación del pueblo y los otros tres que señalan su decisión salvadora.

— Dios elige a Moisés como intermediario para rescatar a su pueblo. De acuerdo con el esquema de llamada profética, Moisés se resiste. En el relato, tanto las objeciones del profeta como las respuestas de Dios toman forma de diálogo. Compruébalo en Éx 3,11-16. ¿Cuáles son las objeciones de Moisés frente a la misión? ¿Y la respuesta de Dios a cada una de ellas?

— En este contexto de vocación, ¿qué significa el nombre de Dios revelado en Éx 3,14?

— ¿Cuáles son los rasgos de Dios que más resaltan en este pasaje?

Nos dejamos interpelar por la Palabra (Meditatio)

El Éxodo no es sólo un acontecimiento del pasado: muchos hombres y mujeres de nuestro mundo gritan a Dios. Él continúa conmoviéndose ante el clamor de su pueblo. Sigue llamando y esperando que nuevos Moisés se adhieran a su proyecto salvador.

— ¿Crees que Dios se sigue conmoviendo ante el clamor de su pueblo? ¿Qué dirías a los que afirman que Dios se ha vuelto sordo y mudo y no atiende los gemidos de los que sufren?

— ¿Oyes tú ese clamor? ¿Cuáles son tus excusas y tus miedos ante la llamada del Señor?

— ¿Eres capaz de reconocer los signos que Dios pone en tu vida y que manifiestan que él está incondicionalmente a tu lado?

La Palabra nos pide una respuesta (Oratio)

Nuestra vida se ha visto reflejada en la llamada de Dios a Moisés. Como el profeta, deseamos responder, pero encontramos dudas y temores; oímos el clamor de los oprimidos pero no nos sentimos totalmente liberados… Transformemos nuestra reflexión en oración de petición, de alabanza, de acción de gracias… inspirándonos en las mismas palabras de la Biblia.

Terminamos con una oración o canto final.

 

2. “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,26-38)

AMBIENTACIÓN

Para llevar a cabo su designio salvador, el Dios fiel elige la finitud y la humildad de María. El Hijo de Dios, el Mesías-rey se encarna en una mujer modelo de fe, de disponibilidad a la voluntad de Dios y el mejor ejemplo de quien ha sabido encarnar y vivir el proyecto de Jesús.

Nos preparamos para escuchar la Palabra de Dios y descubrir sus implicaciones en nuestra vida. Lo hacemos con un momento de silencio, una oración o un canto apropiado.

LECTURA ATENTA DEL TEXTO (lectio)

Nos situamos en el marco narrativo del "evangelio de la infancia" del evangelista san Lucas. El centro es Jesús, Mesías-rey, Hijo de Dios, Salvador y Profeta de los últimos tiempos. María es la mujer forjada por la Palabra de Dios. Comprende su vida desde la voluntad del Señor. Trae la salvación a la historia de la humanidad dejando que Dios actúe y comprometiéndose con su proyecto liberador.

1.- Lectura atenta del texto (Lc 1,26-38)

2.- Silencio: leemos de nuevo el pasaje, consultamos las notas de nuestra Biblia y reflexionamos sobre las siguientes preguntas tr atando de descubrir qué dice el texto:

— Según el evangelio de san Lucas, seis meses después del anuncio del nacimiento de Juan Bautista, recibe María el anuncio del nacimiento de Jesús. El solsticio de invierno llega seis meses después del solsticio de verano. ¿Qué relación encuentras entre esta referencia de Lc 1,26 y la de Lc 1,78-79?

— Observa cómo es descrito Jesús, ese sol que nace de lo alto, en Lc 1,32-33. ¿Cuáles son los títulos que le atribuye Lucas?

— El espíritu de Dios, que estaba presente en la creación (Gn 1,2), ocupa un papel relevante ahora, cuando se inicia una nueva y especial intervención de Dios en la historia humana. Fíjate en la importancia del Espíritu en este pasaje. Él también acompañará a Jesús a lo largo de todo su ministerio (puedes leer Lc 4,18).

— María acoge la llegada del mensajero divino y acepta el proyecto de Dios. Pon atención al diálogo que sostiene con el ángel, en su desconcierto inicial y su respuesta final. ¿Cuáles son las actitudes de María que resaltan más en todo el pasaje?

NOS DEJAMOS INTERPELAR POR LA PALABRA (Meditatio)

María inspira nuestra respuesta al Dios que nos ha amado primero, que nos llama primero. Él nos conoce personalmente, por nuestro nombre. Desde el encuentro personal con Dios, la llamada es un don que a la vez infunde respeto: pone ante nuestra vida el desafío de emprender el mismo camino de Cristo.

— ¿Cómo intentas descubrir en tu vida la voluntad de Dios?

— ¿Cómo te ayuda la figura de María a entender mejor lo que significa seguir a Jesús?

LA PALABRA NOS PIDE UNA RESPUESTA (Oratio) 

Dios sale a nuestro encuentro en su Palabra, en la Eucaristía, en la vida de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Tras encargarnos la misión, queda a la espera. Sin duda María se nos ha presentado en esta Palabra como modelo de respuesta. Hacemos unos momentos de silencio para presentarle a Dios nuestra oración. Le contamos lo que estamos sintiendo: nuestra ilusión, esperanza, miedo… Nos abrimos a Él en confianza, acción de gracias, ofrecimiento, súplica, aceptación…

Terminamos con una oración (puede ser el Magníficat, en Lc 1,47-55) o un canto final.

 

3. “Os he dado ejemplo para que hagáis
lo que yo he hecho con vosotros” (Jn 13,1-17)

AMBIENTACIÓN

Según el cuarto evangelista, antes de pasar de este mundo al Padre, Jesús cena con sus discípulos y realiza un gesto simbólico: el lavatorio de los pies. Sin perder el señorío que le otorga su filiación divina, el Señor se presenta como el que sirve. Ésta es la esencia de la Eucaristía. Su celebración no puede reducirse a un mero acto de culto, antes bien, encuentra todo su sentido en la práctica de un amor como el de Jesús.

Nos preparamos para escuchar la Palabra de Dios y descubrir sus implicaciones en nuestra vida. Lo hacemos con un momento de silencio, una oración o un canto apropiado.

LECTURA ATENTA DEL TEXTO (Lectio)

El cuarto evangelio omite el relato de la institución de la Eucaristía y lo sustituye por el del lavatorio de los pies. Ambos expresan las motivaciones más profundas de la vida de Jesús y el sentido de su muerte como donación suprema. A la vez fundamenta la comunidad de sus discípulos sobre el servicio y el amor hasta el extremo.

1.- Lectura atenta del texto (Jn 13,1-17).

2.- Silencio: leemos de nuevo el pasaje, consultamos las notas de nuestra Biblia y reflexionamos sobre las siguientes preguntas tratando de descubrir qué dice el texto:

— Los primeros versículos (Jn 13,1-3) ofrecen el marco apropiado para leer todo el Libro de la Pasión y de la Gloria. Fíjate en la fiesta judía que se aproxima; en la presencia de la “hora” como momento de la glorificación de Jesús (Jn 12,23.32); en el relieve que empieza a adquirir el "amor sin reservas". Observa cómo el evangelista recuerda la profunda relación que une al Hijo con el Padre (Jn 13,3).

— El pasaje se compone de dos momentos: un gesto y la interpretación de Jesús:

Gesto:

— Jesús comienza a lavar los pies de los discípulos, algo escandaloso para quienes lo contemplan, porque implicaba inferioridad y era propio de esclavos o sirvientes. Observa el contraste: Jesús es el Hijo del Padre, el Maestro y el Señor (Jn 13,13), y aún así se pone a lavar los pies.

— Pedro no puede tolerar que Jesús le sirva, pero el gesto tiene un sentido que él ignora y que sólo comprenderá “después”. ¿A qué tiempo posterior se refiere el evangelista?

Interpretación:

— El servicio al que están invitados los discípulos carece de afán de superioridad sobre los otros; se sitúa a la altura de quien es servido, desde la condición de "hermanos", con la posibilidad incluso de llegar hasta la entrega de la propia vida. Comprueba la relación que existe entre el lavatorio de los pies y la muerte de Jesús en la cruz.

— Igual que el Hijo realiza lo que ha visto hacer al Padre (Jn 5,19), los discípulos deben hacer lo que han contemplado en Jesús. En este sentido, observa la relación que existe entre este “ejemplo” que deben seguir los discípulos y el "haced esto en memoria mía" que pide en la institución de la Eucaristía (Lc 15,19).

— El pasaje termina con una bienaventuranza (Jn 13,17) que es una exhortación a poner en práctica el mensaje de Jesús. Aunque está centrada en el “hacer”, comprueba que el texto aparece enmarcado por verbos que denotan una comprensión más profunda (“comprendéis”, “sabiendo”): el “hacer” del discípulo, como el de Jesús, debe brotar de una fe profunda.

NOS DEJAMOS INTERPELAR POR LA PALABRA (Meditatio)

El gesto de Jesús no puede dejarnos indiferentes. Si toda su vida fue una entrega constante y un acto de servicio por amor, sus seguidores no podemos quedar impasibles. Estamos llamados a arrodillarnos y lavar los pies de quienes caminan con nosotros.

— ¿Crees que el lavatorio de los pies tiene algo que ver con la celebración de la Eucaristía? Razona tu respuesta.

— ¿Qué relación tienen las Eucaristías con mi vida de cada día?

— Desde esta reflexión de la Palabra de Dios, ¿Me siento llamado a vivir de modo distinto la celebración de la Eucaristía? ¿Por dónde puedo empezar?

LA PALABRA NOS PIDE UNA RESPUESTA (Oratio)

La reflexión de la Palabra de Dios ha suscitado en nosotros preguntas, certezas y anhelos. Somos conscientes de que, en ocasiones, no vivimos lo que celebramos. En unos momentos de silencio presentamos al Señor todo lo que su Palabra ha generado en nosotros; le damos gracias por su entrega desinteresada y le pedimos su Espíritu para llevar adelante en nuestra vida el proyecto del Padre.

Terminamos con una oración comunitaria o canto final.